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Sjón es el seudónimo del escritor islandés Sigurjón Birgir Sigurdsson, novelista y compositor de varias canciones de Björk.

LIBROS

Una novela islandesa

A partir de una leyenda popular, el escritor Sjón elabora un texto complejo sobre la justicia, la maldad y la compasión.

Luis Fernando Afanador
22 de noviembre de 2014

Sjón
El zorro ártico
Nórdica Libros, 2011
131 páginas


La remota Islandia no resulta exótica para un latinoamericano. Ya Borges en sus poemas y ensayos nos había aquerenciado con ella:”Qué dicha para todos los hombres, / Islandia de los mares que existas. / Islandia de la nieve silenciosa y del agua / ferviente”. Mientras el resto de lenguas germánicas se romanizaron, el islandés conservó su pureza para cantar los viejos mitos nórdicos que exaltan el valor y el heroísmo. Y la flexibilidad para crear metáforas sobre metáforas, como en las kenningar, una figura retórica estudiada por él. Inventar metáforas cuando la simple batalla es “la tempestad de las espadas”, el mar “la pradera de la gaviota” y la nave vikinga “el caballo que corre por los arrecifes”, no es poca cosa. Los islandeses no tienen que acudir al diccionario para leer sus antiguas sagas y su idioma siempre fue considerado por Borges “el latín del Norte”.

Pero igual, eso es historia, han pasado cosas desde la Völsunga Saga. ¿Qué sabemos de la literatura islandesa actual? Mucho, gracias a las cuidadas ediciones de la editorial española Nórdica Libros que puntualmente ha traducido las obras de Sjón, seudónimo de Sigurjón Birgir Sigurdsson y uno de los escritores más interesantes e innovadores de Islandia. Sjón es también conocido por ser el autor de algunas canciones de Björk y de la película Bailarina en la oscuridad, de Lars von Trier. Es autor de poemas, cuentos para niños y novelas. De estas últimas destacamos El zorro ártico, ganadora del prestigioso Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 2005, que recrea una leyenda popular islandesa del siglo XIX. En apariencia, una sencilla fábula: el pastor Baldur Skuggason sale a la cacería de un zorro gris, un animal mitológico, mitad gato y mitad zorra. En realidad, un texto complejo sobre la justicia humana y divina, la maldad, la compasión, la responsabilidad de nuestros actos y el poder de la Iglesia. La leyenda ha sido reescrita desde una perspectiva moderna.

Hay sustancia y, también, intensidad narrativa. No se trata de una densa fábula moral. Los capítulos son cortos, la prosa es rápida y eficaz, con imágenes nítidas. La persecución del zorro, aparte de sus simbolismos, interesa por el hecho mismo: queremos saber qué va a pasar. Al igual que en El viejo y el mar, donde hay una lucha épica entre un hombre y un pez, aquí la habrá entre un hombre y un zorro. “Esperó un buen rato antes de bajar el arma. Ese zorro no se le escaparía otra vez. La nieve lo cubría todo hasta el pie del glaciar, en ningún sitio había un trozo libre, y el zorro escribía la historia de su viaje por la llanura nevada en cuanto se movía”.

En la buena literatura, el pensamiento y la reflexión se activan siempre a partir de una dinámica narrativa: la trama, los personajes, los diálogos. Enseña divirtiendo, sumergiendo al lector en un mundo específico. E inesperado. La diferencia entre El zorro ártico y El viejo y el mar es que en el primero el hombre persigue un animal mitológico. Y eso le da otra dimensión al relato que va pasando subrepticiamente de lo real a lo fantástico. Sin embargo, no se quedará ahí, en el siguiente capítulo volveremos a la realidad prosaica del siglo XIX en un pueblo de Islandia. El hombre no era un simple cazador sino un sacerdote y en esa época los sacerdotes eran los únicos que tenían la autorización de cazar zorros y beneficiarse de la venta de sus apetecidas pieles. El hombre no era un hombre cualquiera: tenía poder y privilegios. Y algo todavía más interesante en términos novelísticos: un pasado oscuro. Hay que esclarecer ese pasado, aparecen otros personajes: Fridik, una naturalista y Abba, una muchacha con discapacidades que tiene la respuesta del pasado enigmático del sacerdote. Del realismo a la fantasía, de la leyenda popular y la fábula moral a la novela histórica y el thriller. Mezclas de género, vueltas de tuerca: una verdadera novela, una forma conocida que no obstante habla de un país específico en el que la lucha con el paisaje inhóspito templa el espíritu y afina la lengua. Mientras persigue al zorro y es acorralado por una tormenta de nieve, el hombre, para salvarse, recuerda rimas del bello idioma islandés. El mismo que, antiguo y joven, alguna vez enamoró a Borges.