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MAS CERCA QUE NUNCA

Tras las acusaciones de la semana pasada sobre su participación en los 'Gal', la salida de Felipe González está en el orden del día.

21 de agosto de 1995

DESPUES DE TODO LO MALO QUE LE HA PAsado al gobierno español de Felipe González en las últimas semanas, era difícil pensar que el mes de julio traería cuitas aún mayores para el presidente socialista. Pero así fue. Para coronar una mala racha iniciada en junio, con las revelaciones periodísticas sobre el espionaje militar efectuado sobre las principales figuras de la vida pública española (Rey incluido), la semana pasada un ex dirigente socialista del País Vasco, Ricardo García Damborenea (conocido como Dambo), aseguró ante una rueda de prensa que González estaba enterado de las operaciones de los clandestinos 'Grupos de liberación antiterrorista' o 'Gal', una organización que ejecutó 17 asesinatos en el sur de Francia en los años 80, y que recibió indebidamente fondos del Estado para llevar a cabo una guerra sucia contra ETA, la organización terrorista del separatismo vasco.
El escándalo Gal comenzó en diciembre pasado, cuando el juez Baltasar Garzón llamó a juicio a un ex alto funcionario de seguridad, Julián Sancristóbal. El asunto llevó a la condena a 108 años de prisión por secuestro de los ex policías José Amedo y Michel Domínguez. Cuando estos resolvieron confesar y colaborar con la investigación, comenzaron a aclararse los vínculos oficiales con ese escuadrón de la muerte.
Las declaraciones de una decena de procesados ya habían minado la posición de González, pero las declaraciones de García Damborenea se convirtieron en el puntillón para su credibilidad. El ex dirigente habló después de declarar ante el juez Garzón, y se refirió específicamente al caso de Segundo Marey, un español residente en el sur de Francia, que fue secuestrado en 1983 por Amedo y Domínguez en su hogar y trasladado a España. Según García, los policías no se dieron cuenta de que Marey no tenía nada que ver con ETA sino cuando ya estaban en la frontera, y entonces pidieron instrucciones al entonces ministro del Interior, José Barrionuevo, cercano amigo de González. Perdido el objetivo de canjear a un alto dirigente de ETA por un militar secuestrado, Barrionuevo habría decidido que se mantuviera secuestrado a Marey para presionar a Francia a no prestar refugio a los etarras.
Dambo -célebre por sus apreciaciones directas sobre la forma de combatir a la ETA- admitió ser el autor material del primer comunicado de los 'Gal', y dijo sobre el conocimiento de González que "no hay razón para dudar, porque yo le hablé de ello varias veces".
González salió al paso de las declaraciones de García en una conferencia de prensa televisada. "Esto es una campaña y una estrategia concebidas por aquellos que tienen acusaciones", expresó, y dijo que tanto éste como el problema del espionaje político eran parte de una conspiración contra el gobierno. Si bien aseguró que no tiene ninguna intención de renunciar como piden sus detractores, nunca como la semana pasada se puso tan en claro que sus días al frente de los destinos españoles están contados.
Porque la debilidad del gobierno crece día a día. González ya se vio obligado a adelantar las elecciones generales, previstas para 1997, para abril o mayo del próximo año, y la semana pasada el partido Convergencia Catalana i unió, que completaba su escasa mayoría parlamentaria, anunció que terminaba su alianza de dos años con los socialistas.
Eso no significa la caída automática del poder de los socialistas, ya que no se espera que CiU participe en una hipotética moción de censura contra el gobierno, pero dará paso a un gobierno que deberá negociar individualmente todas sus iniciativas.
En medio de esa especie de debaclse, comienzan a circular rumores sobre la supuesta decisión de González de no postularse para las elecciones. Caso en el cual, según el diario El País, los principales opcionados para sustituirlo serían el canciller Javier Solana y el ministro de Transporte José Borrel. Pero como están las cosas, poco podrían hacer ante la estrella ascendente del verdadero astro actual de la política española, José María Aznar.