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Las víctimas y la paz

Es errado pensar que la implementación del acuerdo de paz es un asunto solo entre el Gobierno y las Farc.

Alan Jara, Alan Jara
10 de abril de 2017

Aunque las noticias que por lo general llaman la atención de los medios de comunicación son las que tienen relación con la desmovilización y el desarme de los miembros del grupo guerrillero, las transformaciones que traerá el acuerdo, y que ya se están produciendo, son mucho más profundas y tendrán un enorme impacto positivo en las comunidades más afectadas por el conflicto.

Las víctimas, que estuvieron en el centro de la negociación, están ahora en el centro de la implementación.

Para comenzar, la base sobre la que está sustentada la Jurisdicción Especial para la Paz, parte esencial del acuerdo, es la verdad, lo primero que reclaman las víctimas.

Quienes quieran beneficiarse de las penas alternativas que impondrá está jurisdicción, tendrán que cumplir con la condición de contar toda la verdad. Y las organizaciones de víctimas y de defensores de derechos humanos podrán presentar ante ella todas las evidencias con las que cuentan, para que los responsables de crímenes de lesa humanidad no queden en la impunidad.

La Comisión de la Verdad y la Unidad para la Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas contribuirán además a construir la verdad histórica que el país necesita conocer y a que quienes durante años han esperado respuesta sobre el paradero de sus seres queridos, finalmente la obtengan.

Pero las víctimas no están presentes solo en el punto quinto del acuerdo, que está dedicado a ellas. En todos los demás, en especial los de tierras, sustitución de cultivos ilícitos y participación política, hay elementos con un gran efecto reparador.

Los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), en los que las comunidades podrán decidir cómo invertir los recursos para su desarrollo, contarán con la participación de las víctimas y contribuirán a que se hagan realidad los planes de reparación colectiva que ya se han acordado con decenas de grupos y organizaciones afectadas por la violencia en diferentes lugares del país.

El Fondo Nacional de Tierras, que contará con 3 millones de hectáreas para garantizar el acceso a la tierra de los campesinos que carecen de ella, deberá priorizar entre sus beneficiarios a los campesinos víctimas, y la restitución de tierras se fortalecerá con programas para mejorar la calidad de vida de quienes retornen al campo.

En 2011, el país tomó la decisión valiente de reparar a las víctimas aún en medio de la confrontación armada. Con el fin del conflicto, vamos a poder avanzar de manera aún más efectiva en ese camino.

Reparar a las víctimas es construir paz.

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