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LA CIENCIA TIENE HUEVO

A menores costos, los experimentos con animales de laboratorio pueden realizarse con huevos de gallina.

4 de marzo de 1985

En el futuro es posible que la frase "me cogieron de conejo de laboratorio" caiga en desuso. Científicos alemanes han demostrado que los huevos de gallina pueden sustituir con plena satisfacción a los conejos, con los cuales se practican en todo el mundo determinadas fases experimentales de productos, sobre todo de sustancias químicas como los detergentes y los cosméticos. Se calcula que, solamente en Alemania, más de siete millones de "conejillos de indias" se utilizan anualmente en experimentos que los científicos justifican alegando beneficios para la raza humana. Pero, es precisamente Alemania el país en donde una novedosa ley protectora de animales ha desatado una inusitada controversia, al estatuir que sólo puede experimentarse con animales "si ello es imprescindible".
Desde hace 40 años se ha utilizado en los laboratorios de todo el mundo el llamado "test Draize", descubierto por el toxicólogo norteamericano del mismo nombre, consistente en someter los ojos de un conejo sano durante 72 horas a los efectos de sustancias que ocasionan irritación, aumentándose paulatinamente la dosis. Este método, que se efectúa en animales no anestesiados, es muy doloroso y en muchos casos mortal.
Los nuevos descubrimientos indican que de un huevo de gallina en fase de incubación se puede extraer o separar sencillamente la membrana corión, muy similar a la del ojo del conejo. Ambas membranas reaccionan de manera similar bajo los efectos de las sustancias utilizadas en los experimentos, con la ventaja de que mientras experimentar con conejos cuesta alrededor de 2.500 pesos, experimentar con huevos de gallina cuesta cerca de 11 pesos. Ello constituye una gran economía, si se tiene en cuenta que se utilizan en la actualidad a razón de diez conejos por cada experimento.
Pero si los conejillos de indias comenzarán a ser sustituidos por huevos de gallina, el futuro no se presenta tan halagueño para otros animales de laboratorio, para los que existe una escasa protección legal. En Alemania se establece, a través de la nueva ley que experimentos con animales vertebrados sólo serán autorizados si "el dolor, los sufrimientos y los perjuicios que se le ocasionan al animal son justificables éticamente por la finalidad del experimento". Entre estas finalidades se contemplan la prevención de enfermedades, su reconocimiento o tratamiento, así como el análisis de los riesgos de contaminación del medio ambiente.
Sin embargo la imagen de ratas con tumores gigantescos, gatos incapaces de moverse por cuenta de las sondas conectadas a sus cerebros, o de los mismos conejos con los ojos desorbitados por efecto de la inyección de sustancias corrosivas, continúa siendo común en muchos países del mundo, donde una febril actividad de asociaciones protectoras de animales ha logrado poca cosa. Lo máximo que se ha obtenido es que en algunos artículos de belleza se lea en el rótulo la garantía de que "este producto no ha sido probado en experimentos con animales". Queda en manos del consumidor escoger entre un producto que no ha significado un martirio para los animales, y un producto que, probado en animales, puede garantizar que no constituye riesgo para la salud humana.