Contrario a lo que ha sucedido históricamente con otros miembros de la familia real británica, el rey Carlos III quiso ser sincero con los ciudadanos del Reino Unido y hablar de frente sobre su situación de salud.
Este lunes, el Palacio de Buckingham anunció que “durante la reciente estancia en el hospital del rey para un procedimiento benigno de agrandamiento de próstata, se encontró algo que despertó preocupación. Tras las pruebas de diagnóstico pertinentes se ha identificado una forma de cáncer”, indicó a través de un comunicado oficial.
Carlos III ha “optado por compartir su diagnóstico para evitar especulaciones, y con la esperanza de ayudar al público a comprender a los afectados por el cáncer en todo el mundo”, agregó el palacio.
Pero, la transparencia con los detalles de salud del monarca supone una clara ruptura con el pasado de su familia, en la que el cáncer ha estado al acecho desde hace más de un siglo.
Por ejemplo, en el caso de su madre, la reina Isabel II, fallecida en septiembre de 2022, con 96 años, aunque inicialmente se dijo que la causa de muerte fue la vejez, un biógrafo real afirmó el año pasado que en realidad la reina tenía cáncer de médula ósea, lo que se mantuvo en total hermetismo por parte de la monarquía y nunca fue confirmado ni desmentido.
Antes de ella, la historia la escribió su padre, el rey Jorge VI, conocido por ser un gran fumador. Ese exceso llevó precisamente a que le extirparan un pulmón en septiembre de 1951, sin que se hiciera público.
Sin embargo, nunca se recuperó, murió en febrero de 1952 y con el tiempo se reveló que tenía cáncer de pulmón.
Aunque ya no hace parte directamente de la casa real, otra de las integrantes de la familia que ha afrontado un cáncer es Sarah Ferguson, de 64 años, que estuvo casada hasta 1996 con el príncipe Andrés, el hermano menor de Carlos III. La duquesa de York ya fue tratada de cáncer de mama en junio del año pasado y ahora le han diagnosticado un melanoma maligno después de que le extirparan varios lunares.
Lo que preocupa a los británicos es que los problemas de salud del rey Carlos III reviven los temores de una abdicación. Un tema que adquirió relevancia en los últimos días luego de que se conociera el paso a un costado que dio, a mediados de enero, la reina Margarita II de Dinamarca, que cedió la corona a su hijo Federico precisamente por motivos de salud.
A ello se une que el hijo mayor de Carlos, el príncipe William, de 41 años, es mucho más popular que él. Una reciente encuesta reveló que es el más popular entre los miembros de la familia real, con un 68 por ciento de opiniones favorables.
Cifras de ese mismo sondeo, de la firma YouGov, reveló que su tía, la princesa Ana, cuenta con un 67 por ciento de aprobación, mientras que su esposa, Kate Middleton tiene una favorabilidad que llega al 63 por ciento. El rey, por su parte, aparece en esa encuesta en la sexta posición, con un 51 por ciento.
Carlos III, que se convirtió en rey tras la muerte de Isabel II, el 8 de septiembre de 2022, ha gozado en general de buena salud, salvo lesiones en los deportes que practica, como polo y esquí.
El monarca salió el pasado 29 de enero del hospital en el que fue operado de hipertrofia “benigna” de próstata.
Carlos III abandonó la clínica tres horas después de su nuera Kete, que había sido ingresada trece días en el mismo centro para someterse a una misteriosa cirugía “abdominal”, aunque la prensa británica descartó que sea un cáncer.