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El colombiano James Rodríguez trabaja para volver al equipo titular del Real Madrid. | Foto: AFP.

FÚTBOL

James: a salir de la mala hora

Jugar en el equipo más mediático del planeta tiene sus consecuencias y James Rodríguez comienza a padecerlas. Es momento de que acalle las críticas en la cancha.

18 de enero de 2016

El fútbol hipermediático de la actualidad tiene en el ojo del huracán a James Rodríguez. En menos de 10 días, el volante acaparó los titulares de prensa y no precisamente por sus rendimientos en la cancha. Primero fue el protagonista de un escándalo por manejar con exceso de velocidad por las calles de Madrid, después su nombre tuvo relevancia en la salida de Rafa Benítez como entrenador merengue y el posterior nombramiento del francés Zinedine Zidane.

Todos hablan de James. El periódico barcelonés Sport viene disfrutando de un festín proponiendo una tesis de crisis al interior del vestuario del Real Madrid. Desde cuando Zidane asumió el cargo, los catalanes han cargado todas sus tintas para crear una situación límite entre el entrenador y el astro. En menos de diez días aseguraron que “hubo un corto circuito”; que “James perdió el foco”; “que hay una oferta del Manchester” y de última “que James quiere quedar libre del Real Madrid”.

Y claro, todos los rumores han tenido eco mundial. Por dos razones fundamentales: Primero, el Real Madrid mueve como pocos el contenido mediático de su institución. Y segundo, y más complejo, el rendimiento deportivo de James no es el mejor por estos días. Ese bajón deportivo, en últimas, alimenta el sinnúmero de rumores que se vienen tejiendo en los últimos días.

En Colombia, como era de esperarse, han salido voces disonantes que avivan el fuego. El periodista deportivo Iván Mejía no tuvo compasión y afirmó que “James perdió la humildad”. Otros menos enérgicos relacionan el momento actual con “distracciones normales para una estrella”. En lo que todos parecen coincidir es en que James comienza a conocer de cerca qué significa ser una superestrella del Real Madrid.

El momento que atraviesa James Rodríguez es lo que la prensa deportiva española llama “el lado oscuro de los Galácticos”. Tener el número 10 del Real Madrid trae consigo millonarios contratos publicitarios, sueldos generosos y, como no la atención del mundo. Pero no todo es idílico. Cualquier bajón deportivo es exprimido hasta la saciedad. Y en España no tienen miramientos con los rumores, van desde lo deportivo hasta lo personal sin consideraciones. Es el peaje que deben pagar las superestrellas.

En medio de esta tormenta mediática, un tanto inflada, el jugador tiene un solo camino: rendir en la cancha. Titular o suplente, James tiene la llave para acallar los rumores y las críticas. Y nos es más que volver a la senda de los goles y las asistencias. El volante tiene que aprovechar los minutos que le dé su entrenador. Remar desde atrás en los entrenamientos para volver a la titularidad y convertirse en uno de los imprescindibles en el once titular. De lo contrario, corre el riesgo de quedarse en el camino.

El tema de fondo es que el Real Madrid es una trituradora de jugadores. Llegan superestrellas y salen jugadores del montón. Ejemplos hay muchos. El brasileño Kaka llegó como un astro y casi que se despidió por la puerta de atrás. Ocurrió lo mismo con los también brasileños Robinho y Julio Baptista, y el italiano Antonio Cassano. Todos con sus particularidades, pero con un destino similar. El reto para James es salir avante en medio de una crisis que parece infundada y atizada por medios y los extremos de las redes sociales.

No será sencillo que James se sustraiga de la andanada de rumores, opiniones y notas. Pero eso es parte de ser una superestrella mundial y su entorno cercano tiene la responsabilidad de encaminar a la persona para que se dedique a ser el jugador que brilló en el Mundial del 2014. James tiene todas las condiciones, sólo debe enfocarse en lo importante: dedicarse a jugar.