Aunque dormir mal puede provocar problemas de salud, las pesadillas pueden tener su lado benéfico. | Foto: archivo SEMANA.

PSICOLOGÍA

El lado bueno de las pesadillas

Sí. Los malos sueños aterran y tienen efectos negativos para la salud. Entre ellos el insomnio, el miedo y la ansiedad. Pero un grupo de científicos asegura que también pueden tener beneficios. ¿Cuáles son?

25 de mayo de 2018

Durante años, científicos de todo el mundo se han dedicado a estudiar el origen y los efectos de los sueños. Aunque aún es un campo en el que hay mucho por explorar, lo que sí ha sido evidente es que un mal sueño puede causar verdaderos problemas de salud. Entre ellos insomnio, miedo y ansiedad.

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Un estudio reciente, elaborado por el Laboratorio de Sueños y Pesadillas de la Universidad de Montreal en Canadá, reitera esta teoría.  Según Michael Nadorff, psicólogo y autor del estudio, la pérdida de sueño masivo por pesadillas puede causar toda una gama de problemas de salud mental y física, entre las que se incluyen la depresión y las enfermedades cardiacas. Incluso también puede estar vinculado con pensamientos e intentos suicidas.

Sin embargo, aunque muchos sufren de estos efectos, los investigadores han hecho un descubrimiento sorprendente: las pesadillas no siempre son malas. De hecho, ayudan a las a personas a liberar el estrés y  pueden llegar a ser útiles para que una persona enfrente y aprenda a manejar sus traumas y fobias. Según Nadorff, estas actuarían como una especie de ‘terapia de exposición’ incorporada, que alerta sobre los problemas de depresión y otros trastornos de salud mental relacionados con el suicidio.  

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Por ejemplo, explica el experto a la revista TIME, si alguien está aterrorizado por los perros, la terapia de exposición en la vida normal implicaría pasar tiempo en una habitación con un consejero y un perrito para controlar esa fobia. “De la misma manera, las pesadillas, especialmente las que siguen a un evento perturbador, pueden permitir que el cerebro de una persona reviva el evento y lo supere”,  asegura Nadorff.

“Desde la época de Freud, sabemos que nuestras preocupaciones actuales se reflejan en nuestros sueños”, dice Nielsen. Grabar y resolver los malos sueños con un terapeuta puede revelar las conexiones emocionales de una pesadilla con la vida diaria. De hecho, según  el investigador, las pesadillas son consideradas hoy en día como una de las primeras opciones para tratar fobias y algunas afecciones relacionadas con el estrés postraumático.

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Hablar de ellas e identificar su origen ayudaría al soñador a mejorar algunas de sus ansiedades diurnas e incluso a prevenir acciones más fatales como el suicidio. La investigación sugiere, entonces, que las pesadillas no son simplemente un efecto secundario de afecciones como la depresión o la ansiedad, sino que en muchos casos es el mejor recurso para tratarlas.