Especiales Semana

Interior al vuelo

5 de agosto de 2002

Cuando se habla de vestuario es casi imposible dejar de lado las increíbles posibilidades que la ropa interior brinda a la industria de confección del país. Una industria que año tras año explora nuevas posibilidades de mercados, como lo ha hecho desde la primera incursión internacional de marcas como Leonisa, que no tuvieron miedo de romper fronteras y marcaron la vocación para toda la industria.

Si bien las empresas colombianas son competitivas han sentido con fuerza los problemas económicos de sus mercados naturales, es decir, los de los países latinoamericanos. Juan Guillermo Correa, de Ellipse, sostiene que la coyuntura difícil que atraviesa la industria está influida especialmente por la situación de Venezuela, donde hasta hace año y medio el 96 por ciento de los sostenes que se importaban eran producidos por marcas colombianas.

Es así como muchos productores nacionales han optado por dirigir sus esfuerzos a otros destinos, como México y República Dominicana. En el primer caso Proexport México ha recomendado a los industriales explorar ciudades como Cancún, Tijuana y Puebla, donde podrían obtener beneficios por ser mercados aún sin copar, a diferencia de Ciudad de México.

Por su parte República Dominicana ha aumentado su interés por la ropa interior colombiana. Aunque es un mercado pequeño, el 5 por ciento del colombiano, tiene una capacidad económica alta. Ecuador, por su parte, vuelve a estar en la mira de los vendedores de ropa interior por ser un mercado que se puede atender muy rápido por la cercanía.

Europa es un objetivo para muchos en estos momentos pese a la alta competencia y al factor seguridad. Aun así hay algunas experiencias en Madrid bastante provechosas de empresarios que han abierto almacenes de producto colombiano multimarca. Además Leonisa está codificada en la cadena Corte Inglés, lo que indica que lo difícil también es posible.

Estados Unidos emerge con la firma del Atpa, la nueva Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, como un potencial tanto para la venta del producto total como para la maquila colombiana. Las marcas reconocidas tienen una alta aceptación dentro del mercado latino norteamericano, que privilegia la sensualidad, la atracción y la seducción, en contraposición al mercado anglosajón, que le apuesta a la comodidad. Estados Unidos consumía hasta hace un año un poco más de 1.300 millones de sostenes de Colombia, cifra que podría crecer ostensiblemente con las nuevas condiciones de exención del arancel.

Pero a la luna de miel que podría representar el Atpa se contrapone un riesgo que ensombrece el panorama. Se trata de la inclusión de la China en la Organización Mundial del Comercio, lo que automáticamente impide a los países miembros imponerle restricciones. "Con los precios que ellos proponen nosotros no podemos competir. Por eso le apostamos a sostenernos con un buen diseño y una buena calidad, pero ¿hasta cuándo pagarán la diferencia nuestros compradores?", se pregunta Juan Guillermo Correa.

Por eso las empresas de ropa interior se han visto en la necesidad de ajustar sus estructuras a la nueva situación. Algunas empresas como Touché, por ejemplo, han insistido en llegar a los mercados vendiendo su propia marca e imagen comercial.

Otra de las estrategias de varias empresas del sector ha sido la de certificarse con la norma ISO 9000, que les brinda la aceptación internacional. Un ejemplo es Antonella, que ha logrado colocar su producto en 16 países de Latinoamérica y en Estados Unidos y ha recibido la certificación hasta 2004. Otras 20 empresas se encuentran en el proceso.

Así las cosas, a la industria de ropa interior colombiana le pueden llegar buenos vientos pese a las tormentas del camino. Pero para llegar a puerto seguro tendrá que emplear de nuevo toda la inventiva que le ha caracterizado desde siempre, la cual le ha permitido sortear momentos más inciertos.