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EL ARCO DEL TRIUNFO

En un país de arqueros como Argentina, Farid Mondragón se ha consolidado como uno de los grandes guardametas de Suramérica.

14 de octubre de 1996

i hay un trabajo ingrato y desagradecido en el fútbol es el de arquero. El no sólo está condenado a mirar el partido desde lejos sino que su principal labor dentro de la cancha es la de evitar, aunque le toque jugarse la vida para conse- guirlo, la alegría del balompié: los goles. Pero aparte de estar encargado de ser el aguafiestas de sus enemigos de turno, cada vez que se para entre los tres palos corre el riesgo de convertirse de un momento a otro en el ser más odiado para los seguidores de su equipo. Un sólo error suyo, un sólo momento de duda puede significar el adiós a un encuentro o un campeonato. En ese instante todas sus hazañas quedan en el olvido y el público lo condena al odio eterno, porque él es el único de los 11 jugadores que no tiene derecho a equivocarse. Por eso para muchos, el número uno que lleva el arquero en la espalda no es otra cosa que el reflejo de su destino, pues generalmente es el primero en ser acusado o el primero en ser fusilado por los errores de sus compañeros cuando alguno de ellos comete un penal. Es por todo lo anterior que difícilmente los porteros son reconocidos con frecuencia como los mejores jugadores de la cancha. Sin embargo este raro acontecimiento ocurre de vez en cuando, y desde hace algunas semanas el turno de ser elogiado unánimemente como uno de los más grandes le ha correspondido a un guardametas colombiano: Farid Camilo Mondragón. Lo que ha conseguido este arquero caleño, lejos de ser simple nacionalismo, es considerado por los expertos como una proeza, pues Mondragón ha logrado destacarse nada menos que en la Argentina, una tierra que históricamente ha sido cuna y exportadora de los mejores guardavallas del mundo. Durante las últimas semanas las voladas de palo a palo, los cañonazos rivales ahogados o los balones bajados del cielo por Farid, no sólo han hecho que la exigente prensa gaucha se desborde en elogios y calificativos hacia Mondragón, sino que han desbancado en el gusto de los fanáticos argentinos a quienes también son considerados como dos grandes arqueros del fútbol gaucho, el paraguayo José Luis Chilavert y el colomboargentino Carlos Fernando Navarro Montoya. Un clásico "Mondragón ha llegado a donde está porque tiene un excelente físico para ser arquero, tiene presencia y hasta elegancia_dice Julio César Pascuato, Juvenal, columnista de la revista El Gráfico_. Guiándose por los modelos de los antiguos grandes arqueros, Farid es quien tiene el mejor estilo de los tres; incluso, es el más sobrio en su vestimenta. La importancia de su buen estilo radica en que detrás de éste se esconde su buena técnica y, en un medio como el nuestro, en el que la pelota rebota demasiado, eso es vital. Mondragón, a diferencia de los otros, es muy seguro y da muy pocos rebotes. Además, tiene algo que sólo hacían los porteros antiguos: en los casos de duda siempre prefiere echar la pelota al 'corner' en vez de arriesgarla en el área chica". Los expertos consideran a Mondragón como un guardametas clásico porque ha logrado combinar las principales características de dos de las más grandes leyendas argentinas del arco: Amadeo Raúl Carrizo, el padre de los arqueros modernos, y Ubaldo Matildo Fillol, el héroe de Argentina 78. "Farid se parece a Carrizo porque tiene una buena técnica con las manos, corta muy bien los centros altos y difícilmente lo sacan de su área, aunque lo carguen a golpes. La gran diferencia entre ellos es que Carrizo tenía una técnica de delantero con los pies, mientras que Mondragón solamente posee una buena pegada", afirma Juvenal. Para el columnista argentino, Farid tiene algo esencial y a la vez escaso en los arqueros, una cualidad que lo asemeja bastante al legendario Fillol: el uso de los recursos extremos. Cuando Mondragón parece vencido después de una primera atajada, se recupera fantásticamente y, muchas veces desde el suelo, se eleva para sacar la pelota de lugares imposibles. Para Juvenal,"eso no es sólo algo notable, sino que es una muestra de un temperamento luchador y una garantía de eficacia". Tiempos modernos En la actualidad es precisamente esa técnica clásica la que ha permitido que el guardavallas de la Selección Colombia y del Independiente de Avellaneda sea considerado igual o incluso mejor que Chilavert o Navarro. De acuerdo con los conocedores si bien es cierto que Mondragón no tiene los reflejos felinos del portero del Boca, la realidad es que para ellos Farid es superior a su colega porque, a diferencia del 'Mono' Navarro, logra combinar muy bien el anticipo en el juego aéreo con un buen control de la pelota que busca los rincones a ras de piso. El hecho de que Mondragón se ciña estrictamente a su función de arquero y sólo arriesgue la seguridad de su área saliendo esporádicamente de ella, es la principal ventaja y diferencia con Chilavert. El paraguayo es considerado por muchos como el prototipo del guardameta moderno, porque es un portero que con frecuencia abandona su arco para iniciar un ataque. Sin embargo no son pocos los que afirman que ese protagonismo de Chilavert es lo que precisamente le ha dado brillo al estilo de Mondragón. "Si bien es cierto que Farid es menos participativo que Chilavert, la realidad es que él está más consciente de su función de arquero y prefiere ceñirse a su puesto, lo cual es mucho más seguro para el equipo porque los porteros que son muy participativos siempre terminan dando ventajas que incluso pueden costar un partido. Sólo basta recordar el gol que el camerunés Roger Milla le hizo a René Higuita en el mundial de 1990", dijo a SEMANA Juvenal. En este momento lo que resulta irónico para los argentinos es que una tierra que se caracterizó durante décadas por tener a los mejores arqueros del mundo, esté resignada en la actualidad a que los guardavallas extranjeros se roben el show. Los mismos gauchos reconocen que esto se debe en buena medida al bajo rendimiento y a la gran irregularidad, producto de una falta de preparación en las divisiones inferiores, que han preferido fortalecer la parte física y táctica en detrimento de la técnica. Esto no significa que el reconocimiento de Farid como uno de los grandes guardavallas de Argentina se deba a la falta de rivales gauchos. Porque como dice Juvenal, "Es absurdo decir que este es un caso en el que en tierra de ciegos el tuerto es rey.Aun si los porteros argentinos fueran mejores de lo que son, la realidad es que Mondragón tiene los suficientes valores propios y cualidades técnicas para ser el mejor". Y ser el mejor arquero en Argentina es algo que muy pocos extranjeros han podido conseguir.