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Una simple mecha destrabó una investigación de 9 años. | Foto: .

JUDICIAL

El misterioso caso que resolvió una mecha de tejo

Unas mechas de tejo, piezas de periódico, caricaturas y alegorías al Mundial de Alemania permitieron descifrar un asesinato cometido en Bogotá hace nueve años.

30 de septiembre de 2015

Al mejor estilo de las series de televisión, en las que se resuelven investigaciones que parecen olvidadas en el pasado, un astuto integrante del Instituto de Medicina Legal logró desentrañar un extraño caso que llevaba alrededor de nueve años olvidado.

El protagonista de esta historia es un hombre modesto, que rehúye de la grandilocuencia, pero que goza de un bien ganado aprecio y admiración de sus compañeros. Fue él, quien con su preparación y algo de ‘malicia indígena’ logró armar el rompecabezas de la escena del crimen.

Se trató de un asesinato ocurrido en una cancha de tejo de Bogotá, un caso sui generis en el que los indicios eran pocos, así como eran muchas las dificultades técnicas para obtener avances.

La prueba que sería el eje de la atípica investigación, al parecer, era simple: la composición de unas ordinarias mechas cargadas con un mínimo de pólvora, las mismas que se emplean en el popular deporte nacional.

Al principio, lo único que parecían tener en común la víctima y su presunto victimario era que ambos conservaban en sus bolsillos un buen número de mechas, lo que podría indicar que compartían afición por el tejo.

Si bien no era nada por fuera de lo normal, el reto era hallar la conexión entre esa información y los móviles del homicidio.

El paso a seguir era establecer los materiales y la constitución de esos detonantes. Si las 14 mechas halladas a la víctima eran distintas de las 10 del sospechoso, descartarían cualquier vínculo con el crimen, lo que significaría un callejón sin salida.

Los resultados del análisis indicaron que la mayoría de las mechas estaban constituidas exactamente por la misma mezcla de elementos. La pista, aunque tenue, permitía mantener al sospechoso vinculado al proceso.

Es aquí donde sale a flote la capacidad contemplativa y la suspicacia del ‘sabueso’ de Medicina Legal. Consciente de que los elementos de los que disponía eran insuficientes para adelantar conclusiones, el investigador comenzó por desmantelar las mechas, numerando las piezas para no confundirse.

El artefacto, que reacciona al contacto con el tejo o bocín, usualmente viene envuelto en papel de periódicos. Ahí vendría el verdadero rompecabezas. La figura a formar, según se fue dando cuenta el avezado experto, fue una página con propaganda del álbum del Mundial de Alemania 2006.

Uno a uno, fueron saliendo de las mechas fragmentos del diario, que el investigador observó con inquietud, pero aún con desconfianza. Sin saberlo, tenía en sus manos la verdad de lo ocurrido. Pero todavía faltaban piezas por encajar.

Si las partes de las mechas encontradas a la persona muerta y las que le fueron halladas al supuesto homicida hacían parte del mismo periódico, estaría ad portas de encontrar una salida para el caso. Lo difícil era comparar esos fragmentos con periódicos publicados en la ciudad de Bogotá.

Una tira cómica de Calvin y Hobbes le mostraba que se trataba de un diario El Tiempo del domingo y la publicidad del álbum del Mundial de Alemania le indicaba que era un ejemplar de junio del 2006, o una fecha cercana.

El investigador se acercó a las instalaciones del diario. Allí la búsqueda se redujo a los diarios dominicales de los últimos seis meses. Al llegar al ejemplar del 21 de mayo de ese año: ¡Eureka!

Las piezas de periódico halladas en las mechas de uno y otro fueron coincidiendo una a una con esa edición, lo que indicó que el sospechoso había mentido.

Gracias a este trabajo, en el que no se echó mano de ninguna técnica de común utilización en Medicina Legal, la Fiscalía obtuvo elementos contundentes para encontrar al responsable del asesinato.

La evidencia fue tan reveladora, que el indiciado terminó aceptando los cargos. La capacidad deductiva, el talento, pero además el compromiso de este funcionario, terminaron convirtiendo una investigación carente de elementos en una verdadera novela policiaca.