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LAS ARMAS SECRETAS

¿Suministros ilegales de la industria de armas de Suecia a Irán tras el asesinato de Olof Palme?

6 de abril de 1987

Estaban muy equivocados aquellos que creyeron que la capacidad de sorpresa del pueblo sueco -habitante de un paraíso que hasta hace poco parecía pertenecer a otro planeta- no podría nunca ser desbordada después del asesinato, hace poco mas de un año, el 28 de febrero de 1986, del primer ministro socialista Olof Palme. Y estaban muy equivocados porque, si se comprueban las sospechas que han surgido en las ultimas semanas sobre la muy alta posibilidad de que ese crimen esté relacionado con los intereses de la industria armamentista de ese país y con la guerra Irán-lrak, el golpe para los suecos sera de unas proporciones por ahora difíciles de imaginar.
Esta estremecedora historia, que puede amenazar seriamente la estabilidad del actual gobierno sueco, comenzó a destaparse el 20 de enero pasado, cuando en horas de la madrugada y con temperaturas muy por debajo de cero, 200 agentes de la Policía sueca llevaron a cabo una serie de redadas que determinaron la captura de 3 hombres, señalados inicialmente como posibles cómplices del asesinato de Palme.
La noticia fue recibida con alborozo por los suecos que habian visto pasar los meses sin que las investigaciones avanzaran. Pero 10 horas después, todo se vino abajo. El jefe de la Policía de Estocolmo, Hans Holmer, reconoció en una rueda de prensa que los sospechosos habían sido liberados "por falta de pruebas". Una investigación del prestigioso periodista norteamericano Richard Reeves, aparecida la semana pasada en el New York Times, se pregunta si ese extraño episodio no es más que un indicio de lo que en voz baja se viene comentando en circulos del gobierno y la política suecos: que Palme fue asesinado porque dentro de su papel de mediador en el conflicto Irán-lrak, había descubierto y suspendido envios secretos de misiles, cañones y pólvora, de la poderosa industria de armas de Suecia al gobierno de Irán.
Segun Reeves, quien pasó varias semanas en Suecia y realizó más de un centenar de entrevistas con funcionarios y fuentes de ese país, si se destapa la verdad se puede descubrir que lo sucedido el 20 de énero es una maniobra más de ciertos funcionarios, particularmente del Ministerio de Relaciones Exteriores, para entorpecer la investigación. No en vano Holmer renunció poco después a su cargo. Esto explicaría también la misteriosa muerte del almirante Carl-Fredrik Algernon, funcionario del Ministerio de Relaciones encargado de autorizar las exportaciones de armas, quien el 15 de enero pasado cayó (¿o fue empujado?) bajo las ruedas de un vagón en una estación del metro de Estocolmo, días antes de testificar ante el investigador del caso Palme. Y explicaría además ciertos detalles sorprendentes de la forma cómo, desde un principio, se ha llevado a cabo la investigación. Inmediatamente después del crimen, la Policía de Estocolmo se demoró más de 15 minutos en reconocer al muerto, a pesar de que se trataba del primer ministro y de que su esposa Lizbeth, se lo estaba diciendo a los agentes. Otro detalle sospechoso parece ser el de que los trenes del metro de la capital sueca sólo fueron detenidos hora y media después del asesinato, y el de que los aeropuertos sólo se cerraron 3 horas más tarde, con lo cual es muy fácil que los asesinos hayan logrado escapar.
En fin, por ahora son sólo sospechas, pero algunas de las fuentes consultadas por Reeves aseguran que la cosa es por ahí y que si no se ha llegado más lejos en la investigación, es porque hay poderosos intereses entorpeciéndola y porque nadie en el gobierno quiere saber del asunto que de comprobarse, puede fácilmente desencadenar un estallido de indignación de consecuencias imprevisibles para la historia de Suecia.