El próximo domingo 23 de julio, España muy probablemente dará un giro a la derecha. La Madre Patria se sintoniza con los cambios que vive América Latina, en donde varios países, desencantados por las promesas incumplidas de la izquierda, están apuntándole a esa dirección. Tras las votaciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de este año, el PP (Partido Popular) de derecha logró una importante victoria frente al partido de Gobierno, y alcanzó el triunfo en gran parte de las regiones. Ello obligó al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a adelantar las elecciones generales.
Desde la muerte del dictador Francisco Franco, hace medio siglo, no se veía un proceso así. Una situación que confirmaría “un proceso continuo y paulatino de normalización de la extrema derecha a nivel europeo”, dijo el historiador Steven Forti, profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). De ahí que haya mucho en juego tanto para Sánchez, en el poder desde 2018 y al frente de una coalición minoritaria con el partido de izquierda radical Podemos desde 2020, como para la izquierda europea.
“Es evidente que existe un movimiento de fondo [en Europa] y España es un dique de contención muy importante a esa corriente regresiva y reaccionaria”, señaló al diario La Vanguardia en junio la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en referencia a una posible coalición de gobierno entre la derecha y la extrema derecha.
Desde las municipales, el triunfo del Partido Popular (PP, conservadores) de Alberto Núñez Feijóo en las elecciones del 23 de julio parece inevitable. La única duda es si tendrá necesidad de aliarse con Vox, un partido ultranacionalista y ultraconservador nacido en 2013 de una escisión en el PP, para alcanzar la mayoría absoluta de 176 diputados necesaria para formar gobierno.
La dinámica de la derecha se vio frenada cuando el PP tuvo que negociar con Vox pactos de gobierno en algunas regiones conquistadas a la izquierda. Como esperaba Sánchez, el PP y su líder no salieron indemnes de estas negociaciones, con el rechazo de Vox a hablar de “violencia de género” o su negación del cambio climático. Unas posiciones extremas que no son las del PP, pero que le han permitido a Sánchez hacer campaña llamando a no votar por los conservadores porque eso significaría llevar a Vox al gobierno y causar retrocesos sociales.
Su objetivo es doble: disuadir al elector centrista de votar por el PP y movilizar al medio millón de votantes de izquierda que se quedó en casa el 28 de mayo. Pero las escasas esperanzas de Sánchez de una “remontada” se vieron frustradas tras su pobre actuación frente a Feijóo en el único debate televisado entre ambos del 10 de julio, que provocó un repunte del PP en los sondeos. Sánchez hace gala de su balance económico, que en el contexto europeo es bastante positivo, con una España que creció un 5,5 % en 2022 y se convirtió en junio en la primera gran economía de la UE, donde la inflación cayó por debajo del 2 % (al 1,9 %). El problema para él es que la percepción de los españoles sobre la propia situación económica sigue siendo muy negativa.
El líder socialista también multiplicó las entrevistas en programas de gran audiencia que solía ignorar. “Sánchez reconoce que se ha equivocado al no acudir a medios de comunicación que consideraba hostiles”, resumió la politóloga Cristina Monge. Pero quizá sea tarde para Sánchez, que cuenta con una imagen muy negativa más allá de la izquierda, deteriorada además por los efectos devastadores de leyes abanderadas por Podemos.
Esto ha facilitado la campaña del PP, que popularizó la consigna “derogar al sanchismo”. En palabras de Núñez Feijóo, eso significa abolir “todas aquellas leyes que están inspiradas en las minorías y que atentan contra las mayorías”. Podemos, en caída libre electoral, se resignó a ser absorbido por una nueva coalición de izquierda radical, Sumar, dirigida por la ministra del Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, con quienes los socialistas buscan formar una nueva coalición de gobierno. Una hipótesis poco probable vistas las encuestas, aunque Sumar pelea el tercer lugar con Vox.
También puede influir en el resultado la fecha de los comicios, en pleno verano, con millones de españoles de vacaciones que, de querer votar, tendrán que hacerlo por correo. Los expertos ven cada vez menos improbable un escenario, ya vivido hace unos años, de un Parlamento sin una mayoría de gobierno viable, lo cual desembocaría en una repetición electoral en los meses siguientes.
Para el expresidente Iván Duque, la victoria del PP se da porque muchos gobiernos de izquierda que “prometieron muchos beneficios rápidos no fueron capaces de brindárselos”. Las personas prefieren gobiernos “menos preocupados por la popularidad y las narrativas y más por resolver problemas reales” con una mejor capacidad de ejecución, asegura el exmandatario colombiano.
Los partidos que le siguen son el movimiento socialista Sumar, encabezado por Yolanda Díaz, y el partido VOX, de la ultraderecha, liderado por Santiago Abascal. Sumar reúne un gran número de partidos de izquierda y la encuesta de La Sexta los posiciona como la tercera fuerza política, con el 14,5 %. Mientras que el partido de Abascal continúa creciendo y disputa con Sumar el podio, con el 14,4 %. Una eventual victoria del PP abre las puertas a un posible acercamiento con el partido VOX para gobernar, y en esa circunstancia la derecha tendría la mayoría. La alianza Sumar no descarta una negociación con el presidente actual.
El Ministerio de la Igualdad ha sido un tema central de controversia durante la campaña. El candidato Núñez Feijóo quiere erradicar tal ministerio y considera que es necesario “un ajuste muy importante en el gasto político” dado que “sobran” algunos de los que funcionan actualmente, entre ellos, el de la Igualdad. Mientras que Pedro Sánchez lucha por mantenerlo e, incluso, considera que la encargada de ese ministerio puede ser la líder de Sumar.
La vuelta de la derecha al poder en España parece ser una realidad. El PP se mostró dominante en las elecciones municipales y autonómicas, de la mano de una fuerza surgente de ultraderecha como lo es el partido VOX. Mientras, la izquierda encabezada por el PSOE no parece encontrar soluciones ante el descontento que dejó el Gobierno de Sánchez. Sumar conformó una gran alianza, con el objetivo de atraer a todos los votantes de izquierda, pero su esfuerzo no parece haber producido el efecto esperado y las encuestas lo ubican muy cerca del partido VOX. Todo parece estar cantado.
América Latina se cansa de la izquierda: estos son los países de la región que vislumbran un giro a la derecha
América Latina vive un momento de efervescencia electoral sin precedentes. Casi todo el continente está en período de elecciones. Argentina se debate entre la derecha de Javier Milei y los candidatos del Partido Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich y Rodríguez Larreta. En el caso de Perú, las elecciones llegaron por la crisis tras el autogolpe de Pedro Castillo.
Paraguay asistió a los comicios en unas elecciones marcadas por la victoria del oficialismo. Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, le arrebató el Estado de México al PRI, partido de oposición. Ecuador irá a las urnas como consecuencia de la “muerte cruzada” que declaró el presidente Lasso. Chile conocerá el nuevo texto constitucional y votará su aprobación.
Actualmente 12 de los 20 países latinoamericanos son de izquierda, pero los resultados de esta nueva ola rosada no parecen haber cumplido con las expectativas de los electores. Para la Cepal, el crecimiento económico de América Latina y el Caribe en el año 2023 será de tan solo 1,2 %, consecuencia de una gran desigualdad, la debilidad de las instituciones, gobiernos cuestionados y un panorama internacional adverso. Ello representa una desaceleración en comparación con el año 2022 cuando la economía de los países latinoamericanos creció 3,7 %, según ese organismo.
Los gobiernos latinoamericanos no pasan por sus mejores días y esto se ha visto reflejado en las encuestas. Según la consultora Edelman del año 2023, tan solo 37 % de los latinoamericanos confían en el gobierno de su país, mientras que la confianza en los presidentes se sitúa en un 26 %.
El panorama en casi todos estos países es muy similar: la gente, cansada de las promesas incumplidas de la izquierda, está abriéndole la puerta a un giro total. La oposición toma fuerza y promete recuperar terreno frente a una izquierda que se ha mostrado dominante en los últimos años. A pesar de que la izquierda hoy domina gran parte del mapa político, no se han logrado concretar sus reformas. Esto se debe a que las alianzas políticas formadas se han diluido durante sus mandatos y se ha dificultado la implementación de los proyectos prometidos en campaña. Una revisión país por país así lo demuestra.
El 30 de abril se llevaron a cabo las elecciones en Paraguay, en donde salió victorioso el candidato conservador Santiago Peña, en representación del Partido Colorado, con 42,7 % de los votos. Además, este partido dominó en las votaciones de Senado, Cámara de Diputados y en 15 de las 17 gobernaciones. Para el expresidente Iván Duque, “Paraguay se ha mantenido en la centroderecha y esperamos que en otras elecciones también sea así”.
En México la historia es un poco distinta. El 4 de junio se cumplieron las elecciones del Estado de México y Coahuila. El gran ganador fue el partido Morena, encabezado por AMLO, que le arrebató al PRI –partido de oposición– el Estado de México. Esto podría considerarse como el inicio de la campaña presidencial 2024 y sería una buena señal para el partido de gobierno de cara a las elecciones.
El pasado 7 de mayo, Chile votó por el Consejo Constitucional. Este fue conformado en su mayoría por el partido de José Antonio Kast, de ultraderecha, y por la derecha en general. El texto final de la nueva Constitución chilena, redactado por mayorías de derecha, será votado por plebiscito el próximo 17 de diciembre. Sin duda, esto constituye uno de los golpes más duros al Gobierno de izquierda del presidente Gabriel Boric.
Ecuador tendrá que votar elecciones presidenciales extraordinarias y elegir a 137 representantes para el Legislativo. Las votaciones se llevarán a cabo el 20 de agosto y, de ser necesario, se celebrará una segunda vuelta el 15 de octubre. La votación se da luego de que Guillermo Lasso, actual presidente, emitiera la “muerte cruzada”, figura que desmantela al Congreso y le permite al Ejecutivo gobernar durante seis meses por decreto. Esta decisión presidencial fue tomada luego de que se diera inicio al juicio en su contra por blanqueo de activos.
En consecuencia, era necesario convocar a elecciones tanto presidenciales como de Congreso para terminar el período faltante de ambos hasta el 2025. Pedro Pablo Kuczynski, expresidente de Perú, más conocido como PPK, considera que el caso de Ecuador “es una excepción que salió bien (para el presidente) y no sabemos lo que va a pasar en 2025 cuando haya otras elecciones”. Lo que sí afirma el expresidente es que Latinoamérica está atascada y no parece avanzar en un sentido claro.
Hay ocho nombres para la contienda electoral y parece que el correísmo volverá al poder. La encuesta de la empresa Estrategas para Prensa Libre sitúa a la candidata de Rafael Correa, Luisa González, como líder con 27,95 % de intención de voto, seguida por el vicepresidente de Lenin Moreno, Otto Sonnenholzner (9,90 %) y Yaku Pérez (8, 84 %).
Guatemala volverá a las urnas el 20 de agosto, luego de las votaciones generales del 25 de junio. Las elecciones no han dado garantías a los competidores y han sido criticadas por la exclusión de tres candidatos, censura a la prensa y denuncias por compra de votos.
Thelma Cabrera, candidata de izquierda, fue excluida por no demostrar que no tenía cuentas pendientes con el Estado. Roberto Arzú fue apartado por realizar su campaña de manera anticipada, aunque otros también lo hicieron, y Carlos Pineda fue expulsado de la competencia por no presentar los informes económicos en la Asamblea Nacional.
El caso más llamativo ha sido el del empresario Pineda, quien fue excluido luego de quedar de primero en una encuesta de intención de voto, lo que hace aún más dudosa una campaña electoral llena de inconsistencias. Los resultados del 25 de junio en Guatemala arrojaron a Sandra Torres, candidata conservadora, como ganadora, con el 15,7 %, lo cual no fue sorpresivo. En cambio sí fue inesperado el resultado del candidato de izquierda Bernardo Arévalo, quien con el 11,8 % de los votos disputará la segunda vuelta sin haber sido un candidato bien posicionado en las encuestas.
El expresidente Duque considera que “más que ser un voto de izquierda, es un voto que se identificó con un discurso anticorrupción”. La mayor sorpresa en la contienda guatemalteca fue la victoria del voto nulo, que superó la votación de los dos candidatos, con el 17,4 %, y el alto índice de abstención, del 40 %.
Esto demuestra que más que una contienda electoral convencional, los electores salieron a mostrar su descontento contra el Gobierno y los candidatos, además del polémico proceso electoral. Los argentinos asistirán a las urnas tres veces en este año: el 13 de agosto, en las elecciones PASO, en las que se decidirán los candidatos presidenciales para la primera vuelta; el 22 de octubre para la primera vuelta, y todo se definirá el 19 de noviembre, de ser necesario, en segunda vuelta.
Las malas gestiones del país gaucho han llevado a una crisis económica con una inflación que supera el 100 %, además de problemas graves de seguridad y corrupción. Esto es terreno fértil para que la oposición retome el poder después del paso fugaz del presidente de derecha Macri por el poder. Son cuatro los candidatos que parecen tener las mayores probabilidades de ganar las elecciones.
El candidato que más revuelo ha causado es Javier Milei. Él se postulará como independiente, en nombre de su partido, La Libertad Avanza, y respaldado por ideas de ultraderecha y en contra de la política tradicional. La principal propuesta del economista ha sido la dolarización de la economía argentina. Necesitará de buenos resultados en las elecciones PASO para continuar su camino a la presidencia. De momento, la encuestadora Opinaia ubica su movimiento como el tercero en intención de voto, con el 21 %.
Sin embargo, fuentes consultadas por SEMANA cuestionan que Milei y su propuesta de dolarización sean la solución a la crisis económica que atraviesa el país gaucho. Hilda González, quien fue senadora y diputada argentina, asegura que “Milei no puede ganar en Argentina, porque le sería imposible gobernar”. Además de tener un discurso llamativo, “hay que tener mayorías parlamentarias, y Milei no tiene características de negociador para buscar acuerdos”. Además, “es muy difícil gobernar si no se tienen mayorías parlamentarias” y si no se crean consensos sobre las políticas de Estado más urgentes e importantes. Este es el desafío más significativo que deberán afrontar todos los candidatos, pero en especial los independientes, asegura la senadora.
El expresidente Ernesto Samper piensa que Milei “expresa la vigencia en nuestros países de unos actores políticos que hacen política sin ninguna responsabilidad”. Pero afirma que “los partidos políticos viven una crisis” ya que la gente no cree en ellos y se está configurando “una forma peligrosa de hacer política”. Sin embargo, para PPK el mayor problema de Argentina no es la inflación, es “el gasto social fiscal no financiado. Pueden hacer toda la dolarización que quieran, pero eso no va a solucionar el problema”.
Juntos por el Cambio (JxC) tiene dos candidatos con altas chances de llegar al poder: el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Rodríguez Larreta, y la ex ministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich. Se espera que JxC supere sin dificultades las PASO, pero la disputa interna entre estos dos candidatos promete ser reñida. De momento, Opinaia los ve como líderes con el 29 % de los votos.
Unión por la Patria (UP), postuló al actual ministro de Economía, Sergio Massa, como el precandidato presidencial que competirá con Juan Grabois en las PASO. El partido del kirchnerismo atraviesa una crisis interna y parece haberse quedado sin ideas. Sin embargo, tampoco se espera que la UP tenga problemas para participar en la primera vuelta presidencial. Opinaia lo ubica en el segundo lugar, con el 22 %.
Con un gobierno kirchnerista que parece descomponerse, una centro-derecha surgiendo con fuerza y un candidato de extrema derecha disruptivo, como lo es Javier Milei, la derecha parece tomar el liderato y será difícil quitarle el poder de las manos. Como lo asegura el exmandatario Kuczynski, “no hay ninguna duda” de que, en el caso de Argentina, habrá un giro hacia el centro o la derecha. Un creciente fenómeno en la política latinoamericana ha sido dejar de lado las derechas y las izquierdas. Las personas del común se han inclinado a juzgar a los políticos por “su gestión más que por sus posturas ideológicas”.
Los electores se han dado cuenta de que ninguno de los dos bandos ha dado solución a sus problemas, afirma la exsenadora. Para el expresidente Samper, “es verdad que los resultados de un gobierno pueden influir para que la gente vote por una alternativa”, pero afirma que esto ocurre cuando se pasa de gobiernos conservadores a progresistas, especialmente, en la parte social.
El péndulo político no parece aún definido. La derecha tendrá la posibilidad de aprovechar los errores de la izquierda para realizar movimientos estratégicos y mover sus fichas en el ajedrez para recuperar territorio. Mientras tanto, la izquierda deberá crear consensos para apaciguar el descontento general. Lo cierto es que aún no se vislumbra un claro jaque mate por ninguno de los bandos políticos y permanece en el aire la misma pregunta: ¿hacia dónde se dirige la región?
En contraste con el complicado panorama que pasan los gobiernos de izquierda en la región, está el caso del Gobierno de El Salvador de Nayib Bukele, que es el más popular del contiente y optará por la reelección en 2024.