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El AF1 está protegido de un eventual ataque atómico por un campo electromagnético. | Foto: Casa Blanca

Cumbre de las Américas

Bienvenido a bordo del Air Force One

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Nathan Jaccard - Enviado especial a Cartagena
13 de abril de 2012

El AF1 nunca llega tarde. Exactamente a las 4 y 45 de la tarde Barack Obama llegará al aeropuerto Rafael Nuñez de Cartagena. Estará a bordo del Air Force One, la mítica aeronave que lleva a los presidente de Estados Unidos a cualquier rincón del mundo. Verdadera burbuja de lujo y seguridad, es uno de los símbolos más evidentes del poder mundial de Washington.

El Air Force One no designa a ningún avión en particular. Cada vez que el presidente de Estados Unidos vuela, la aeronave es designada con el código AF1. Puede ser una avioneta o su jet presidencial.

Hay dos Boeing VC-25, la versión militar del 747, idénticos, parqueados en la base aérea de Andrews en Maryland. Pesan 372 toneladas, miden casi siete pisos y tienen un espacio de 370 metros cuadrados. Lo único que identifica a uno y otro es el número de identidad en la cola: 28000 o 29000.

Ambos están a disposición de Obama para cualquier viaje. Puede ser para ir a ver un partido de básquet en Ohio, como lo hizo hace unas semanas, o para sus desplazamientos oficiales. Puede volar más de 12.600 kilómetros sin posarse, y tiene la capacidad de ser tanqueado en pleno vuelo. Todos los viajes están clasificados como una operación militar.

Cada una de las aeronaves vale 325 millones de dólares. Una hora de vuelo le cuesta a los contribuyentes gringos 190.000 dólares. A bordo hay 87 teléfonos, 19 televisores, un gimnasio, un consultorio médico con equipos para hacer operaciones y una sala desde la cual Obama puede transmitir declaraciones en directo. También hay un comando militar aéreo, donde Obama tiene la posibilidad de ordenar un ataque nuclear.

La oficina de Obama y su cuarto se encuentran en la parte delantera de la aeronave. La suite presidencial tiene dos sofás, un gimnasio y ducha. Su sala de juntas, que también es usada como comedor, tiene una pantalla plana de 50 pulgadas. El segundo piso del Boeing es usado como centro de comunicación.

El presidente es el único que aborda el Air Force One por la puerta delantera. El resto de los pasajeros -caben hasta 70- se suben por una puerta trasera. El protocolo dicta que los viajeros pueden caminar y desplazarse de sus sillas para atrás. Nunca hacia adelante. Cada ocupante recibe un certificado, firmado por el piloto, que indica que voló como "invitado del presidente". La tripulación del Air Force One cambia cada vez que hay un nuevo presidente.

Los AF1 actuales fueron estrenados por George Bush padre en 1990. Serán reemplazados en 2017, probablemente por un Boeing 747-8 Intercontinental.

No hay comida cocinada con anterioridad. Todos los menús son elaborados a bordo por cocineros de la USAF (Fuerza Aérea de Estados Unidos), que tienen la capacidad para atender a más de 100 comensales. Son servidos en platos de porcelana exclusivos del Air Force One.

El AF1 está protegido de un eventual ataque atómico por un campo electromagnético, que evita que la electrónica del avión pueda ser afectada por una explosión.