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LA VOZ DEL AMO

Walesa niega que haya pedido la disolución de Solidaridad

24 de octubre de 1983

Evitando comentar esa propuesta por ser una "cosa enorme", el líder sindical polaco desmintió el 18 de septiembre, haber recomendado la rendición de la dirección clandestina del sindicato Solidaridad, así como haber pedido el abandono de la sigla "Solidaridad" y la creación de nuevos sindicatos regionales, como lo había afirmado una publicación aparentemente "ilegal" polaca.
Walesa confirmó, en cambio, su deseo de continuar su lucha hasta ver realizados los objetivos que había recordado, antes de las manifestaciones del 31 de agosto, al exigir: la proclamación de una amnistía completa y no limitada, el restablecimiento del pluralismo sindical y la distribución justa del producto de la actividad de los polacos.
En medios de "Solidaridad" de Varsovia se piensa que las "declaraciones de Lech -Walesa" son, en realidad, una nueva "operación de las autoridades". Nosotros conocemos ese tipo de métodos, dijo a SEMANA un responsable de ese sindicato en París. "Recuerde la difusión de cartas (falsas) de Walesa, los rumores oficiales sobre "su fortuna" en Suiza o sobre su vida privada presentada como inmoral gracias a miles de mentiras, los montajes difundidos por el gobierno, realizados con pedazos, viejos o recientes, de sus declaraciones y discursos, para hacerlo aparecer como un irresponsable o como un incoherente. Regularmente, el gobierno imprime también periódicos que imitan las publicaciones clandestinas de Solidaridad o emite mensajes que son interferidos después de dos o tres minutos para hacer creer que provienen de "Radio Solidaridad ".
La oposición democrática en Polonia se interroga, igualmente, sobre el caso de Wladyslaw Hardek, uno de los cinco miembros de la dirección clandestina de Solidaridad presentado en la TV el 24 de agosto. ¿Se entregó como afirman las autoridades, o fue detenido? ¿Leyó su texto de "arrepentimiento" por su cuenta o fue obligado? ¿Cómo explicar que Hardek haya leído sin mirar la cámara, con un tono monocorde y afirmando como cualquier portavoz oficial, que Polonia "necesita orden y normalización", cuando él mismo organizó la resistencia durante 18 meses y firmó, al parecer, el llamamiento a manifestar el 31 de agosto? Las dudas persisten, agravadas por el hecho de que las autoridades no han comunicado dónde se encuentra el ex líder de Solidaridad. Su colaboración con las autoridades no parece haber pesado, sin embargo, en la situación del país. A pesar del enorme despliegue policiaco, decenas de miles de polacos desfilaron el 31 de agosto por las calles de Varsovia, Cracovia, Wroclaw, Czestochowa, Luben, Poznan y Swsnik para celebrar el tercer aniversario de los acuerdos de Gdansk. Pero esa nueva muestra de la existencia de "Solidaridad", en la que 509 personas fueron detenidas (18 condenadas a penas de menos de tres meses), no erosionó la decisión de las autoridades de no negociar con Walesa.
Esta actitud, más el nuevo arsenal jurídico que reemplazó el 22 de julio el levantamiento del Estado de guerra y los ataques soviéticos y polacos contra el clero, han creado una nueva tensión entre el gobierno y la Iglesia. "Tres años después" (de los acuerdos de Gdansk), dijo el primado Glemp en Crestochowa ante ciento cincuenta mil campesinos, "no se oye sino la voz del vencedor. El interlocutor de hace tres años, vencido, no puede decir nada en su defensa y, si es necesario, se le ridiculiza". El jefe de la Iglesia hacía así referencia a las campañas llevadas a cabo por el gobierno para desacreditar a Walesa. Después de recordar que la única salida para Polonia se encontraba en el diálogo, el cardenal Glemp criticó al gobierno por las ofensas que el vice primer ministro Rakowski profirió contra Walesa el 25 de agosto en Gdansk.
La defensa directa del líder sindical por el No. 1 de la Iglesia polaca, pone fin a las conjeturas que circularon después de la visita del Papa, según los cuales Juan Pablo II había "sacrificado" a Lech Walesa. Conjeturas que nacieron de un artículo en el periódico del Vaticano, el "Osservatore Romano", y que el Papa sancionó destituyendo a su director. -
José Hernández Corresponsal de SEMANA en París -