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EL MOMENTO MAS DIFICIL

Al Presidente Reagan se le están acumulando los problemas y las soluciones no se ven en el horizonte.

30 de mayo de 1983

La inesperada ola de frío de esta primavera no ha sido lo único sorpresivo en estos días en los Estados Unidos. Comentaristas de todos los medios han expresado su preocupación por lo que parece ser el momento más difícil para Ronald Reagan desde que asumiera la Presidencia del pais en enero de 1981.
La acumulación de problemas de orden interno y externo que no han podido ser solucionados le plantea a los observadores serios interrogantes sobre las capacidades reales de la administración para salir adelante con el mínimo de trabas posibles.
Por el lado internacional, las estrategias de la Casa Blanca han conducido a que los Estados Unidos hayan quedado prácticamente solos sin el respaldo de sus aliados tradicionales. "Mientras Carter podia enseñar los acuerdos de Camp David y el Salt II, este gobierno no ha salido con nada positivo", comentaba un congresista en estos días.
Las actitudes respecto de la escalada nuclear o la guerra en Centroamérica han sido motivo de nutridas críticas inspiradas en el fracaso de políticas diagnosticadas como inapropiadas y que nacen de las ideas de Reagan acerca del comunismo.
En lo que parece una vuelta a los tiempos de Eisenhower, la Casa Blanca se ha trenzado en unas frías discusiones con el Kremlin y con cualquier otro gobierno de tinte izquierdista.
Veamos, en síntesis, cuáles son las cuestiones más urgentes en el campo internacional:
MEDIO ORIENTE: los infructuosos esfuerzos para lograr un acuerdo en torno a los refugiados palestinos, así como los choques constantes con el gobierno de Begin sobre el retiro de las tropas judías del Líbano han sido para Reagan un quebradero de cabeza. Más aún, con el reciente atentado a la embajada norteamericana en Beirut, el objetivo de lograr la paz en la región cada día parece más lejano.
OTAN: las presiones del movimiento pacifista para que se llegue a un entendimiento sobre limitación de armas nucleares se han dejado sentir en Washington. Pese a las repetidas promesas del Presidente, la verdad es que no hay ningún entusiasmo para negociar seriamente con la Unión Soviética,
Bloque Comunista: no sólo se han llevado las relaciones con la URSS a su punto más crítico en veinte años, sino que el otro coloso del comunismo, la China Popular, está profundamente disgustada con la actitud de la administración en relación a la ayuda militar a Taiwán. Como resultado, el gobierno de Pekín está tratando de regularizar sus relaciones con los rusos, lo que sería funesto para los intereses del gobierno norteamericano.
A nivel interno las perspectivas no son mejores. Con las elecciones a sólo año y medio, los asesores del gobierno han tratado de ganar a toda costa el apoyo de la gente. Sin embargo, ha quedado claro que hasta que la economía no mejore los electores van a estar de parte de la oposición.
Sumaricemos esos problemas:
CONGRESO: Fuera de las reticencias de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, el Senado, pese a estar dominado aún por el partido del Presidente, ahora le está, en algunos puntos, volviendo la espalda al ejecutivo. Fuera de haber rechazado el incremento en los gastos de defensa que propone Regan, se habla de que el último recorte de impuestos, base fundamental del plan económico, está en entredicho.
OPINION: Aunque ha habido una pequeña mejora en la economía, el desempleo todavía es superior al 10% y el malestar social es evidente. La credibilidad del primer mandatario ha disminuido en forma acelerada y las críticas al gobierno se oyen por doquier. En sus últimas apariciones en público, Reagan ha desgastado su imagen sin que ninguno de sus mensajes haya tenido buena acogida.
PENTAGONO: como abanderado del rearme militar de los Estados Unidos, el primer mandatario sabe que están en entredicho varias de sus propuestas principales: el misil MX, el superbombardero B-1 y la renovación del equipo de la Armada. Dado el escepticismo del Congreso, la administración tendrá que multiplicar sus gestiones para contar con un voto favorable, so pena de que caigan por tierra lo que son las premisas más fuertes del gobierno.
Tales hechos están poniendo al Presidente contra la pared y, a menos que él opte por buscar un compromiso, los siguientes meses van a estar salpicados de trastornos que pueden apravarle su ya difícil posición.

QUIEN ES RICHARD STONE
Un día después de su discurso ante el Congreso en pleno, el Presidente Reagan dio a conocer el nombre de su embajador volante en América Central. Se trata de Richard Stone un multimillonario de 54 años, que há sido senador democrata por el Estado de Florida y que como agente registrado del gobierno de Guatemala fracasó en el intento de obtener un tratado de paz entre el régimen militar de ese país y el de Belice. Por tal trayectoria, Stone era resistido desde antes por algunos miembros liberales del Congreso, quienes cuestionan su capacidad para ganarse la confianza de las fuerzas rebeldes salvadoreñas y del gobierno nicaraguense.
El ex legislador es considerado como vocero de los sectores contrarios a los gobiernos revolucionarios de Cuba y Nicaragua. Es uno de los principales partidarios del establecimiento de "Radio Martí" -un proyecto para realizar emisiones radiales desde Estados Unidos hacia Cuba y que ha sido repudiado por la Habana-. Stone, además, ha formulado duras criticas al régimen sandinista y a las fuerzas de izquierda de América Central. Trabajó desde marzo de 1981 hasta marzo de 1982 como agente registrado del servicio exterior del represivo gobierno que encabezaba en Guatemala el general Romero Lucas García; despues, en marzo del año pasado, por el actual gobernante militar general Efraín Ríos Montt.
Stone, desde febrero pasado representaba al gobierno norteamericano en América Central. Obtuvo del gobierno salvadoreño la anticipación de las elecciones presidenciales de marzo de 1984 a diciembre de 1983. Para el Presidente Reagan tales servicios "le han servido de experiencia a Stone en la región". Aseguró que por ello el Senado confirmaría sin problemas su designación. Stone venía de hace rato figurando para un puesto de importancia en el servicio exterior norteamericano. De hecho, había sido propuesto para el segundo puesto en importancia en el Departamento de Estado, detrás del ex secretario de Estado Alexander Haig. Pero Reagan nombró en últimas a un antiguo amigo suyo, el controvertido William Clark, para la asesoría presidencial en Asuntos de Seguridad Nacional.
La designación de Stone había sido negociada por la administración con Clarence Long, presidente del sub comité de Asignaciones Presupuestarias para Operaciones Exteriores para ayuda militar a El Salvador.
Pese a las resistencia inicial, se cree que el senado acogerá a Stone para evitar que su credibilidad como embajador sea deteriorada.