Publicaciones Semana. Bani Gabriel Ortega. Semana/Dinero | Foto: Publicaciones Semana. Bani Gabriel Ortega. Semana/Dinero

DESEMPLEO

En el cuidado del hogar, la covid-19 aumentó la brecha de género

Aunque la proporción entre hombres y mujeres que se clasificaron como inactivos en abril es equitativa, pues cada grupo representa casi la mitad del total, la proporción de mujeres que se dedicaron al cuidado del hogar es el doble que en los hombres.

1 de junio de 2020

“Uno de los retos puntuales que enfrentamos las mujeres en este momento tiene que ver con que este es, sobre todo, una crisis de cuidados”, advierte María Paulina del Castillo, socia y jefa de operaciones de Aequales.

Y es que, según las cifras de desempleo en abril, reveladas por el Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), el pasado viernes, de los 2,4 millones de hombres que se clasificaron como nuevos inactivos que perdieron su empleo y no están buscando activamente uno nuevo, 53,7% se fue a otras actividades y el 43% se fue a hacer oficios del hogar. Pero de las 2,3 millones de nuevas inactivas, el 18% se fue para otras actividades y, en cambio, un 77,5% se dedicó a los oficios del hogar.

Del Castillo agrega que “el cierre de guarderías, colegios, universidades y las restricciones impuestas al contacto social han evidenciado la magnitud del trabajo del cuidado no remunerado y su relevancia para la economía. Este factor es fundamental a la hora de analizar el porcentaje de mujeres inactivas”.

Por su parte, Cristina Fernández, investigadora de Fedesarrollo, señala que “lo más preocupante es que hay 4,3 millones de nuevos inactivos, que se puede decir que son desempleados, pero no están buscando trabajo y puede haber dos razones. Una es que miren el mercado y vean que es imposible buscar, otra es que a las mujeres les cayó la responsabilidad de cuidado del hogar, educación de los niños, etc.". 

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Para la economista, a diferencia de los hombres, todas estas mujeres no buscarán empleo sino hasta que nuevamente se habiliten los colegios, las guarderías, etc., para que ellas puedan asumir adecuadamente sus labores como empleadas.

En esa dirección, Del Castillo añade: “ya desde antes de la crisis, las mujeres nos enfrentábamos a una mayor tasa de desempleo e informalidad, a la segregación horizontal, es decir, a la concentración en cierto tipo de ocupaciones". Las mujeres son "las más afectadas durante la crisis, a la segregación vertical". Esto hace más complejo que aquellas alcancen "posiciones de liderazgo dentro de las empresas". Hay que decir, además, que "la brecha salarial de género para América Latina y el Caribe ascendía, antes de la covid-19, al 15% (OIT, 2019)”.

El desempleo oculto

Fernández advierte también que el problema con estos nuevos inactivos es que muchos de ellos realmente están en dicho grupo, pues no ven una oportunidad para buscar empleo. Pero apenas se reactive con mayor fuerza la economía, podrían cambiar rápidamente al renglón de desocupados y allí la tasa de desempleo podría saltar rápidamente a 33,5%.

Para Sergio Peláez, profesor de la Universidad del Rosario, “otro dato muy inusual, y que nos muestra la gran cantidad de personas que están entrando a la inactividad, es la tasa global de participación, que pasó de 62,2% a 51,8% entre abril 2019 y abril 2020. Esto es, de toda la población disponible para trabajar —que es desde los 12 años—, qué proporción de esas personas quieren trabajar"; "eso bajó en un poco más de 10 puntos porcentuales". "Entonces, aquí lo que estamos viendo", agregó, "es una cantidad de gente que está yendo a la inactividad”.

Además, señala Del Castillo, si el país no implementa políticas con enfoque de género en este momento, es posible que las mujeres tarden más tiempo en regresar al empleo que los hombres.

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Y añade que “si no seguimos trabajando para cerrar la brecha salarial y para romper los techos de cristal, lo más probable es que frente a esta situación sean las mujeres las que renuncien al mercado laboral, pues sus salarios seguirán siendo ‘complementarios’ en el hogar y sus posiciones en la organización no serán consideradas de ‘liderazgo’”.

Pero, para mejorar las políticas existentes y aplicar unas nuevas, los economistas piden al Dane que revele los microdatos de la tasa de desempleo al mismo tiempo que el informe, ya que estos se retrasan un mes frente a la presentación general del dato del mercado laboral, impidiendo la elaboración de estudios más acertados para la coyuntura.

Volver a la normalidad

El problema de terminar la crisis con un desempleo mucho más alto es que “cuando todo se normalice, entre más arriba llegues, más años te va a costar regresar al 10% o 12% original. Entonces, mientras más se estire el caucho, más se va a deformar y más va a ser el tiempo de regreso que nos vamos a tomar”, advierte Felipe Campos, director de análisis económico de Alianza Valores. 

Del Castillo agrega que, “además, lo que hemos visto con la reapertura por sectores económicos es que los primeros en reactivarse son sectores altamente masculinizados, como la construcción, la manufactura y las ventas al por mayor. Esto también tiene una incidencia directa en el comportamiento del empleo femenino”.

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El mercado laboral tiene otros retos. Por ejemplo, Corficolombiana estima que “la tasa de desempleo en los próximos meses se ubicará entre 21% y 24%, aún si se detiene la destrucción de empleo, en la medida en que parte de la población inactiva empezará a buscar trabajo y se reportará como desempleada”.

Además, Javier Mejía, PhD en Economía e investigador asociado de la Universidad de Nueva York en Abu Dhabi, señala que “el ejercicio analítico que uno debe hacer es que las grandes crisis que ha vivido el país han sido básicamente producto de choques externos". "Eso ya le dice a uno lo vulnerable que es el país al contexto internacional. Y este, pues, es un choque externo de una magnitud mucho mayor a todos los anteriores". "Entonces, incluso sin cuarentena", añade, "el impacto económico va a ser desastroso”. 

Sin embargo, algunos son optimistas. Julio Romero, economista jefe de Corficolombiana, considera que “la tasa de desempleo puede recuperarse más rápido ahora que en la poscrisis de 1999. Son choques diferentes, especialmente porque esta vez no tenemos crisis financiera (por ahora). Los bancos sanos serán claves en la recuperación”.