Hace un par de semanas, pude conocer el informe presentado por Antioquia Cómo Vamos sobre la situación actual de la primera infancia del departamento en temas como salud, nutrición, educación, seguridad, entre otros asuntos que me dejaron preocupado.
Por eso, hoy invito a Mónica Ospina, directora de Antioquia Cómo Vamos, y a Medellín Cómo Vamos, para que nos dé una radiografía del informe. Invitados todos a leerla y, ¿por qué no?, a tomar acciones que nos ayuden a mejorar lo que necesita la infancia de Colombia.
Los problemas de la niñez en Colombia son asunto de todos. Los más pequeños requieren de nuestra vocería para garantizar que los tomadores de decisiones los posicionen en el primer renglón de sus prioridades. Las necesidades de nuestros niños no pueden salir, bajo ninguna circunstancia, de la agenda pública.
Meterle la ficha a la primera infancia es justamente la invitación que nos hace el primer informe para la niñez en Antioquia, ‘¿Cómo va la primera infancia en Antioquia?’, realizado por Antioquia Cómo Vamos, con el apoyo de la Fundación Sofía Pérez de Soto, Proantioquia y la Fundación Éxito. Este informe resalta la importancia de apostarle a la atención integral de los niños, la cual se asemeja a un rompecabezas en el que la salud, el cuidado, la educación y la nutrición son las fichas que conforman la imagen de su futuro deseado. Por eso, los planes de desarrollo deben articular los actores que sean necesarios para garantizar que no falte ninguna ficha, pero además que todas las fichas estén articuladas entre sí.
Este informe reveló que los menores de cinco años representan el 7,9 % de la población de Antioquia para el año 2023, pero, según las proyecciones del Dane, a 2035, la primera infancia representará solo el 6,2 % de los habitantes del departamento. Sin embargo, los niños no están igualmente distribuidos en el departamento: mientras en Urabá y Bajo Cauca la primera infancia representa el 13 % de su población, en el suroeste esta población representa solo el 8 %.
Esta distribución tiende a mantenerse en los próximos años, dado que Urabá y Bajo Cauca son, a su vez, las subregiones que presentan las tasas de natalidad más altas, con la agravante de que son las subregiones con mayor porcentaje de población en situación de pobreza monetaria y multidimensional. Esto implica que mientras en Urabá y Bajo Cauca podemos tener cerca de 45 mil y 20 mil niños bajo la línea de pobreza monetaria, y con algún nivel de inseguridad alimentaria, en suroeste no se superan los nueve mil niños en las mismas condiciones.
Las condiciones de pobreza se ven a su vez reflejadas en otros indicadores que afectan la salud de los niños y las niñas. En Urabá, por ejemplo, se registraron 631 casos de desnutrición aguda por cada 100 mil niños menores de cinco años en 2022, mientras en todo Antioquia la tasa fue de 443,2, la más alta en los últimos siete años, que se traduce en 2.050 casos en 2022.
Sin embargo, la situación de la primera infancia en Antioquia, vista en perspectiva durante la última década, muestra avances significativos, principalmente en salud: las muertes por enfermedad diarreica aguda, infección respiratoria aguda y las muertes perinatales se encuentran en porcentajes relativamente bajos, mostrando una tendencia significativa en esta área.
De igual forma, en 2022, se registró la tasa de mortalidad materna más baja en los últimos cinco años para el departamento, lo que muestra una recuperación de los efectos de la pandemia en el cuidado de las gestantes.
Los avances en salud no se observan de igual manera en educación. Aunque la cobertura para niños en transición es relativamente alta, cercana al 80 %, no lo es para los grados jardín y prejardín, es decir, para niños entre tres y cuatro años, que es menor al 10 %. Hay evidencia de que la inserción a una edad temprana al sistema educativo sienta las bases para el tránsito exitoso entre los diferentes niveles educativos, así como en el cierre de brechas en el desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños.
La oferta educativa es el canal más eficiente para crear ambientes seguros para los niños, dado que se crea una red de cuidado y apoyo que puede reducir sustancialmente las violencias hacia los niños. Aunque la mayor parte de los indicadores de homicidios, violencia intrafamiliar y exámenes médico-legales por presunto delito sexual en niños y niñas menores de cinco años se muestran avances después de pandemia, Antioquia supera la tasa nacional en estos mismos indicadores, así como la mayor proporción de nacimientos vivos en madres entre 10 y 14 años, y 15 a 19 años.
Estas cifras nos obligan a hacer un llamado para mejorar la atención de la primera infancia de Antioquia, porque si bien es cierto que hay aún brechas por cerrar o cifras que duelen profundamente, también se evidencian los frutos de los esfuerzos sostenidos en el tiempo en materia de política pública.
Que sea este el momento para que todos los actores asumamos el compromiso de meterle la ficha a la primera infancia en Colombia. Invitamos a los gobiernos locales de subregiones como Urabá y Bajo Cauca, en Antioquia, pero también del resto del país, a que prioricen los recursos y programas potentes y sostenibles para la atención de la primera infancia con todas sus fichas: nutrición, salud, cuidado y educación. Meterle la ficha a la primera infancia es meterle la ficha al futuro del país.
Aquí puede consultar el informe completo ‘¿Cómo va la primera infancia en Antioquia?’. https://www.antioquiacomovamos.org/informe-primera-infancia