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HUELLAS CONFUSAS

EN VEZ DE ACLARAR EL ORIGEN DEL SECUESTRO DE JUAN CARLOS GAVIRIA, UN COMUNICADO CON SU HUELLA Y SU FIRMA PARECE CONFUNDIR MUCHO MAS EL PANORAMA.

13 de mayo de 1996

Dos semanas despues de la desaparición en las afueras de Pereira del constructor Juan Carlos Gaviria, hermano del ex presidente y secretario general de la OEA César Gaviria, este secuestro sigue cubierto por un manto de misterio. Las escasas pistas, unas ciertas y otras falsas, que las autoridades han podido analizar, parecen haber contribuido a oscurecer y no a aclarar el panorama. La más publicitada de ellas fue un comunicado en el cual, supuestamente, el movimiento Dignidad por Colombia se atribuye la autoría del plagio. El comunicado es una confusa proclama de cuatro párrafos, acompañada por la firma, el número de cédula y la huella digital de Juan Carlos Gaviria. Fue entregado el miércoles en una calle de Pasto por un desconocido al corresponsal del diario El Tiempo en esa ciudad. Su principal particularidad es que tanto la firma como la huella corresponden a un original y no a una copia. Es decir que tanto la huella como la firma y el número de cédula fueron originalmente estampados sobre el mismo papel que le fue entregado al periodista de Pasto. Los análisis periciales realizados por las autoridades indican que tanto la firma como la huella corresponden a Juan Carlos Gaviria. Lo anterior no debería dejar duda con respecto a que quienes redactaron el documento y lo enviaron al periodista de Pasto tienen en su poder al hermano del ex mandatario. Sin embargo las autoridades están investigando la reciente desaparición de algunos documentos que tendrían la firma y la huella de Gaviria. " Se trataría de por lo menos una hoja en blanco con firma y huella de esas que a veces un hombre de negocios le deja a un notario de confianza para efectos de autenticación u otra diligencia", le explicó a SEMANA una fuente de la investigación. De comprobarse esto, habría que pensar en que el documento sólo busca confundir. Estas dudas han llevado al zar antisecuestro Alberto Villamizar y al ministro de Defensa Juan Carlos Esguerra a cuestionar seriamente la autenticidad del comunicado.Pero aun si se termina por aceptar que el documento sí fue enviado por los secuestradores de Gaviria, esto no necesariamente quiere decir que éstos sean quienes dicen ser, o sea Dignidad por Colombia. La verdad es que el panfleto presenta grandes diferencias de lenguaje con los anteriores mensajes del movimiento. Hasta ahora Dignidad por Colombia se ha atribuido cuatro golpes: la bomba en el parque San Antonio de Medellín, el asesinato del jefe de la Sijin de Buga Oscar Muñoz, el atentado contra Antonio José Cancino y el asesinato de Alvaro Gómez. En todos esos casos las proclamas del movimiento se caracterizaron por un lenguaje burdo y soez, y por un tono político más bien paramilitar y de derecha. Además de los epítetos groseros con que se referían al presidente Ernesto Samper, a algunos de sus ministros y a otros dirigentes a los cuales acusaban de corruptos y "vendidos al cartel de Cali", elogiaban a algunos militares señalados como golpistas. En cambio el comunicado con firma y huella de Gaviria tiene una redacción más elegante y un tono más bien izquierdoso, con referencias al aumento de la miseria en Colombia y al supuesto incumplimiento por parte de Samper de su programa social. Otra diferencia marcada es que mientras en los anteriores pronunciamientos el movimiento promovía una gran limpieza de la clase política, en el de la semana pasada asegura que ese no es el verdadero problema de Colombia y acusa al fiscal Alfonso Valdivieso de "falso moralismo". Además, los anteriores comunicados no atacaban como éste "los intereses norteamericanos" ni la administración Gaviria. En opinión de una fuente de la investigación, "si el tono de los comunicados anteriores se podía definir como narcoparamilitar, el del caso Gaviria es francamente narcoguerrillero" . Lo anterior es más que un simple juego de palabras. La verdad es que la información de inteligencia apunta hacia el mismo lado. Para empezar, tanto la Policía como el Ejército, que realizaron en los últimos días averiguaciones con sus informantes en la región, recogieron datos en el sentido de que hace varias semanas grupos guerrilleros que rondan el área estuvieron preguntando por Juan Carlos Gaviria. En la zona opera el frente 47 de las Farc, que después de haber sido desplazado del Magdalena Medio por los paramilitares se trasladó a la zona cafetera, donde ha realizado numerosos secuestros y extorsiones. No muy lejos ha actuado también el frente 50 de las Farc. Pero el grupo guerrillero sobre el cual más información han recogido las autoridades es uno que se hace llamar Compañía Revolucionaria Guevarista, el antiguo frente Ernesto Che Guevara del ELN, una especie de grupo de trabajos especiales de esa organización, dedicado exclusivamente al secuestro de alcaldes y otras autoridades en distintas zonas del país, contra quienes desarrolla supuestos juicios políticos sin por ello dejar de pedir grandes sumas de dinero por su rescate. Pero independientemente del grupo alzado en armas de que se pueda tratar, la semana pasada la idea de que podría ser una operación guerrillera cobró fuerza después de haber sido casi descartada en un principio. Incluso hay teorías más elaboradas: entre los analistas de inteligencia que sostienen que el autor del secuestro pudo haber sido el frente 47 de las Farc, que opera en la zona, existe la convicción de que el secuestrado fue entregado al frente 37 de la misma organización, instalado en el sur de Bolívar. Una fuente militar dijo a SEMANA que"esto suele suceder con las personas que son plagiadas en la zona cafetera pues, como se trata de una región muy poblada, los secuestradores prefieren sacar a su víctima del área hacia zonas donde se sienten más tranquilos". Pero si lo tiene la guerrilla, ¿qué busca con ello? Puede que simplemente un lucro económico. Esto puede sorprender cuando el retenido es una figura conocida, pero no sería la primera vez que el pariente de un dirigente político es secuestrado por móviles económicos. Sin embargo no se puede descartar que la guerrilla haya secuestrado a Juan Carlos Gaviria por móviles esencialmente políticos para montar algún show publicitario. Lo anterior ha sucedido muy pocas veces en Colombia, y de ser cierto que para allá va este secuestro, sería un triste precedente según el cual cualquier familiar de un gobernante o dirigente político se convertiría en objetivo para un puñado de terroristas a quienes no les gustó una administración o un planteamiento ideológico. Como puede verse, el horizonte de las investigaciones lejos de despejarse se ha hecho mucho más complejo. El tema está ocupando buena parte de las jornadas de trabajo del zar antisecuestro. No es la primera vez que Villamizar, uno de los hombres que hoy en día más sabe en Colombia sobre el tema del secuestro, debe trabajar con César Gaviria en procura de devolverle la libertad a un familiar. Pero en esta oportunidad y por esas vueltas del destino no se trata, como hace cinco años, del secuestro de un familiar de Villamizar _su esposa Maruja Pachón_ en tiempos en que Gaviria tenía responsabilidades de gobierno, sino todo lo contrario. En aquel entonces Gaviria y Villamizar cimentaron una excelente relación de confianza y respeto, que debería contribuir al mismo final feliz de la vez anterior.