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La gran batalla de las parlamentarias tendrá lugar en la provincia de Buenos Aires. Allí Néstor Kirchner (derecha), como cabeza de lista, tendrá un cerrado duelo con el empresario colombo-argentino Francisco de Narváez

ARGENTINA

Naufragio a la vista

Con Néstor como candidato, los Kirchner se encaminan a una dura derrota en las elecciones parlamentarias. El resultado puede sentenciar el ocaso político de la pareja presidencial.

21 de junio de 2009

Argentina se prepara para unas elecciones parlamentarias con sabor de carrera presidencial. El fin del ciclo kirchnerista está en el horizonte, coinciden los analistas consultados por SEMANA. La mayoría de las encuestas predicen que se encamina a una dura derrota en los comicios del próximo domingo, incluso en la estratégica provincia de Buenos Aires, que concentra el 40 por ciento del electorado, donde el mismísimo Néstor Kirchner, marido de la actual mandataria, decidió postularse. Allí, el empresario colombo-argentino Francisco de Narváez compite cabeza a cabeza por el primer lugar con el ex presidente.

Para Rosendo Fraga, del Centro para la Nueva Mayoría, el oficialismo sacará alrededor de un tercio de los votos en el nivel nacional, contra el 45 por ciento hace dos años, cuando Cristina Kirchner fue elegida presidenta para continuar la gestión de su marido, iniciada en 2003. El kirchnerismo sufriría una paliza en los principales distritos electorales (la capital, Córdoba y Santa Fe), donde recibiría porcentajes de un dígito y quedaría relegado a terceros y cuartos lugares. Y en la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner, que encabeza la lista de diputados por el Frente para la Victoria, tendría un cerrado duelo por el primer lugar con De Narváez. Así las cosas, el Frente para la Victoria perdería la mayoría parlamentaria.

La radiografía de la derrota encaja con los puntos candentes del intenso conflicto agrario que el año pasado paralizó durante tres meses el país y que terminó propinándole una dura derrota al matrimonio presidencial cuando el Congreso votó en contra del aumento de retenciones a las exportaciones de cereales impuesto por el Poder Ejecutivo. "Casi 30 puntos porcentuales menos en Córdoba y Santa Fe y 10 puntos menos en Buenos Aires, es el mapa del conflicto del campo", dice Fraga.

Por eso, como dijo a SEMANA la consultora Graciela Römer, "aunque Kirchner gane en la provincia de Buenos Aires, ya ha perdido". "Estamos asistiendo al fin del ciclo Kirchner", sentencia el analista Jorge Giácobe. A la fragilidad política del gobierno de Cristina se agrega la crisis económica internacional. Solo así se puede explicar que De Narváez, un empresario millonario nuevo en la política, se haya convertido en el adalid de los ideales de la renovación que Kirchner una vez hizo suyos.

Cuando falta poco para el final, la campaña se calienta. En lo que parece ser un golpe de campaña, un juez citó a Francisco de Narváez a indagatoria en una investigación de narcotráfico, por unas conversaciones de hace dos años, entre un teléfono de su empresa y el principal acusado de tráfico de efedrina con el cártel de México.

Y es que las apuestas son muy altas. Si Kirchner gana por un voto, "el gobierno va a decir que ganó la provincia de Buenos Aires y que ganó la elección nacional", según Rosendo Fraga, aunque haya perdido en el Congreso y en la mayoría del país. "Kirchner sabe que va perdiendo -cree Jorge Giácobe-, y está discutiendo su grado de dignidad hasta diciembre de 2011, cuando termina el mandato de Cristina. Sabe que se va, que terminó su tiempo. Si tiene un voto más que De Narváez es una cosa, y si tiene un voto menos, es otra, pero el juego está terminado".

La situación institucional del día después va a ser complicada. Los nuevos parlamentarios sólo se posesionarán en diciembre, de modo que por cinco meses habría un Congreso desautorizado por la nueva relación de fuerzas. Los Kirchner quedarían tan debilitados, que se plantean dos posibilidades: o negocian con la oposición y se disponen a ser un gobierno débil hasta 2011, cosa que muchos analistas consideran difícil dado el temperamento irreprimible de Néstor, o adelantan las elecciones presidenciales.