narcotrafico

La guerra del Pacífico

Nariño es el escenario de una guerra entre tres frentes guerrilleros y un jefe paramilitar que se ha convertido en un verdadero capo que domina el negocio del narcotráfico en toda la región.

3 de noviembre de 2002

Tumaco es un pueblo que se acostumbró a ser el escenario de la pobreza y el olvido. Hace ya muchos años que sus habitantes se cansaron de suplicar atención por parte del gobierno nacional y terminaron resignándose a guardar silencio. A aceptar que el resto del país piense que ese puerto sólo es un punto en el mapa de Colombia que está ubicado sobre el océano Pacífico, muy cerca de la frontera con Ecuador. No obstante la miseria y el abandono Tumaco podía sentirse orgullosa de ser una población pacífica en donde la gente vivía de lo que sacaban del mar y la mayoría se morían de viejos. Sin embargo desde hace cerca de tres años las cosas empezaron a cambiar radicalmente.

Aunque la pobreza es la misma que hace 40 años la tranquilidad ya es un recuerdo en Tumaco, así como en gran parte de las poblaciones cercanas a este puerto. Toda esa región se ha convertido en el escenario de una cruenta guerra entre tres frentes de las Farc y los hombres del Bloque Libertadores del Sur de las Autodefensas. Paramilitares y guerrilleros luchan a muerte con un solo fin: el dominio y el control de la que se ha convertido en la región más rentable para el narcotráfico en todo el país: el litoral pacífico en el departamento de Nariño. Las consecuencias de esa guerra no han dado espera.

De ser uno de los pueblos más tranquilos de la zona en los últimos dos años Tumaco, con 110.000 habitantes, se convirtió en uno de los lugares más violentos del país. Según cifras de Medicina Legal en los seis primeros meses de este año se registraron 156 muertes violentas en el puerto relacionadas directamente con la guerra entre paramilitares y guerrilleros, lo que da una de las tasas de homicidios más altas de todo Colombia. "El Pacífico, entre el puerto de Tumaco y Buenaventura, es de gran importancia tanto para las Farc y las autodefensas, es una especie de Urabá, una disputa con fines militares y económicos. Tumaco es el centro de esa ofensiva", explicó un asesor del Ministerio de Defensa.

Los primeros en capitalizar estas ventajas estratégicas de esa región fueron los narcotraficantes. Hace cinco años comenzaron a talar selva para cultivar coca y construir laboratorios para el procesamiento del alcaloide en las riberas de los ríos como el Mira, Mataje y Patía. Como consecuencia de esto los cultivos ilícitos en el departamento llegan hoy a las 7.600 hectáreas y Nariño regista el mayor porcentaje de sembrados de amapola en el país con 1.700 hectáreas cultivadas, según cifras de la Undcp, la oficina de control y prevención de drogas de la ONU.

Estas, entre otras consideraciones, convirtieron la zona en un preciado 'botín'. "Por el Pacífico sale el 70 por ciento de toda la droga que se produce en el país. De ese porcentaje el 70 por ciento sale por las zonas aledañas a Tumaco y el norte del departamento", afirma un alto oficial de Batallón de Fusileros Número 9 de la Infantería de Marina, acantonado en la zona. Las cifras de droga decomisada por la Armada Nacional hablan por sí mismas. En los 10 primeros meses de este año las Fuerzas Militares y la Policía han incautado en todo el país cerca de 80 toneladas de coca, de esta cifra la Marina ha incautado 50,8 toneladas de coca, la gran mayoría en las costas nariñenses.

El valor de esa droga en el mercado internacional es de aproximadamente 1.300 millones de dólares, lo que muestra la magnitud del negocio. "Cuando llegaron los narcos comenzó a llegar la guerrilla y después los paracos.", afirma un funcionario de la gobernación de Nariño. "Primero llegó el ELN, hace cinco o seis años, pero las Farc los desplazaron. Cuando el frente 29 de las Farc parecía que tenía el control llegaron los paras y los atacaron y hoy son ellos los que dominan el grueso del negocio", dijo el funcionario.

Pobre Pablo

La aparición de los paramilitares en Tumaco y las zonas aledañas arrancó en noviembre de 2000 con la incursión de un grupo de 400 hombres denominado Bloque Libertadores del Sur quienes, comandados por un hombre conocido como el comandante 'Pablo Sevillano', comenzaron una agresiva campaña en las zonas más estratégicas de la región. "La mayoría de los muertos en Tumaco y en otros municipios, como Cabo Manglares, Bocas de Satinga o El Charco, han sido milicianos y presuntos colaboradores de la guerrilla que han sido asesinados por los hombres de Pablo", afirma uno de los funcionarios de la fiscalía de Tumaco. "A punta de masacres, asesinatos selectivos, entre ellos el de una monja, y amenazas a comerciantes, periodistas y funcionarios oficiales Pablo y sus hombres se han convertido en los personajes más temidos de la región. Todo el mundo tiene miedo hasta del simple hecho de mencionar el nombre de Pablo", dice el funcionario.

Para contrarrestar la ofensiva los miembros del Bloque Libertadores los guerrilleros del frente 29, que es el que históricamente ha operado en esta región, tuvieron que ser reforzados por miembros de los frentes 32 y 60 del Bloque Sur de las Farc. Ese pulso de fuerzas entre autodefensas y subversivos terminó parcelando el departamento. Los paramilitares tienen presencia en el norte en la zona de Iscuandé, El Charco, La Tola y Bocas de Satinga. En el sur del departamento la presencia paramilitar ocurre entre el río Mira y el Mataje en la zona limítrofe con Ecuador. Las Farc operan en la zona intermedia.

Los más 'beneficiados' con esa división han sido los hombres de 'Pablo'. Todos los sitios bajo su control son puntos estratégicos para el embarque de droga hacia el exterior. Pero también son zonas en donde están instalados la mayor parte de los laboratorios y cristalizaderos de droga. Esto le ha permitido a Pablo tener un control total de toda la cadena del tráfico de drogas. Mientras las Farc participan de las utilidades del 'negocio' cobrando impuestos al gramaje, el comandante Pablo controla desde la producción hasta el embarque. "El control del negocio por parte de Pablo ha llegado a tal punto que ha desplazado a algunos narcos, que en un comienzo lo apoyaron, y se ha quedado con la totalidad de sus negocios", afirmó un fiscal de la unidad de interdicción marítima de la Fiscalía.

La titánica labor de enfrentar a Pablo y sus hombres, así como a las Farc y a los narcotraficantes que operan en el sector, ha recaído en manos de la Armada Nacional. Con buques en alta mar y cerca de 1.000 infantes de marina en tierra la lucha emprendida por los hombres de la Armada ha arrojado importantes resultados al haber propinado contundentes golpes al narcotráfico. Prácticamente no hay una semana en la que no se desarrolle una operación en la zona. Los resultados de esa ofensiva hablan del éxito que se ha conseguido. En lo que va corrido del año en las costas y ríos de Nariño han sido decomisadas 20,9 toneladas de cocaína y se han destruido mas de 20 laboratorios y cristalizaderos, pertenecientes en su mayoría a las autodefensas de Pablo.

Ese protagonismo dentro del mundo del narcotráfico es el que tiene a Pablo en la mira de las autoridades antinarcóticos nacionales y extranjeras. "En el mundo del narcotráfico 'Pablo Sevillano' está jugando el papel que puede ser, incluso, mayor al que ha desempeñado el 'Negro Acacio' para las Farc", afirmó un funcionario de la embajada de Estados Unidos en Bogotá

Las consecuencias de la aparición de este paramilitar en el escenario nacional no se harán esperar y sin duda alguna el nombre de 'Pablo Sevillano' dará mucho de qué hablar dentro y fuera del país.