El Salvador celebró elecciones presidenciales este domingo 4 de febrero. Todo indica que el actual mandatario, Nayib Bukele, consiguió su reelección, gracias a su enorme popularidad por la política de “mano dura” contra las pandillas.
Bukele llegó al poder en 2019. Desde entonces, dio un vuelco total a su país con métodos que no solo eran inéditos hasta ese momento, sino que convirtió a esta nación centroamericana en un laboratorio exitoso de medidas sociales, las cuales se volvieron un ejemplo para decenas de mandatarios. Al mismo tiempo, sin embargo, estas han despertado fuertes polémicas.
El Salvador había sido sinónimo de conflicto y de la inseguridad de las pandillas, pero, tras su llegada, Bukele les declaró la guerra a esas bandas criminales. Poco a poco, Bukele ha ido eliminando dichas estructuras, encerró en las cárceles a más de 70.000 delincuentes y cercó movimientos delincuenciales. Esto fue fundamental para recuperar la confianza ciudadana y disparar su popularidad.
En medio de tal proceso, Bukele considera que su paso por la presidencia aún está incompleto y que necesita otro periodo en el Gobierno. Por eso, en medio de una polémica reforma constitucional que la oposición aún declara como ilegal porque la carta magna del país lo prohíbe, se permitió su participación en los comicios tras un cambio de interpretación de la norma por parte de magistrados aliados.
Precisamente este domingo, Bukele habría sido reelegido para gobernar El Salvador por otro periodo de cinco años (él se declaró ganador a través de redes sociales, pero aún falta el anuncio oficial).
“De acuerdo con nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85 % de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea”, dijo el mandatario.
Minutos antes, Bukele había reposteado una publicación de la consultora Gallup que aseguraba que había sido reelegido como presidente con el 87 % de intención de voto, superando a Manuel Flores y Joel Sánchez.
Partidos políticos de la oposición también han denunciado anomalías, como el candidato de Arena, Joel Sánchez, quien denunció que el partido de Bukele había seguido haciendo propaganda dentro de los centros de votación y ha hecho un llamamiento a la movilización para votar.
Gracias a su controvertida ofensiva contra las pandillas, El Salvador redujo a mínimos históricos los asesinatos (2,4 por cada 100.000 habitantes, según cifras oficiales), tras haber sido uno de los países del mundo con mayor violencia criminal.
Tras conocerse que la reelección de Bukele sería prácticamente un hecho, el exsenador del Pacto Histórico y excandidato a la Alcaldía de Bogotá, Gustavo Bolívar, quien es considerado uno de los principales escuderos del presidente de la República, Gustavo Petro, lanzó un polémico mensaje en sus redes sociales.
En primera instancia, Bolívar aseguró: “La derecha Colombiana celebra la reelección de Bukele como celebró la reelección de Uribe. Ambas reelecciones, la de Bukele y la de Uribe, se hicieron cambiando la Constitución con trampa”.
Y a renglón seguido afirmó: “Ahora imaginen el escándalo si Petro cambia la Constitución para reelegirse. La doble moral”.
Lo cierto es que, a pesar de las condenas internacionales recibidas por Bukele de las entidades defensoras de derechos humanos a causa de su tratamiento contra las pandillas, el Gobierno salvadoreño levantó las cifras no solo de seguridad, sino de economía y crecimiento. La tasa de homicidios cayó de 106 por cada 100.000 personas en 2015 a 2,4 en 2023. Además, el PIB subió 2,6 por ciento en 2022, así como también aumentó el turismo y la inversión extranjera.
La verdad es que el presidente salvadoreño le dio un vuelco a la realidad de su país, convirtiéndose en un referente para naciones como Ecuador, que empiezan a replicar los modelos de seguridad del mandatario. Por ahora, si todo mantiene su curso normal, habrá Nayib Bukele para rato.