CULTURA

Escritores y periodistas homenajean en el 'Hay Festival' al escritor Tomás Eloy Martínez

Tomás Eloy Martínez fue excepcional como escritor, periodista y ser humano, según coinciden testimonios recopilados en Cartagena, donde sus compañeros le recordaron como un príncipe dotado de una sonrisa encantadora.

31 de enero de 2011

El "Tributo a Tomás Eloy Martínez: El periodismo como narrativa" marcó la clausura del Hay Festival de Cartagena de Indias, ciudad vinculada al autor de "Santa Evita", pues fue uno de los pilares de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por Gabriel García Márquez, quien por cierto siempre lo consideró el mejor escritor latinoamericano.

En Martínez "periodismo y literatura fueron una sola cosa, todo converge", sostuvo el colombiano Jaime Abello, director de la fundación y organizador del acto.

Abello hizo un retrato de "ese personaje singular que tanto quisimos: además de "un magnífico conversador, alguien que amaba con pasión nuestra lengua", el autor de "El vuelo de la reina" fue un hombre "entrañable, humanista y curioso" dotado de "una sonrisa espléndida".

Como periodista, practicó todos los oficios posibles: reportero, cronista, crítico de cine, columnista, editor, jefe de redacción, director, maestro de periodistas. Siempre desde el respeto y la autocrítica, recordó el venezolano Sergio Dahbar.

Esa faceta de maestro de periodismo, de formador de canteras de jóvenes reporteros, fue destacada por Dahbar, que recordó cómo al frente del Diario de Caracas revolucionó el periodismo venezolano, haciendo salir a los redactores a la calle y consiguiendo que "los lectores empezaran a divertirse con el periodismo".

"Tomás Eloy Martínez era un príncipe en la redacción", subrayó el editor y periodista venezolano, que recordó cómo cautivaba a los reporteros con sus halagos para a continuación hacerles cambiar la noticia de arriba a abajo.

Nadia, una alumna del autor de "Purgatorio" que lo tuvo como profesor en Nueva Jersey cuando su vida se agotaba, tomó el micrófono para destacar de él su humildad. "Siempre dispuesto a escuchar al otro", subrayó.

"Te castigaba con una sonrisa deliciosa", dijo el periodista argentino Cristian Alarcón, que evocó cómo le encantaba "atravesar la frontera entre la ficción y la no ficción", un terreno en el que, según Dahbar, "él trabajaba a sus anchas".

"Era un gran farsante que trabajó para una verdad mucho más interesante que la verdad oficial", dijo el argentino Martín Caparrós, que se preguntó: "¿A qué le llamamos verdad?".

Buena parte del homenaje se consumió precisamente en debatir sobre esa frontera entre el periodismo y la literatura en la que se instaló Tomás Eloy Martínez.

"Su obra fue un punto de encuentro entre la literatura y el periodismo", dijo Abello, que destacó no obstante que nunca dejó de ser "escrupuloso con la noticia".

Si revolucionó el periodismo venezolano, no menos importante fue su papel en la prensa bonaerense entre 1957 y 1975 -"los años más interesantes de la historia de la cultura argentina", según Caparrós-, tras los cuales se vio obligado a exiliarse en Caracas por las amenazas de la Triple A.

En Argentina, Martínez practicó en la revista Primera Plana "un extraño periodismo de autor" y apostó por un "engendro raro", según Caparrós: columnas, columnas y columnas de texto, pues en aquella época, añadió el periodista argentino, "los editores no creían que sus lectores fueran idiotas".

Durante el homenaje, Jaime Abello leyó una carta de Gonzalo Martínez desde Buenos Aires, donde agradeció el homenaje y evocó el momento de la muerte de su padre, a las ocho de la noche del domingo 31 de enero de 2010.

"Siempre quiso esperar a la muerte con los ojos abiertos. Era su gran curiosidad. Hoy lo estará escribiendo", dijo el hijo.
 
EFE