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Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores

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Juan Pablo Córdoba: la BVC debe despertar más interés

Con menos emisores, bajas rentabilidades y desbandada de personas naturales, la Bolsa busca recuperar su atractivo. Finca raíz, su nueva apuesta. ¿Será suficiente?

23 de noviembre de 2017

De las 69 empresas inscritas en bolsa, solo 42 se negocian con frecuencia, el resto se mueven muy esporádicamente. Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, señala que al mercado le faltan esfuerzos para hacer más atractivas sus emisiones.

¿Por qué este año la bolsa colombiana avanza más lento que sus pares latinoamericanas?

Hay varios elementos. El primero es que llevamos dos años valorizándonos y el crecimiento de este año es saludable, teniendo en cuenta que Colombia estaba relativamente más costosa que Chile, México y Brasil, que se estaban desatrasando. El segundo elemento son factores domésticos que hacen que Colombia no se compare favorablemente al resto de economías: una desaceleración más profunda de lo que se esperaba, una reducción del crecimiento económico potencial (que pasó de 4%-4,5% a 2%-2,5%) y el proceso de paz, sumado a las próximas elecciones, que generan incertidumbre respecto del panorama económico de corto plazo.

¿Qué tanta responsabilidad tiene la caída de Interbolsa en el comportamiento actual del mercado?

Es difícil atribuir la responsabilidad a un solo evento, desafortunadamente hemos tenido una combinación de situaciones que dejaron al inversionista resentido. Claro, la desconfianza que generó Interbolsa desanimó a mucha gente, pero además está la devaluación, la caída del petróleo, la desaceleración económica. Ahora hay que ver qué se va a hacer hacia adelante.

¿Cómo atraer más emisores al mercado?

Actualmente hay apetito y demanda por bonos y acciones colombianos –prueba de ello es que de enero a octubre las empresas emitieron bonos de deuda corporativa por el mismo valor de todo 2016, alcanzando $10 billones, y aún faltan tres meses–, pero nuestra labor es construir puentes entre compradores y vendedores. Debemos aceptar que el programa Colombia Capital, que durante los últimos 10 años buscaba familiarizar a las empresas con el mercado, no fue suficientemente exitoso y muy pocos emisores entraron. Por eso estamos mirando cómo cambiar la oferta de valor para que las empresas se acerquen al mercado de forma gradual sin tener que arrancar emitiendo acciones. 

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¿Y qué planean ofrecerles?

Queremos revivir los papeles comerciales, que son bonos que se emiten a un año para capital de trabajo de las empresas. Estos se dejaron de vender, tal vez, reemplazados por los créditos bancarios de tesorería, pero hay fondos dedicados a deuda privada que están demandando papeles de corto plazo distintos a CDT bancarios, que son hoy los únicos que ofrece el mercado. También buscamos traer a constructores para que hagan emisiones especiales que se ajusten mejor a sus necesidades pues, aunque ellos tienen buen acceso al crédito bancario, este viene atado a elevados costos transaccionales, como las hipotecas y las fiducias. Con el mercado de capitales podrían hacer una única transacción, que tendría como garantía el inmueble, y con ella hacer muchas emisiones de tres o cinco años que les servirían para solventar el inicio de obra, la construcción y el punto de equilibrio. En el mediano plazo planeamos llegar a las Pymes, que son las que tienen más restringido el acceso a crédito. Un primer paso será mediante la factura electrónica, un negocio en el que nosotros estamos interesados y que se puede convertir en una fuente de financiación dinámica para ese grupo de empresas. Incluso estudiamos la posibilidad de un mercado de bonos pequeños para plazos de hasta 5 años, que les sirve a las Pymes y estamos conversando con los fondos de capital privado que han invertido en empresas colombianas para crearles un mercado secundario que les permita hacer su salida.

¿Y qué hacer con las personas naturales que cada vez son menos en el mercado?

Para ellos tenemos un nuevo instrumento que ya está muy avanzando y que les permite invertir en finca raíz, que es un activo que entienden y que les gusta. Se trata de los Fondos de Inversión Colectiva Inmobiliarios (Ficis), una especie de acción que se compra y se vende en el mercado, la cual está respaldada en los activos que administran los fondos inmobiliarios. La idea es profesionalizar la inversión en finca raíz, para que una persona ya no sea dueña de un solo inmueble –corriendo individualmente con todos los riesgos de desocupación o malos inquilinos– sino de varios, que además son de diferente uso y están en varias ciudades, lo que implica que diversifican su inversión. Además, con la ventaja de ser un activo que se transa a diario en la bolsa y tiene un precio.

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