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NUEVO BROTE SENDERISTA

Otra ola de terror sacude a la provincia de Ayacucho

30 de julio de 1984

Ingrata sorpresa se llevó Luis Percovich, el controvertido ministro del Interior peruano, el domingo de la semana pasada cuando verdaderas montoneras iracundas de Sendero Luminoso, armadas en forma desigual, lanzaron más de 20 ataques en varios puntos del departamento de Ayacucho. Sólo 7 días antes Percovich había anunciado complacido que la subversión estaba prácticamente "derrotada" en esa región. Lejos de eso, los insurgentes demostraron que su capacidad de combate todavía es temible. Primero fue asaltada Luricocha, por un grupo de casi 200 personas, donde mataron a un capitán de la Policia y a otro agente del mismo cuerpo. Al mismo tiempo, en Chucapampa, otros 100 senderistas atacaron el puesto policial con idénticos resultados. Un día después la aldea de Huancasancos, que se creía era un fortín del Ejército y de los paramilitares, fue asaltada por 200 guerrilleros.
En el primer pueblo la mayoría de los atacantes eran adolescentes en uniformes de colegio. En la tercera aldea la montonera estaba armada con cartuchos de dinamita y fusiles, pero hubo un grupo que sólo portaba machetes y cuchillos. Estos últimos no fueron los menos feroces. Catorce hombres adultos que rehusaron sumarse al ataque fueron muertos a cuchilladas en sus propias casas por la horda, dejando a otros 19 gravemente heridos. Ayacucho, la capital del departamento, no se salvó de la ofensiva. Numerosos ataques dinamiteros barrieron la ciudad, uno de los cuales fue a dar en la casa de Mario Cavalcanti Gamboa, vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos local, lo que suscitó dudas sobre la autoría guerrillera de los petardos.
El resto de la semana la ofensiva continuó, contabilizando. al final de éstá, casi 200 personas muertas, entre policías, campesinos y guerrilleros.
Pero la violencia rural en Perú está lejos de ser protagonizada únicamente por Sendero Luminoso. Al Ejército, a la Policía y a los infantes de Marina se los acusa constantemente de cometer atropellos y asesinatos. La más espectacular--más no la única denuncia contra estos últimos surgió en abril pasado. Según el matutino opositor El Diario de Marka, infantes de Marina a mediados de ese mes ejecutaron a una persona en el pueblito de Luricocha y ante la vista de los vecinos del lugar, junto a un puente, pues lo creían dirigente local de Sendero Luminoso. La versión fue dada por Abilio Arroyo, reportero del citado diario, quien afirma haber presenciado el hecho. Tales actos, que han sido negados por las autoridades, han empezado a crear, sin embargo, ciertos roces en sectores de las Fuerzas Armadas. Según versiones no oficiales, algunos oficiales del Ejército, la Infantería de Mariana y de la Policía, cuestionan la autoridad del general Adrian Huaman, jefe político y militar desde enero pasado, de Ayacucho. Huaman se muestra interesado en modificar las pautas de represión generalizada que puso en práctica su antecesor, el general Roberto Noel, quien fuera denunciado en abril de 1983 en el Parlamento por el diputado de izquierda Hugo Blanco como un "genocida".
Noel era partidario de las doctrinas del general Luis Cisneros Visquerra, quien en 1981, tras estudios militares en Argentina, anticipó que el Ejército peruano emplearía el "terror oficial contra el terror subversivo".A él se le atribuye la frase de que "en la lucha contra las fuerzas clandestinas de la subversión no se podrán hacer distingos. A veces es preferible matar a cien sospechosos para eliminar a 10 subversivos". Ese método dio frutos amargos en Soccos, una aldea perdida, donde 42 personas, hombres, mujeres y niños, fueron muertos y tirados a un barranco por un grupo policial. La noticia se supo gracias a que una anciana, que escapó a la masacre al rodar por una quebrada, pudo testimoniar el hecho. -