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La sexta sinfonía de Schumacher

El piloto alemán comenzó la temporada con un objetivo claro: conseguir su sexto título mundial. ¿Podrá hacerlo?

10 de marzo de 2003

Las cifras son frías y contundentes. El año pasado Michael Schumacher ganó 11 de las 17 carreras del campeonato. Al finalizar su campaña de 2002 pulverizó casi todos los récords históricos de la Fórmula 1. Consiguió su tercer título mundial en serie, de los cinco en total que tiene, completó 64 victorias y 50 poles. Con esas estadísticas este año sólo le queda una marca por batir. Conseguir un sexto campeonato, con lo que dejaría definitivamente en el recuerdo los cinco títulos del argentino Juan Manuel Fangio, los cuales permanecieron durante décadas como una marca mítica. La temporada 2003 puede ser testigo de ese singular hito ya que las posibilidades de que Schumacher alcance su sexta corona son bastante altas.

Pocos pueden negar que el alemán es uno de los pilotos más hábiles y veloces que ha tenido el Gran Circo. A esto se suma el que con 34 años de edad, 10 de los cuales los ha pasado a bordo de un auto de Fórmula 1, ha conseguido una madurez deportiva que no muchos poseen en el mundo de los bólidos. A diferencia de la mayoría de sus rivales, el teutón sabe controlar como pocos las estrategias y las tácticas de carrera. Domina sus impulsos y en lugar de lanzarse como un loco a cazar a sus contrincantes se ha convertido en todo un experto en mantener la calma en los momentos más críticos de la competencia. Esto se traduce en que sabe con exactitud cuándo y dónde atacar sin necesidad de correr riesgos y con la certeza de doblegar a sus enemigos.

Más allá de sus indiscutibles condiciones como piloto, Schumacher cuenta con dos ventajas adicionales que le permiten a los expertos pronosticar que Ferrari será en 2003 igual o incluso más contundente que la temporada pasada. 'Schumi' tiene como fiel escudero a Rubens Barrichello. En su condición de segundo piloto de la escudería italiana el brasileño no ahorrara esfuerzos, aun en contra de su voluntad y de sus propios intereses, para proteger y garantizar que su compañero gane carreras o consiga el mayor número de puntos posibles. Así lo ha hecho durante los últimos años y nada hace pensar que esa situación vaya a cambiar. A diferencia de las demás escuderías, en las que los pilotos son coequiperos y rivales al mismo tiempo, en Ferrari todos, incluido Barrichello, giran en torno a Schumacher. Aunque sin duda alguna la ayuda del brasileño dentro de las pistas será bastante apreciable la mayor fortaleza de Schumacher y la scuderia es su auto.

Un equipo muy consolidado y un presupuesto ilimitado le han permitido a Ferrari conseguir un desarrollo tecnológico superior al de sus competidores, lo cual se ve reflejado en un vehículo prácticamente infalible. El F2002 de la temporada pasada mostró ser el monoplaza que mejor guardó el equilibrio entre un auto confiable y a la vez muy rápido. Sobre esas bases Ferrari construyó el nuevo F2003-GA, con el que enfrentará este campeonato. Se trata de un monoplaza que, según el equipo, es mucho mejor que el anterior. Y eso es algo que ya ha quedado en evidencia. Durante una serie de pruebas comparativas entre el carro del año pasado y el de esta temporada el nuevo demostró ser mucho más rápido.

Posiblemente los cambios en el reglamento harán que esta temporada no sea tan aburrida como lo fue el año pasado y abrirán el espacio para que en algunas carreras el dominio de Ferrari no sea tan arrollador. Sin embargo para algunos resulta evidente que contar con una escudería con una chequera ilimitada, todo un equipo a su servicio y un auto que no tiene comparación dentro de la grilla son argumentos de sobra para pensar que el título parece estar servido en bandeja de plata para Schumacher. Sólo queda esperar. Al fin de cuentas en la Fórmula 1, como en cualquier otro deporte, también hay lugar para las sorpresas.