Aunque la economía ha logrado esquivar una recesión, aún se encuentra en una posición precaria. Antes de que comenzara el año, la mayoría anticipaba, en el mejor de los casos, un crecimiento lento y, en el peor, una recesión, sin embargo, la realidad sorprendió, ya que Estados Unidos ha mantenido un ritmo anualizado de crecimiento de aproximadamente el 2%, incluso en medio de la disminución de la inflación. Aunque se ha evitado el escenario más pesimista, la economía aún enfrenta desafíos y riesgos que requieren atención y cautela.
Un elemento claramente positivo para la economía en 2024 es que la inflación será menos preocupante. Ya ha disminuido de un 7% interanual a mediados de 2022, alrededor del 3%. Por otro lado, el debilitamiento de los alquileres de viviendas ya está afectando las lecturas de inflación y se espera que continúe hasta 2024. La demanda más débil de bienes, combinada con cadenas de suministro estables, ejercerá presión sobre los precios minoristas.
Además, la flexibilización del mercado laboral conducirá a aumentos salariales más lentos. Así, para finales de 2024, la inflación será más moderada, aunque no alcanzará el objetivo del 2%. Este escenario, junto con un crecimiento más lento, allanará el camino para posibles recortes de tasas por parte de la Reserva Federal, posiblemente a mediados de 2024.
La cuestión clave para el próximo año es sobre cómo estas tendencias afectarán las elecciones presidenciales. A pesar de los esfuerzos de la administración de Biden por resaltar logros como evitar una recesión y controlar la inflación, menos de cuatro de cada diez adultos aprueban su manejo económico.
Aunque la inflación ya no aumenta rápidamente, sigue siendo un 20% más alta desde que asumió el cargo en enero de 2021, lo que representa el aumento más pronunciado desde la presidencia de Jimmy Carter en los años 1970, un precedente inquietante.
No todo está perdido para Biden. Mientras la inflación siga retrocediendo, puede haber tiempo suficiente para que cambien las percepciones de los votantes. Las puntuaciones de la confianza del consumidor, medidas por encuestas, han aumentado desde mediados de 2022, aunque siguen siendo bajas en comparación con los estándares históricos. Si el consenso es correcto esta vez y Estados Unidos evita una recesión, Biden tendrá un contexto económico propicio de cara a las elecciones de noviembre. Pero los riesgos a la baja para el crecimiento van en contra de ese escenario: la economía puede terminar siendo más un obstáculo que una ayuda en su intento de reelección.
*Con información de The Economist.