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UNA EXPERIENCIA AMARGA

Las implicaciones de esta guerra aún no terminan de aflorar en América Latina.

31 de enero de 1983

La guerra en las islas Malvinas, en el Atlántico Sur, fue el suceso de mayor impacto político en Latinoamérica en el año que acaba de pasar. Si bien involucró únicamente los ejércitos de Argentina y Gran Bretaña, este conflicto desató una ola de protestas de pueblos y gobiernos de habla hispana en Latinoamérica y terminó resquebrajando seriamente los pactos diplomáticos y las nociones basadas en el concepto de la "solidaridad interamericana". La razón para esto último fue la actitud que el gobierno estadounidense asumió ante dicha confrontación. No sólo apoyó diplomáticamente, sino que proveyó ayuda material a la potencia europea en sus esfuerzos militares por rescatar una posesión colonial en el cono sur latinoamericano y a 13.000 kilómetros de Gran Bretaña.
Inglaterra terminó, así, reimponiendo su dominio sobre las islas, arrebatadas a la fuerza por ella en el siglo pasado a la Argentina.
Desde el punto de vista militar, la crisis de las Malvinas fue la mayor movilización naval desde la Segunda Guerra Mundial, que causó transitorios daños a la armada británica pero que culminó con la rendición de 15.000 soldados argentinos, tras la toma de Puerto Argentino (Port Stanley)
Posteriormente, el gobierno de la señora Thatcher estableció una descomunal base militar en las islas, con aviones de combate, modernos misiles antiaéreos, un escuadrón de destroyers, sofisticados sistemas de radar y 3.000 infantes de marina. Las razones para mantener semejante bastión militar, luego se supo, no fué únicamente la "protección" del archipiélago de la junta argentina. Según declaraciones de consejeros de la Thatcher, la guerra centroamericana tuvo algo que ver en ello, ya que, según Londres, "si los soviéticos ganan el control en áreas cercanas al Canal de Panamá", las Malvinas podrían servir de base estratégica para Occidente.
Este dramático episodio generó no sólo el cambio de actitudes en latinoamérica ya señalado. También desencadenó fuerzas de oposición dentro de la Argentina misma. Esto ha venido fortaleciendo la tendencia de los que exigen el retorno a un gobierno civil, el restablecimiento de las libertades y la aclaración del problema de los miles de desaparecidos. Desde el comienzo de las hostilidades, la hasta ese momento aislada junta militar se granjeó inmenso fervor popular, lo que la obligó a insinuar una débil apertura política.
Sin embargo, una vez conocida la derrota optó por dar un tratamiento represivo a las demandas populares. Pero las tensiones sociales siguen allí, creciendo día por día. Esto recuerda el clima que en 1970 precedió al "Cordobazo", la explosión política de ese año que vino a dar término, en 1973, al régimen militar.-