El embajador sirio ante la ONU anunció este jueves que su Gobierno permitirá el paso de la ayuda humanitaria por el puesto fronterizo de Bab al-Hawa, la principal puerta de entrada al noroeste del país, cerrada desde la expiración del mandato de la ONU, el lunes.
Damasco “ha tomado la decisión soberana de permitir que las Naciones Unidas y sus agencias especializadas utilicen el punto de cruce de Bab al-Hawa para entregar ayuda humanitaria a los civiles necesitados en el noroeste de Siria, en medio de la cooperación y coordinación con el Gobierno sirio para un período de seis meses, a partir del 13 de julio”, dijo Bassam Sabbagh a la prensa.
El anuncio se da luego de que Rusia vetara el martes en el Consejo de Seguridad de la ONU la prolongación de la apertura de este paso fronterizo con Turquía, por donde llega ayuda humanitaria para millones de habitantes de zonas rebeldes en Siria, y que había expirado el lunes.
Los 15 miembros del Consejo intentaban, desde hacía días, llegar a un acuerdo para extender el mecanismo que funcionaba desde 2014.
Ante las necesidades acuciantes, que se agravaron con los terremotos de febrero, la ONU, personal humanitario y una mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad, reclamaban que se prolongara al menos un año más para permitir una mejor organización de la ayuda.
El texto inicial, redactado por Suiza y Brasil, proponía extenderlo otros doce meses.
Pero Rusia interpuso su veto a esta resolución que contó con la abstención de China. El resto de los 13 miembros votaron a favor.
El Consejo también rechazó, por dos votos a favor, tres en contra y 10 abstenciones, el texto paralelo que presentó Rusia, en el que proponía una prolongación de seis meses y denunciaba las sanciones occidentales contra Siria.
“Es un momento triste para este Consejo, salvo para un país”, dijo la embajadora estadounidense Linda Thomas-Greenfield, que calificó el veto de Rusia de “crueldad absoluta”.
“Este calendario habría permitido pasar los duros meses de invierno”, lamentó la embajadora suiza, Pascale Baeriswyl, que dijo estar muy “decepcionada”.
“No dejaremos que este veto ponga fin a nuestros esfuerzos para encontrar una solución”, dijo, antes de agregar que con su homólogo brasileño “van a reanudar el trabajo inmediatamente”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, manifestó su “decepción” por este fracaso y pidió a “todos los miembros del Consejo de Seguridad que redoblen los esfuerzos para que se siga distribuyendo ayuda transfronteriza”, declaró su portavoz Stéphane Dujarric, antes de agregar que la ONU había almacenado ayuda en el interior del país, en previsión de la suspensión.
El embajador ruso, Vassili Nebenzia, acusó a los países de Occidente de “provocación para empujar a Rusia a recurrir a su veto” al estimar que el mecanismo “no tiene en cuenta en absoluto los intereses del pueblo sirio”.
“La ayuda humanitaria debería basarse en las necesidades, no en la política”, dijo por su parte Floriane Borel, de Human Rights Watch, que denunció el “cínico veto” de Rusia.
La ONU “debería explorar inmediatamente medios alternativos para garantizar que los sirios reciban suficientes alimentos, medicamentos y otras ayudas que necesitan desesperadamente, sin tener que suplicar a Rusia o al presidente sirio por un acceso”, dijo Borel.
Ahora, con la nueva decisión de Al-Ássad, parece que, al menos de momento, las preocupaciones expresadas tras aquella dramática votación quedan despejadas.
*Con información de la AFP.