Las 32 cuerdas del arpa se clasifican en dos grupos: primas y bordones. | Foto: David Amado

MÚSICA

La historia del instrumento que acompaña los atardeceres llaneros

El arpa es un instrumento que ha marcado al Meta. Aunque vino de muy lejos se acomodó en el llano para siempre.

Óscar Pabón*
30 de septiembre de 2019

Es uno de los instrumentos más importantes del folclor llanero colombo venezolano. Su origen podría remontarse a los tiempos bíblicos. En nuestro llano apareció en la colonia, de la mano de la comunidad jesuita. Se usó para interpretar melodías de alabanza en la misa y otras ceremonias católicas, y para tocar aires propios de los territorios españoles. Los misioneros enseñaron a los nativos feligreses a tocarlo.

En cierto momento dejó de ser un instrumento religioso. Poco a poco se comenzaron a interpretar en él los nacientes ritmos que –con el baile y el canto– formaron el rico mundo del joropo. Las cuerdas están clasificadas en dos grupos: primas y bordones. Cada intérprete, con su estilo, deja en ellas su impronta. 

Debido al tamaño y a lo difícil que era llevarla de fiesta en fiesta, tanto en vecindarios sabaneros como entre poblados, el gran folclorólogo de Tame, Álvaro Coronel Mancipe, la llamó el “instrumento de río”, pues solo en curiara o canoa era posible transportarla. A la bandola, por su parte, la bautizó “instrumento de la sabana”.

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A pesar de la permanente cosecha de jóvenes arpistas, empíricos o de academia, la fabricación del arpa sigue siendo artesanal y se hace en pequeños talleres. Entre la organología tradicional del folclor musical llanero, el arpa es el mayor símbolo de la región que conforman los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada. El arpa y el joropo son la fuerza y la alegría de este territorio.

*Comunicador social comunitario e investigador de la historia y la cultura llanera.