Se espera que durante el mes de agosto se habiten 200 casas más y que 909 adicionales estén listas para el segundo semestre del 2019. | Foto: Cortesía Ministerio de Vivienda

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Con un nuevo techo, renace la esperanza en Mocoa

Contrario a lo que muchos creen, la entrega de viviendas en Mocoa sí avanza. Le contamos las historias de la familias que ya tienen un hogar digno después de perderlo todo.

30 de julio de 2018

“ Estamos felices de estar acá. La gente decía que esto era una cajita de fósforos y estaba bien equivocada. Quien diseñó estas casas es un genio: se ven pequeñas por fuera pero son muy grandes por dentro. Este va a ser uno de los mejores barrios de Mocoa”, dice Jhon Fredy Argoty López, de 43 años, mientras se toma el café que acompaña con una arepa que le preparó su esposa Floralba Pantoja. Está feliz y no es para menos: además de ser uno de los primeros beneficiados con las viviendas del proyecto de reconstrucción de la ciudad que fue arrasada por el desbordamiento de varios ríos, es empleado de la misma obra, así que su trabajo está apenas a una cuadra de donde vive. Y cuando dice que será uno de los mejores barrios, no se equivoca porque tendrá un centro de desarrollo infantil, una biblioteca y una casa lúdica.

En la acera opuesta están Héctor Caicedo, de 87 años, y su esposa Teresa de Jesús Guerrero, de 79, una pareja que después de la avalancha se quedó sin nada. Insistían en habitar la única casa que había quedado en pie en el barrio Altos del Bosque, y allí permanecieron durante algo más de un año. Esa soledad la cambiaron por la alegría de conocer nuevos vecinos. En esa misma cuadra, identificada como la manzana C, lote 2, se abrió una de las primeras tiendas del sector. Lo hizo doña Flor de María Rodríguez, de 61 años.

Ella dice que no pidió permiso para poner su tienda, pero que hasta ahora no le han dicho nada. "Es lo que yo sé hacer, siempre he tenido mi negocio, así me gano la vida”, asegura. De hecho, fue beneficiaria del programa Mi Negocio, de Prosperidad Social. Le dieron 950.000 pesos en mercancía para surtir, además de una nevera y andamios. Flor de María tiene la chispa de una mujer emprendedora que ha debido soportar muchas batallas: llegó a Mocoa en condición de víctima del desplazamiento forzado y no puede evitar las lágrimas cuando habla de su familia. La avalancha de Mocoa le arrebató a su esposo Luis Francisco Parra, de 54 años, cuando intentaba salvar a su nuera y a su nieta. Ellas, por fortuna, sobrevivieron.

Al lado de la tienda de Flor de María está la nueva casa de Luz Estella Guzmán, de 37 años, una madre soltera con tres hijos que se gana la vida haciendo la limpieza en casas de familia. Ella vivía en El Jordancito y la noche de la tragedia se quedó donde su hermana, en otro barrio que estuvo a salvo. Luz Estella era la presidenta de la Junta de Acción Comunal, y la noche de la tragedia regresó a su zona a ayudar a sus vecinos. Sobre la posibilidad de que sea la presidenta de la JAC del nuevo barrio en el que apenas lleva viviendo una semana, dice que no lo descarta, pues nació para servir.

Así como Jhon Freddy, Floralba, Héctor, Teresa de Jesús, Flor de María y Luz Estella, un centenar de familias cambiaron su realidad de desesperanza el 9 de mayo de 2018, el día en que se entregó la primera etapa del proyecto de vivienda Los Sauces I. Se espera que este mes de agosto se habiten 200 casas más y que 909 adicionales estén listas para el segundo semestre de 2019. La inversión total sobrepasa los 81.500 millones de pesos, que incluyen el valor de los predios, la construcción de las casas y los gastos de escrituración.

Ante la incertidumbre que genera un cambio de gobierno, el Ministerio de Vivienda ha sido enfático en que esto no afectará el ritmo de las obras y que siguen su marcha de acuerdo con el cronograma. La priorización de las personas en la asignación se hizo con base en algunos criterios de mayor vulnerabilidad, como la condición de discapacidad de uno de sus miembros, adultos mayores y personas pertenecientes al Sisbén 1 y 2.

Así se adelanta la construcción y entrega de viviendas para los damnificados de la avalancha de Mocoa, quienes a pesar de haberlo perdido todo, en algunos casos hasta sus seres queridos, han encontrado motivos para volver a sonreír.