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ALERTA ROJA

Fracasa reunión de Contadora en Panamá, mientras los sandinistas se preparan para lo peor

22 de julio de 1985

No es una finta diplomática: el gobierno sandinista está firmemente persuadido de que ha comenzado la cuenta regresiva para una acción militar directa de los Estados Unidos frente a Nicaragua. El presidente Daniel orteya lo dijo claramente en Managua, al señalar que los congresistats norteamericanos se habían equivocado al votar la ayuda a los "contras", creyendo que se trataba del mal menor. Ortega, por el contrario sostiene que se trata del mal mayor, ya que legaliza la escalada y brinda un marco político propicio para ampliar los márgenes de intervención.
Esta convicción explica la evidente irritación del vicecanciller nicaraguense Víctor Hugo Tinoco, a su llegada a Panamá el 17 de junio pasado, para participar en la reunión de plenipotenciarios del Grupo de Contadora y de los cinco países centroamericanos. Tinoco dijo en el aeropuerto "Omar Torrijos" de la capital panameña: "Se hace necesaria una revisión de los mecanismos de discusión de las negociaciones de Contadora, porque no podemos seguir actuando como si estuviéramos en el espacio sideral".
La metáfora espacial aludía a la temática misma de la reunión del grupo, centrada en proyectos de protocolo adicionales al acta del 7 de septiembre pasado y las propuestas de Contadora a los países centroamericanos en torno del cese de la carrera armamentista y la presencia militar extranjera. "No podemos hablar sobre un futuro sin abordar el presente", añadió el vicecanciller nicaraguense.
El presente, según el punto de vista de Managua, esta determinado por la decisión del Congreso norteamericano de no aprobar una ayuda de 27 millones de dólares para las fuerzas contrarevolucionarias. Esta medida, que a juicio de los sandinistas torpedea a Contadora, sumada a la "generación de conflictos artificiales" en la frontera con Costa Rica, configuran una nueva situación que debía discutirse en Panamá.
Pero el bloque de Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador exigió el respeto del orden del día y rechazo las modificaciones propuestas por Nicaragua, cuya delegación fue acusada de hacer fracasar el encuentro. De hecho no hubo reunión y lo de Panamá se limitó a una serie de consultas bilaterales sobre si Nicaragua estaba dispuesta a discutir el documento 5-Bis, que trata precisamente sobre los temas aún pendientes en materia de seguridad, vigilancia y control.
Aunque Tinoco mismo aseguró que la disyuntiva era "Contadora o guerra", no ocultó que ese apoyo que todos dicen brindar al grupo diplomático ofrece matices diferenciales. Nicaragua, por ejemplo, aguardaba una declaración oficial del grupo condenando el apoyo norteamericano a los "contras". Según informes de prensa aparecidos en el diario Excelsior de México, el gobierno azteca aspiraba a un pronunciamiento similar. Pero ni Panamá, ni Venezuela, ni Colombia apoyaron tal propuesta. El Canciller panameño explicaba que no haría comentarios sobre el tema "por tratarse de un asunto interno de los Estados Unidos".
Estas diferencias de enfoque, que pueden tornarse inquietantes ahora que la situación es más delicada que nunca, han llevado a Nicaragua a desplegar una vasta ofensiva diplomática, que supone --en primer término-- el envío de una misión especial, encabezada por el vicepresidente Sergio Ramírez, a Bogotá, Caracas, México y Panamá, para sostener conversaciones al máximo nivel.
Mientras tanto, seguía pendiente de definición la investigación del incidente fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica. La comisión mixta Contadora --OEA, visitó la localidad costarricense de Las Crucitas, donde se produjo el turbio episodio. La comisión ya escuchó a ambas partes: Costa Rica insiste en culpar a los sandinistas y Nicaragua al grupo ARDE, de Edén Pastora.
La posición del gobierno de Luis Alberto Monge se ha visto debilitada por el ataque de un grupo ultraderechista a la embajada nicaraguense en San José, así como por la decisión de la OEA de girar la investigación a manos del grupo de Contadora al que Monge quiso descalificar desde un principio.
En Río de Janeiro, Rodolfo Solano --ex ministro de Monge que renunció a su cargo por considerar que Costa Rica estaba dejando de ser neutral-- admitió como "bastante probable" que el incidente hubiera sido promovido y ejecutado por "organismos de inteligencia norteamericanos".
Entre tanto, al norte, Nicaragua sigue viendo con preocupación el desarrollo de las maniobras de fuerzas hondureñas y norteamericanas cerca de la frontera. Y el grupo "Misura" echa leña al fuego secuestrando a una investigadora alemana, Regina Schermann, cuyo eventual asesinato complicaría la situación con el gobierno de Bonn. Todo esto parece explicar la decisión sandinistas de rearmarse y de encender, en todo su territorio, la "alerta roja".--