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ALGUIEN COCINA UNA TRAGEDIA AEREA

¿Hay manos oscuras tras los recientes desperfectos aeronáuticos en Buenos Aires?

29 de abril de 1985

A nadie se le hubiera ocurrido que el percance que sufrió el Boeing 707 que transportaba al presidente argentino Raúl Alfonsín, desde Brasilia a Estados Unidos, fuera producto de un sabotaje, de no ser porque días antes la nave de Alitalia que iba a llevar al presidente italiano Sandro Pertini de Buenos Aires a Moscú no pudo despegar porque se encontraron dos tapas de las válvulas de los neumáticos en una turbina. Y la versión oficial que consideró este hecho como meramente accidental hubiera sido aceptada, sino es porque medio año atrás alguien había colocado 400 gramos del explosivo trotyl en la nariz del Jumbo de Aerolíneas Argentinas, horas antes de que Isabel Perón partiera en él rumbo a Madrid. Y mirando más atrás aún, el "síndrome de los desperfectos aeronáuticos" que ha venido aquejando a la Argentina comenzo apenas unos días después de la asunción de Alfonsín, cuando el presidente Belisario Betancur tuvo que demorar su salida de Buenos Aires puesto que al avión presidencial se le daño el radar.
Esta serie de incidentes se tornan aún más sospechosos si se tiene en cuenta que el gobierno argentino ha negado insistentemente la posibilidad de sabotaje, y en el único caso -el de la bomba en el avión en el que iba a viajar la señora de Perón- en el que obviamente se había saboteado, la investigación parece haber llegado a punto muerto, ya que no se volvió a dar información alguna sobre su desarrollo. "Se sigue investigando" dijo un vocero del ministerio del Interior a esta reportera, el mismo día en que el subsecretario de este ministerio, Raúl Galván, declaraba en Córdoba que este atentado fue "obra de manos negras que no están en la cárcel pero que ya recibieron la sanción moral de la opinión pública", como dando a entender que ya no se busca más a los criminales.
Quizás el incidente en el que la versión oficial despierta más dudas, es el que involucró al presidente italiano y a su comitiva, entre los que se encontraba Giulio Andreotti, ministro de Relaciones Exteriores. Pertini había decidido cortar abruptamente su estadía en la Argentina para asistir a los funerales del premier soviético Konstantin Chernenko. Tanto la policía aeronáutica militar, encargada de la seguridad en el aeropuerto de Ezeiza, como miembros de la Fuerza Aérea, cuyo personal es el único con acceso a los aviones, dijeron que se trataba de una "falla técnica al caer accidentalmente los capuchones de las válvulas en la turbina". No obstante, SEMANA consultó a un técnico de mantenimiento de Avianca en Ezeiza y éste afirmó como "imposible que estas piezas cayeran adentro de una turbina por si solas". Es más, Alitalia distribuyo un comunicado oficial en el que dice que el avión "había sido objeto de maniobras intencionales no autorizadas". En Roma la televisión italiana acusó a las autoridades argentinas de "graves negligencias" y otros medios hablaron abiertamente de un atentado.
A pesar de las distintas versiones, es sorprendente que la prensa local haya puesto tan poco empeño en esclarecer este hecho. Tampoco se ha profundizado en el percance que tuvo el avión presidencial Tango C-91 que según el vocero oficial, tuvo que regresar a Brasilia 40 minutos después de haber despegado rumbo al estado de Virginia, porque una baja de presión del combustible de una turbina produjo la ruptura de una pieza -a pesar de que en él se encontraban el propio Alfonsín, el canciller y el ministro de Economía-. Solamente contados columnistas han relacionado estos hechos pidiendo una investigación. Tal vez el único hecho que según pudo averiguar SEMANA, se trató de un incidente bastante corriente, fue el desperfecto que sufrió el avión presidencial colombiano cuando Betancur vino en diciembre de 1983 a la inauguración de la democracia argentina. Tanto fuentes de la embajada de Colombia como de Avianca coincidieron en que se trató de una falla en el radar y que ni "con la mejor imaginación se podría hablar de sabotaje".
Quedan en tela de juicio entonces, los otros tres incidentes. La pregunta obvia es si existe alguna conexión entre aquellos que pusieron una bomba a Isabel Perón, con los que presúntamente habrían atentado contra la vida de Pertini y quizás contra la de Alfonsín. En el caso de la señora de Perón, el gobierno atribuyó el hecho a los integrantes de los servicios de inteligencia de la dictadura que quedaron desempleados al cambiar el régimen. Algunos periodistas y políticos acusaron a las Fuerzas Armadas que querían que la sociedad comenzara a poner en duda la capacidad de la democracia de asegurar las vidas de sus ciudadanos. Es muy probable que aquellos ligados a las Fuerzas Armadas que aún hoy defienden la ideología que los llevó a la "guerra sucia" contra la subversión, tuvieran más de una razón para atentar contra el presidente italiano. Si el caluroso apoyo que le dio Pertini a las Madres de Plaza de Mayo y el tributo que pagó a los italianos y sus descendientes desaparecidos que según él "murieron peleando contra la dictadura" pusieron nerviosos a las mismas autoridades democráticas que en esos momentos estaban enfrentando una de las más difíciles crisis militares desde que asumió Alfonsín, seguramente enfureció a los amigos del régimen militar. De ahí que si en efecto hubo sabotaje, sus autores no estarían muy lejanos de los que atentaron contra la viuda de Perón.
Existen otras hipótesis sobre la autoría del presunto sabotaje. El semanario El Periodista conjetura que "algún sector, tal vez el mismo que el año pasado colocó un explosivo en el avión de Isabel Perón, se habría propuesto demostrar que en el área de competencia de la Fuerza Aérea, los enemigos de la democracia pueden operar con impunidad". Es decir, que dada la relevancia que ha tomado la Fuerza Aerea al haber sido nombrado uno de los suyos como Jefe de Estado Mayor Conjunto, hay recelo en las otras fuerzas y estas quieren desprestigiar a la Aeronáutica. La prensa italiana también ha acusado a Sandro Saccucci, un exoficial del ejército italiano y ex diputado del neofascista Movimiento Social Italiano, quien fue detenido en la Argentina en enero pasado y en esa ocasión se habló de "la preparación de un complot contra Pertini". Sin embargo esta hipótesis está lejos de ser comprobada. La reticencia del gobierno democrático a investigar estos hechos para dejar en claro de una vez por todas si hubo o no manos malintencionadas es quizás debido a sus delicadas relaciones con los militares -quienes están cada vez más incómodos por los juicios a las cúpulas de la dictadura-. No obstante, si no se aclaran estos incidentes, el "síndrome del desperfecto aeronáutico" puede seguirse presentando y en el futuro cobrar las víctimas que aún no ha logrado cobrar.