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Las lecciones de Pepalfa

Después de una larga agonía, cerro sus puertas la hace unos años cuarta textilera más grande del país.

6 de diciembre de 1993

LA INGENIOSA FRASE "CAmine que son Pepalfa", ideada hace años para identificar las medias producidas por la primera y más prestigiosa fábrica colombiana de calcetería, cambió hace una década por la conmovedora "Pepalfa quedó descalza" y terminó, hace dos semanas, en la agónica "Pepalfa dejó de andar".
El cierre de la empresa fundada en 1931 y declarada en concordato enl984 - fue el paso culminante de repetidos intentos para revitalizarla, que incluyeron una fallida emisión de acciones por 1.300 millones de pesos, en 1992. Al final, sólo se pudieron recaudar 396 millones, dinero que se dirigió, en su mayoría, a mantener la companía a flote y a atender deudas con las Empresas Públicas de Medellín y el Instituto de Seguros Sociales.
Con 120 operarios en la calle, los 2.500 millones en activos que posee la empresa se destinarán, casi por completo, a pagar obligaciones laborales,incluyendo a los pensionados, que, en la última década han recibido el equivalente de dos años de mesadas, pero só1o en un 60 por ciento de lo pactado.
En momentos en que el proceso de apertura eeonómica sacude las bases de varias textileras, hay, según los especialistas, lecciones útiles en el caso Pepalfa, tanto para éste como para otros sectores productivos.
Tres - y muy importantes para no perder mercado - son: la modernización, la mejora permanente del producto y la inevitable profesionalización de la fuerza laboral."Si no atendemos esos llamados, correremos el mismo riesgo de Pelpalfa", dijo Guillermo Valencia Jaramillo, presidente de inversiones e industrias El Cid, una de las más exitosas en el ramo de confecciones y también una de las más actualizadas.
Las empresas colombianas son conscientes hoy del riesgo que tienen las cargas prestacionales. Pero antes no era así en la generalidad de las compañías industriales. Los directivos de Pepalfa - paterna - listas como buenos paisas - jamás calcularon los efectos de los pasivos actuariales, carga insostenible que ayudó a minar la capacidad económica de la compañia.
Hasta los años 70, la factoría ocupó, comoda y holgadamente, el cuarto lugar en la lista de las textileras más importantes de Colombia. Llegó a tener,inclusive, una fuerza laboral de 1.500 trabajadores, repartidos en siete filiales. Pero por esa misma época, gozando todavía de prestigio y buenos balances, la empresa cambió de manos.
El nuevo dueño, el estadounidense David Weaver, no atendió los requerimientos de modernización ni se preocupó por imprimir un buen manejo administrativo."Este míster aventurero sólo quería especular - le dijo a SEMANA el especialista Gabriel Poveda Ramos-. Cuando se dio cuenta de lo que venía, vendio y se fue".
Los nuevos dueños, ejecutivos ya maduros, no resistieron el tren de cargas, y entraron en un descenso incon- trolable. Aquí la moraleja, según Poveda Ramos, es que una empresa en dicultades debe comprarla un empresario con bríos, buena chequera y dominio completo de los temas industrial y comercial.
Otro grave desacierto, en opinión del abogado laboralista Carlos Ballesteros, es que los acreedores laborales de Pepalfa actuaron por separado: por un lado, los operarios, y, por otro, los jubilados. "En lugar de sacar adelante a la empresa como unidad industrial, como ocurrió en Telsa, lo de Pepalfa fue una especie de sálvese quién pueda", dijo Ballesteros. ¿Resultado? Los dos grupos terminaron de enemigos, para beneplácito de algunos directivos", agregó.
Según Roque Ospina, director ejecutivo del Instituto para la Exportación y la Moda (Inexmoda), es evidente que hoy, cuando los empleos son escasos y la competencia mayor, debe producirse una alianza obrero - patronal."Trabajar en equipo: tan sencillo como eso".
Por un tiempo, y con el fin de permitir a los obreros realizar un oficio remunerado, la fábrica se mantuvo abierta, efectuando algunos trabajos de tintorería. En un momento, los empleados tuvieron la impresión de que podían revivir el muerto. Pero la verdad es que no bastaba con la buena voluntad. "El trabajador colombiano puede ser muy querido - según Poveda -, pero sin capacitacion ni actualización técnicas, y sin dinero que lo respalde, jamás podrá sacar a una empresa de la quiebra ".
El Estado, ademas, demostró nuevamente su incapacidad para intervenir favorablemente en situaciones parecidas."Si al menos pudiera ofrecer algún tipo de orientación o asesoría técnica y administrativa - dijo Ballesteros -, o si por lo menos dispusiera de amnistías fiscales para empresas en dificultades financieras, vaya y venga. Pero ni eso ".
Lo cierto del caso es que, realizado el post mortem, los analistas coinciden en afirmar que Pepalfa pudo haberse anticipado al trágico destino. Y que, aprendida la lección, otras empresas, con los mismos achaques, están a tiempo de evitar el no retorno. -

¿ Por qué Fabricato sí pudo?
ANTE LAS CRITICAS CONtra el establecimiento industrial antioqueño, por no haber actuado con generosidad para salvar a Pepalfa de la quiebra, como sí lo hizo con Fabricato, cualquier análisis hace notar las diferencias abismales entre los dos casos.
Fabricato realizó una exitosa emisión de acciones debido a una excelente calidad de producto y a que siempre lo ha mantenido actualizado. Pepalfa se quedó atras.
El prestigio de la primera nunca decayó, aun en los peores momentos,mientras que el de la segunda se quedó en el recuerdo de los jubilados.
En materia de maquinaria y capacitación, el grupo de salvamento de Fabricato tuvo con qué trabajar, y contó con un sindicato optimista que, incluso, no cobró aumentos pactados por convención para no desangrar los recursos de la empresa.
"Por eso la gente compro las acciones de Fabricato y las puso nuevamente a marchar -dijo Gabriel Poveda Ramos-. Las circunstancias de Pepalfa eran complejísimas e insupera- bles, y, además, se hahía quedado sin producto ".