Los síntomas, según los expertos, incluyen diarrea, dolor abdominal, vómitos, dolor de cabeza, fiebre y escalofríos. | Foto: SEMANA

SALUD

Mal aseo: el culpable de las olas de gastroenteritis

Las infecciones estomacales pueden ser una pesadilla. No sólo generan malestares, como diarrea, sino incapacidad laboral por varios días. SEMANA consultó a expertos sobre cuál es la mejor forma de prevenirlas.

15 de marzo de 2019

Igual que la gripe, la gastroenteritis es un virus que se transmite con más facilidad de la que se cree. Basta con tocar un vaso infectado o saludar con la mano a un compañero de oficina que presente los síntomas, para que el cuerpo empiece a incubar la enfermedad.  Expertos como Carlos Castañeda, director del observatorio del Instituto Nacional de Salud, explican que se puede presentar en varias formas: virus, parásitos y bacterias.

Los síntomas, según los expertos, incluyen diarrea, dolor abdominal, vómitos, dolor de cabeza, fiebre y escalofríos.

Pero todos tienen algo en común. Se transmiten al entrar en contacto con la persona enferma, al ingerir agua contaminada o al no asearse correctamente luego de entrar al baño. La razón es que en la mayoría de los casos, “la infección proviene de organismos que están presentes en la materia fecal”, agrega William Otero, profesor de medicina y jefe de gastroenterología de la Universidad Nacional.

Este, precisamente, es uno de los motivos por los que la gastroenteritis, también conocida como enfermedad diarreica aguda, resulta tan mortal en lugares donde hay poca salubridad y afecta en su mayoría a menores de cinco años o a mayores de 60 que suelen tener las defensas más bajas.  

Los síntomas, según los expertos, incluyen diarrea, dolor abdominal, vómitos, dolor de cabeza, fiebre y escalofríos. Pero si es muy severo produce deshidratación.  De acuerdo a Otero, por lo general, esta enfermedad tarda entre 3 a 10 días en dejar el cuerpo y como es prevenible, en la mayoría de casos es transitoria y no representa un riesgo grave de convertirse en  pandemia.

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En estos casos lo mejor para aliviarse es tomar bastante líquidos, caldo, y en algunos casos acetaminofén. Pero no ningún tipo de antibiótico, recalca Otero. La razón es que la única manera de que el virus salga del cuerpo es que este mismo lo vaya expulsando de manera natural con el paso del los días.

Según él, recetar antibióticos es uno de los errores más frecuentes que se cometen para tratar de aliviar la enfermedad. “Los médicos lo recetan de manera compulsiva, pero es  una conducta equivocada, lo único que hacen es dañar la microbiota”, explica.

Castañeda coincide con Otero, pues agrega que la mejor forma de confrontarla es a través de un seguimiento médico y la restauración nutricional. Pero también dice que existen otras formas de prevenir. Entre ellas, vacunas como el rotavirus, que “está disponible en Programa Amplio de Vacunación (PAI) y al que tienen derecho todos los niños”.  

Comer adecuadamente, no consumir alimentos en sitios donde no haya suficiente higiene, evitar alimentos recalentados, y comer todo fresco y refrigerado, son otras formas de evitar contraer el virus.

Por otra parte, Castañeda destaca que en la prevención lo más importante es adquirir hábitos de buen aseo cómo lavarse la manía después de entrar al baño, limpiar los alimentos, entre otras cosas. Esto es fundamental pues en la mayoría de los casos, las olas de gastroenteritis que se presentan en colegios o lugares de trabajo obedecen al mal aseo.

“Porque alguien esté enfermo no quiere decir que vaya a contagiar a cualquiera. Pero si, por ejemplo, alguien enfermo prepara alimentos y no se lava sus manos, es muy probable que contagie a los demás”, explica.

El experto también agrega que aunque en la mayoría de casos el virus proviene de materia fecal, hay otros en los que se transmite por vías respiratorias y que puede terminar produciendo dos síntomas: gripe y dolores gastrointestinales.  

Sobre la idea de que realizar una fumigación en el entorno contaminado puede ayudar a matar los virus y bacterias, Otero dice que no tiene ninguna utilidad. “No hay que fumigar  jamás, se fumiga para ratas. Así se fumigue el virus no desaparecerá”, explica.

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En cuanto a los remedios caseros como el jengibre o tomar de limón en ayunas, Otero afirma que más que una cura, funcionan como un placebo. “Creen que sirven, pero no le hace nada a los agentes que producen la enfermedad”.

Sobre la hipótesis de que el medio ambiente y las condiciones atmosféricas están implicadas en la proliferación de estos virus  y bacterias, Otero dice aunque no es posible decir con qué exactitud lo hace, “las investigaciones se estima que interfiere en épocas de lluvia”.

Castañeda agrega que la enfermedad diarreica es una de las principales causas de consulta en los médicos del país y es usual que a una clínica llegue el caso de un niño con hasta cinco episodios de la enfermedad en un año. El problema es cuando no es correctamente atendida.

De acuerdo a un estudio realizado por el INS, en un año, mueren en promedio 593 personas por esta enfermedad. Podrían prevenirse garabtizando agua de calidad o una infraestructura para que puedan al menos lavarse las manos.

La mayor mortalidad por esta causa está concentrada en los departamentos más grandes: Antioquía, Valle del Cauca y Bogotá. Pero hay otros donde la proporción enfermedad y mortalidad son más altas: entre ellas, Nariño, Vichada y Chocó.