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Juan Felipe Bedoya - Gerente de Porsche Colombia Oliverio García - Presidente de Andemos Pedro Mejía - Presidente de Praco- Didacol | Foto: Alejandro Acosta

AUTOMOTOR

¿Podrían las casas matrices desplazar a las distribuidoras locales de vehículos?

El interés que despierta Colombia en los fabricantes mundiales de carros está generando cambios en el mapa de importación y distribución del sector. Esto es lo que ha pasado.

30 de septiembre de 2015

Durante décadas la distribución de carros en el país ha estado en manos de familias colombianas que comercializan vehículos de más de 30 marcas. Sin embargo, en los últimos años esta actividad ha enfrentado una serie de cambios.

El potencial del mercado ha motivado el interés de las casas matrices de tener presencia directa, establecer alianzas o asumir la importación y en algunos casos la distribución, ocasionando modificaciones en la estructura de un negocio en el que los 182 concesionarios más grandes del país venden al año la nada despreciable suma de $20 billones, según el informe de 5.000 empresas realizado por Revista Dinero.

Colombia plantea un interés a los fabricantes por varias razones. Primero, es un mercado con bajos niveles de motorización. De acuerdo con análisis realizados por la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos), en Latinoamérica hay 13 vehículos por cada 1.000 habitantes, mientras en el país la cifra se ubica en la mitad.

Estos índices son significativamente inferiores a los que se registran en Europa, Estados Unidos o Japón, donde el número de vehículos por cada 1.000 habitantes alcanza 35, 40 y 50, respectivamente.

Estos indicadores evidencian la madurez y limitada posibilidad de crecimiento de las casas matrices en sus mercados de origen, lo que las ha llevado a poner sus ojos en otras regiones en donde tienen la posibilidad de expandirse, señala Oliverio García, presidente de Andemos.

Pero además del buen momento del sector, hay otros aspectos que motivan la consolidación de estas empresas en el país. Uno tiene que ver con la firma de los Tratados de Libre Comercio, que posibilitan que los productos puedan ingresar sin aranceles al país. Este es el caso del acuerdo con México, que desde 2011 permite que los vehículos ingresen sin ningún gravamen arancelario.

Otro es el proceso devaluacionista que, si bien encarece las importaciones, a la vez abarata los activos en el país, haciendo atractivo el negocio para las compañías multinacionales.

Pedro Mejía, presidente de Praco Didacol, dice que cuando los mercados empiezan a crecer las fábricas exigen mayor inversión y exclusividad de las marcas y no siempre las empresas locales están en capacidad de atender estos requerimientos.

Pero si bien no se trata de una tendencia reciente, lo que sí es cierto es que en los últimos años se ha intensificado, pues vender en promedio 300.000 vehículos al año pone a Colombia en el radar de los inversionistas.

Tendencia al alza

Son varias las movidas que se han dado en los últimos años y bajo diferentes modalidades. Una de ellas es en la que empresas inversionistas diferentes a las casas matrices llegan y adquieren compañías locales.

Un caso es el de la chilena Indumotora, que en 2012 compró Praco-Didacol, de la familia Pradilla. Esta última dejó en manos de la firma extranjera su portafolio de marcas, entre otras, Peugeot, Daihatsu, Hino, DSFK y Mack. En enero del año pasado también adquirió la representación de Subaru en el país.

Subaru es una de las grandes apuestas de Praco-Didacol, pues con ella prevé inversiones por US$10 millones en los próximos tres o cuatro años, con el fin no solo de ampliar la cadena de comercialización sino fortalecer la marca. Para este propósito ha realizado inversiones en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y Pereira, mediante la compra de algunos concesionarios locales y, en otros casos, tomando los de otras marcas del grupo.

En 2013, el grupo chileno- español SK Bergé asumió la importación de la marca Volvo en el país, que estaba en manos de Chaneme Comercial (de la familia Neme), que continuó con la comercialización al por menor de la marca sueca. SK Bergé Colombia es, además, distribuidor de Chrysler, Mopar, Jeep, RAM y Dodge.

A finales de 2014 también se dio la operación mediante la cual Toyota de Colombia –subsidiaria de Toyota Motor Corporation– y la distribuidora Distoyota (en cabeza de Federico Pfeil-Schneider) unieron la importación y distribución exclusiva de la empresa japonesa. Los socios de las dos compañías crearon Automotores Toyota Colombia, bajo una modalidad de integración económica.

A partir de julio de este año, Porsche Colombia asumió las importaciones de las marcas Audi, Seat y los vehículos Volkswagen comerciales livianos y Skoda para el país, que estaban en manos de la firma VAS Colombia.

La movida permite que la compañía maneje varias marcas del grupo Volkswagen y de esta forma, según Juan Felipe Bedoya, gerente de la empresa, lograr sinergias en diferentes temas; por ejemplo, repuestos, entrenamiento técnico y en consecuencia la calidad en la entrega del soporte técnico, en pro de un mejor servicio.

“Asumimos la responsabilidad de importar y distribuir estas marcas; sin embargo, los concesionarios quedan en manos de quien estaban”, explicó el empresario. En este momento la firma tiene una participación de mercado de 5% y trabaja con la idea de alcanzar dos puntos adicionales.

El objetivo es alcanzar una venta de 13.000 vehículos este año y el próximo alcanzar una cifra similar y una facturación superior a los $500.000 millones.

Las expectativas están en los próximos movimientos y qué marcas en su distribución podrían empezar a cambiar de composición accionaria. También despierta particular interés la forma en que se hagan las negociaciones: si serán tranquilas o se verán reflejadas en profundas discusiones jurídicas con demandas de competencia y tribunales de arbitramento que dilatarían y harían más complejas las movidas.

Aunque aún la mayoría de las redes de concesionarios y muchos de los grandes distribuidores están en manos de empresarios colombianos, el mercado ya está experimentando una transformación en su composición. ¿Qué tan grande será?.

¿Qué pasa en Hyundai?

Al cierre de la presente edición, en distintos medios se hablaba de otra posible movida. La multinacional Hyundai podría quitarle la licencia de representación y comercialización que por años ha tenido el empresario colombiano Carlos Mattos, quien además es el presidente de Cinascar que importa, entre otras marcas, Zotye y Chery. Hasta el momento del cierre se desconocían los motivos de esta determinación. Dinero trató de encontrar una respuesta oficial por parte de la compañía o del mismo Mattos, sin embargo, no fue posible obtenerla.