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La hora del cacao

Todo está dado para que este cultivo se convierta en uno de los más promisorios. En el TLC, Estados Unidos le mantuvo las puertas abiertas a la pepa criolla, que goza de garantía de fino sabor y aroma en el mercado internacional. Gobierno, industriales estadounidenses y productores colombianos promueven siembras en varios departamentos.

4 de agosto de 2006

Es para no creer. En la Jagua de Ibirico, en el Cesar, en un terreno llano y caluroso, se están adecuando las primeras 700 hectáreas, de 1.300 proyectadas para cultivar cacao con vocación netamente exportadora. Este cultivo tradicionalmente se ha sembrado en zonas de ladera, como el café, y donde las condiciones climáticas son menos rigurosas. Por eso, este proyecto se ha convertido en uno de los más novedosos que se desarrollan actualmente en el país con miras a incrementar la producción de cacao, cuyas expectativas en el mercado internacional son cada vez más prometedoras. Las señales más importantes en este sentido las viene dando, por un lado, Estados Unidos, que al grano colombiano no le impuso ningún tipo de cuotas en el TLC y le mantuvo el ingreso con arancel 0. Pese a no tener cultivos, el país del norte muele el 30% (unas 900.000 toneladas) de la producción global, materia prima que obtienen de Costa de Marfil, que cosecha el 50% del total mundial pero que tiene una gran inestabilidad política, y de Oceanía. Por eso, Estados Unidos requiere nuevos proveedores y con los recursos que aporta para el Plan Colombia, viene promoviendo y ayudando a financiar en el país este cultivo. Por el otro lado, el gobierno colombiano también ha puesto su cuota, pues incluyó al cacao en el paquete de cultivos tardíos que quedaron libres de impuestos sobre la renta durante 10 años y para el cual existen líneas especiales de crédito en Finagro. 

El proyecto de la Jagua, que demandará en su primera etapa una inversión de $16.000 millones (Estados Unidos aportó US$270.000), es una iniciativa de Agrotropical Colombia. Se trata de una sociedad conformada por empresarios y productores de Santander, gracias a una alianza estratégica con la firma Agrotropical de Ecuador, país que hoy produce unas 120.000 toneladas anuales con un alto índice de innovación y tecnología. Gabriel Vargas, el gerente, sostiene que precisamente por este motivo decidieron contactar a los ecuatorianos, los cuales están transfiriendo su tecnología y aportando el material vegetal (la variedad CCN-51), resistente a plagas y enfermedades. “Esta siembra va a partir en dos la historia de los cultivos de cacao en Colombia, pues por sus características será único en el país y por eso todos están a la expectativa. Contará con 1.152 plantas de cacao por hectárea, asociadas a 2.300 de plátano (para sombrío), con un sistema de riego por microaspersión”, explicó el empresario.

La producción estimada es de 2,5 toneladas por hectárea al año, lo que equivale a 4 veces el promedio nacional. La Jagua, por su humedad relativa y su luminosidad, que jugaron a favor de la variedad escogida, fue finalmente el terreno seleccionado luego de varios estudios practicados en otras regiones como Santander y los Llanos Orientales. Al mismo tiempo, los gestores promueven en la región un proyecto de socialización con habitantes de la zona para fomentar el cultivo de otras 500 hectáreas adicionales, las cuales contarían con las mismas especificaciones técnicas. La idea, según Vargas, es que en la medida en que se vaya avanzando, se busquen nuevas tierras para seguir sembrando cacao de manera tecnificada para exportar.
Para José Omar Pinzón, presidente de la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao), el país requiere más proyectos de las dimensiones del de la Jagua, en los que se invierta capital privado y se desarrollen cultivos con un alto nivel de innovación tecnológica y productividad para aprovechar las oportunidades que se están dando en el mercado exterior. El dirigente gremial asegura que la industria chocolatera de Estados Unidos está dispuesta a comprar todo el cacao que produzca Colombia. “Es uno de los principales consumidores de cacao en grano y por las distancias de sus proveedores asume enormes costos de transporte. Nosotros estamos a pocas horas y fácilmente nos convertiríamos en uno de sus principales socios estratégicos. Para eso, necesitamos sembrar por lo menos otras 200.000 hectáreas y convertir la cacaocultura en agroindustria, con visión empresarial”.

Quieren cacao

Según cifras de Fedecacao, en Colombia se cultivan 100.000 hectáreas que producen unas 39.000 toneladas anuales. Esta cifra, sin embargo, no cubre la demanda de la industria criolla que asciende a 47.000 toneladas. La Nacional de Chocolates, por ejemplo, compra unas 25.000 toneladas al año, de las cuales 19.000 las adquiere en Colombia y 6.000 en el exterior, especialmente en Ecuador. También ha comprado en México, Indonesia y República Dominicana.
Todo indica que el cultivo de cacao en Colombia continuará creciendo pues se sabe que hay nuevos proyectos de siembras en los Santanderes, Huila, Meta, Arauca, Putumayo, Antioquia y Cundinamarca. En este proceso ha contribuido la participación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que transfiere recursos para la sustitución de cultivos mediante el Plan Colombia. Este programa ha permitido financiar 5.216 hectáreas nuevas de cacao que beneficiarán a 2.417 campesinos de 25 municipios del país.
Al mismo tiempo han surgido otras iniciativas que contemplan al cacao como una buena alternativa para mejorar el nivel de vida de muchos campesinos. Ese es el caso de la Red Colombiana de Productores Comunitarios Ambientalmente Amigables, patrocinada por el gobierno de Holanda, otro de los grandes importadores de cacao en grano. Guillermo Rodríguez, director de la red, explicó que de este programa toman parte 280 asociados en Sucre, Santa Marta, Aracataca (Magdalena) y Tumaco (Nariño) que suman unas 500 hectáreas. “El propósito es ayudar a estos productores a mejorar sus cultivos y asegurar su comercialización garantizándoles un precio justo en el mercado. “Estamos tratando de conseguir cómo acopiar directamente el cacao por medio de los consejos comunitarios de recompra para eliminar intermediarios y buscarles un comprador internacional. La Asociación de Productores de Cacao de la Sierra Nevada, en este momento está cultivando 1.200 hectáreas en 22 veredas, algunas con financiación del Plan Colombia y otras con el apoyo de inversionistas privados”.
La industria, por su parte, también pone su grano de arena. Nacional de Chocolates ha apoyado el cultivo de unas 8.500 hectáreas en los últimos cuatro años, ayuda que consiste en otorgar la carta de intención de compra de la cosecha mientras dura el proceso de pago del crédito por parte del cultivador y en hacer seguimiento y apoyo técnico a los cultivos. Estas 8.500 hectáreas están ubicadas en el Magdalena Medio, Santander, Arauca, Santa Marta, Urabá, Arboletes, Ungía, Meta y Bolívar. Para Sol Beatriz Arango, presidenta de la compañía, el cacao colombiano tiene excelentes cualidades de sabor y aroma y es clasificado como cacao fino por la Organización Internacional de Cacao. “En general, cuenta con condiciones genéticas que le dan esas características y los agricultores benefician el grano adecuadamente en el campo, preservando sus condiciones físicas. Esto lo hace atractivo para los comercializadores de cacao y productores de derivados en el mundo”, sostiene la empresaria.
Precisamente, para aprovechar la calidad de la materia prima colombiana, en 2003 la Compañía Nacional de Chocolates incursionó en el mercado de los chocolates finos, con un chocolate hecho en el lugar de origen.  Así nació la nueva línea de productos Chocolate Santander, que se abastece de un grupo de fincas seleccionadas en este departamento y que cumplen condiciones de origen genético, calidad, tamaño, sabor, aroma, prácticas del cultivo y de beneficio acordes con los estándares definidos por la compañía. Actualmente, comercializa un 70% en Estados Unidos, un 25% en Europa y un 5% en Colombia y espera lograr ventas en 2006 cercanas a los US$2 millones.

Mayor esfuerzo

Para algunos visionarios, el esfuerzo tiene que ser mayor. Hernán Hernández, uno de los comercializadores de cacao más importantes de Santander, sostiene que en este momento hay disponibles tres millones de hectáreas listas para cultivar cacao, sin necesidad de mayores obras de infraestructura en el Magdalena Medio, Córdoba, los alrededores de Sinú y el piedemonte de las cordilleras. Hernández advierte que hay que cambiar el enfoque colombiano de economía campesina y de pequeños productores al de una producción empresarial masiva y enfocada netamente en el mercado internacional. “En Colombia, hay 100.000 hectáreas mientras que en Ecuador hay 400.000. Tenemos que copiar el modelo del vecino país que le ha permitido convertirse en uno de los principales proveedores de la industria mundial de la chocolatería”, sostiene el comerciante.
Hernández y sus socios de Santander, Huila y Antioquia crearon la Comercializadora Internacional de Cacao S.A. Ellos aspiran a que en unos 5 años se empiecen a ver los resultados del despertar de este cultivo. Según ellos, en 15 años, el país debe tener por lo menos 200.000 hectáreas exportables, lo que a su vez le permitiría a la industria nacional participar en el mercado de los derivados del cacao, que tienen gran demanda internacional.
En Santander, que genera el 46% de la cosecha nacional, los productores se están organizando para renovar cultivos y hacer nuevas siembras en programas asociativos o mediante créditos individuales. Esto viene sucediendo en Girón, Río Negro, el Playón, Cimitarra, Landázuri y Carmen de Chucurí, entre otros. En este último, por ejemplo, hay 500 hectáreas nuevas. Y mediante otro programa, denominado Alianzas Productivas, de Fedecacao y el Ministerio de Agricultura, en Río Negro se han vinculado al cultivo otras 180 hectáreas mientras que se renuevan plantaciones con clones de alta productividad en toda la región.

Menos intermediarios

Los productores tienen los ojos puestos en el mercado internacional, pues la mayor queja es que en el negocio hay muchos intermediarios, los cuales no reconocen la prima que se le paga al cacao fino en el mercado internacional. Sol Beatriz Arango, presidenta de la Nacional de Chocolates, responde que el precio del cacao en Colombia depende de varios factores como calidad, oferta y demanda, volumen de la cosecha, precio internacional, tasa de cambio, costos logísticos, inventarios, etc. Actualmente, el precio pagado por la compañía para el cacao corriente en Santander es de $4.150 por kilo, que representa 13,5% por encima del precio de paridad internacional, el cual cerró (julio 21) en la bolsa a US$1,49 por kilo.
“La compañía paga un precio acorde con los factores mencionados y en línea con el precio de paridad internacional, de manera que  sea adecuado para el cacaotero y no le reste competitividad a la empresa frente a sus competidores. La compañía también reconoce diferenciales en el precio acorde con la calidad del producto, y realiza las compras de cacao a quien se lo ofrezca en sus fábricas o regionales, a cooperativas de agricultores y a asociaciones de campesinos”, sostiene Arango.
Entretanto, como sucede en Río Negro, Santander, los cultivadores se están asociando, creando cooperativas y agremiaciones que les compran directamente el cacao para evitar la intermediación y así mejorar sus ingresos. En este sentido, Fedecacao lanzó hace tres años un programa de comercialización con cooperativas asociadas de Santander, Huila, Tolima y Arauca, así como una comercializadora internacional para buscar mejores precios en el mercado internacional, que es hacia donde apunta el futuro de la cacaocultura colombiana.