La economía de Estados Unidos podría caer en recesión. (Getty Images)

Economía

Parece inevitable: en 2023 habrá recesión, advierte el Banco Mundial

La entidad multilateral responsabiliza de esta situación al aumento de las tasas de interés que están haciendo los bancos centrales para atajar la inflación. ¿Peor el remedio que la enfermedad?

17 de septiembre de 2022

La inflación en el mundo está alcanzando niveles históricos y no cede. Las presiones en los precios se mantienen ―luego de la recuperación económica y el fortalecimiento de la demanda― por las tensiones que ha generado en materia de suministro de petróleo, gas, alimentos e insumos, el conflicto entre Rusia y Ucrania, jugadores clave en estos sectores. Los precios en estos sectores han ido al alza amenazando no solo la seguridad energética, sino también la alimentaria.

Para atajar el aumento en los precios, los bancos centrales de los países han venido aumentando las tasas de interés, llevándolas a los mayores niveles de los últimos años. Solo en el caso de Colombia, la inflación a agosto fue de 10,8 % anual, mientras que las tasas están en 9 % y en la reunión de la Junta Directiva del Banco de la República de finales de este mes, los analistas no descartan que llegue a doble dígito.

Sin embargo, parece que el remedio puede resultar peor que la enfermedad. El Banco Mundial, en un estudio reciente, advirtió que “cuando los bancos centrales de todo el mundo aumentan simultáneamente las tasas de interés para responder a la inflación, el mundo podría estar avanzando poco a poco hacia una recesión global en 2023 y una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo que les podrían causar daños duraderos”.

¿Cuándo empezará a ceder la inflación?

La entidad señala que los bancos centrales de todo el mundo han estado subiendo las tasas de interés este año con “un grado de sincronización no visto en las últimas cinco décadas”, una tendencia que probablemente continuará hasta bien entrado el año próximo, de acuerdo con el informe. Sin embargo, es posible que la trayectoria prevista en la actualidad de los aumentos de las tasas de interés y de otras medidas de política no sea suficiente para reducir la inflación mundial a los niveles registrados antes de la pandemia.

Los inversionistas esperan que los bancos centrales aumenten las tasas de política monetaria mundiales hasta casi un 4 % de aquí a 2023, una cifra que representa un aumento de más de 2 puntos porcentuales por sobre el promedio de 2021.

En el estudio se plantea que, a menos que las disrupciones en el suministro y las presiones del mercado laboral disminuyan, esos aumentos de las tasas de interés podrían dejar la tasa de inflación básica mundial (sin incluir la energía) en alrededor del 5 % en 2023, casi el doble del promedio quinquenal antes de la pandemia.

¿Riesgo de recesión?

Para reducir la inflación mundial a una tasa coherente, es probable que los bancos centrales deban aumentar las tasas de interés en 2 puntos porcentuales adicionales, de acuerdo con los cálculos del informe. “Si esto estuviera acompañado de tensiones de los mercados financieros, el crecimiento del PIB mundial se reduciría al 0,5 % en 2023, una contracción de 0,4 % en términos per cápita que cumpliría con la definición técnica de una recesión global”.

Los principales motores de la economía global se están desacelerando. La Reserva Federal de Atlanta pronostica otro trimestre de crecimiento cero para Estados Unidos y aunque no la han declarado, que entre o esté en recesión parece ya no tener discusión.

“El crecimiento mundial se está desacelerando de manera abrupta y es probable que se produzca una mayor desaceleración a medida que más países entren en recesión. Me preocupa profundamente que estas tendencias persistan, con consecuencias duraderas que son devastadoras para las personas en los mercados emergentes y las economías en desarrollo”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.

Según él, para lograr tasas de inflación bajas, estabilidad monetaria y un crecimiento más rápido, los responsables de formular políticas podrían trasladar el foco de atención desde la reducción del consumo hacia el aumento de la producción. “Las políticas deberían apuntar a generar inversiones adicionales y mejorar la productividad y la asignación de capital, que son fundamentales para el crecimiento y la reducción de la pobreza”, agrega.

¿Y Colombia?

Nuestro país, en medio de los vientos de recesión del planeta ha gozado de ‘buena salud’. Este año tendrá uno de los mayores crecimientos del planeta, llegando a 7 %, gracias al impulso y los vientos de cola que trae. Sin embargo, también se estima que la desaceleración será intensa y para 2023 el crecimiento podría estar entre 1 y 3 %.

La desaceleración global afectará las compras y los precios de productos clave para la economía colombiana, como el carbón y especialmente el petróleo, e internamente, la inflación ―que posiblemente llegue a final del año a doble dígito tendrá nuevas presiones como el aumento en el valor de la gasolina, el impacto del invierno en los alimentos ―por las cosechas y el transporte―, la volatilidad del dólar que está por encima de los 4.300 pesos y la discusión del aumento del salario mínimo.

Además, la incertidumbre del impacto que pueda generar la nueva reforma tributaria en las personas naturales, que afecten su gasto, y en las empresas, que pongan en espera sus proyectos de inversión, también pesarán en el crecimiento de la economía nacional para el año entrante.