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Garzón, en la foto con el codirector de La U Roy Barreras, no salió en buenos términos del partido y prolongó varios meses su decisión de lanzarse a la Alcaldía de Cali. Cuando se reveló su buena posición en las encuestas, La U lo recibió con los brazos abiertos .

POLÍTICA

Las contradicciones de los políticos para ganar las elecciones regionales

El pulso entre el santismo y el uribismo para las próximas elecciones llevó a las piruetas más insólitas (Angelino Garzón en Cali) y decisiones preocupantes (Luis Pérez en Antioquia).

9 de mayo de 2015

Un dicho que en época electoral es repetido por políticos y analistas reza que la política es “dinámica”. Esto para explicar giros inusitados e inevitables reversazos, característicos de las campañas. Pero otra cosa muy distinta es que sea contradictoria. El anuncio del Partido Liberal de darle el aval a Luis Pérez para la Gobernación de Antioquia y el de La U al exvicepresidente Angelino Garzón para la Alcaldía de Cali llamó la atención por su oportunismo. Las tensiones entre santismo y uribismo que enmarcan las elecciones regionales ya están empujando la lógica del ‘ganar por ganar’ sin importar la coherencia.

El salvavidas que le acaba de lanzar el partido del presidente Juan Manuel Santos a su anterior fórmula vicepresidencial refleja que el perdón y el olvido funcionan cuando se tiene oportunidad de ganar la Alcaldía de la tercera ciudad del país. Angelino Garzón salió de la Casa de Nariño en agosto pasado en soledad y sin el reconocimiento del primer mandatario. El exgobernador vallecaucano se convirtió en una espina contra el gobierno dentro del propio Ejecutivo con sus críticas al salario mínimo, el proceso de paz e incluso el estilo de liderazgo presidencial.

Garzón duró varios meses deshojando margaritas para decidir si se lanzaba a gobernar Bogotá o Cali. No obstante, se encontró en una situación paradójica: la única posibilidad que tenía para aspirar a un cargo en las elecciones de octubre era con el aval de La U, partido del cual se había ido con un portazo. Sin poder recoger firmas o aprovechar su abierta cercanía con los uribistas, Angelino incluso instauró una fallida acción de tutela porque denunciaba que sus derechos electorales estaban siendo violados.

Por su parte, el senador y codirector de La U Roy Barreras, también originario del Valle del Cauca, se negó por meses a oficializar cualquier respaldo al exvicepresidente. No solo ratificó el respaldo a la aspiración de la exsenadora Dilian Francisca Toro a la Gobernación, sino que también abrió la puerta a varias precandidaturas a la Alcaldía caleña, incluida la de su propio hijo, el concejal Roy Alejandro Barreras. Mientras la puerta de La U seguía cerrada, los resultados en las encuestas convertían tanto a Dilian Francisca como a Angelino en los factores decisivos de la contienda.

Esa fuerza electoral de Garzón juntó al hambre con las ganas de comer. Mientras Barreras ponía bajo su bandera de La U la poderosa dupla Dilian Francisca-Angelino para la Gobernación y la Alcaldía en el Valle, el exvicepresidente recibía por fin el aval que le devolvía la vida política para octubre. El propio senador Barreras le dijo a SEMANA que: “Es el mejor candidato a la Alcaldía que tiene Colombia. Es un hombre sintonizado con la paz y con el posconflicto y eso es lo que estamos buscando”. Ya con ese respaldo bajo el brazo Angelino les tendió la mano incluso a los más acérrimos opositores de La U: los uribistas. “Mi relación con el Centro Democrático es muy buena”, dijo el hoy aspirante gobiernista a la Alcaldía de Cali.

Y si La U le cogió la caña al exvicepresidente en el Valle, los liberales también hicieron lo propio en Antioquia. El veterano senador Horacio Serpa bautizó a Luis Pérez como la carta ganadora de los rojos para la Gobernación paisa, el segundo cargo más importante de las elecciones de octubre después de la Alcaldía de Bogotá. Lo raro es que hace cuatro años Pérez hacía parte de la lista negra del liberalismo y le negaron el aval para la Alcaldía de Medellín.

La campaña de 2011 en la Capital de la Montaña enfrentó al hoy alcalde Aníbal Gaviria contra Pérez. Graves y mutuas acusaciones se esgrimieron desde ambos bandos. A Luis Pérez lo señalaron de hacer política de la mano de miembros de organizaciones ilegales mientras que este ni siquiera aceptó la victoria de su contradictor. “No puedo reconocer la legitimidad de Aníbal Gaviria”, afirmó en 2012. Por eso causó sorpresa que en el lanzamiento de las apuestas rojas en Antioquia estuviera presente la senadora Sofía Gaviria, hermana de Aníbal.

En una entrevista, la congresista reconoció que estuvo en contra del aval a Pérez pero que obedeció la disciplina de su partido y que su verdadero apoyo va al candidato liberal a suceder a su hermano, el exsenador Eugenio Prieto. Si bien sobre Pérez caen esas acusaciones, es un dirigente con la suficiente trayectoria y maquinaria para desplegar una campaña competitiva a la segunda joya de la corona. Así, el afán del liberalismo de ganar nubla la memoria, pues fue el veterano liberal Horacio Serpa el encargado de bautizar la aspiración de Pérez. “Es un personaje conocido y estamos seguros de que con él llegaremos a la victoria”, señaló. A diferencia del escenario en el Valle del Cauca con Dilian Francisca y Angelino, la competencia en Antioquia es más reñida. Pérez se enfrenta a la uribista Liliana Rendón y al fajardista Federico Restrepo, mientras que Prieto compite con el exalcalde Alonso Salazar, Federico Gutiérrez, Juan Carlos Vélez y Gabriel Rico.

SEMANA investigó si hay casos parecidos en otras regiones, y aunque no cumplen exactamente con las mismas condiciones, sí son claros ejemplos de incoherencia. En Pereira está el caso de Israel Londoño, exalcalde de la ciudad y hoy candidato por La U para el mismo cargo, quien hace poco recibió el apoyo de uno de sus mayores contradictores, el también exalcalde liberal Juan Manuel Arango. Antes, cuando las elecciones no estaban a la vuelta de la esquina, Arango y Londoño no eran precisamente amigos. Era normal ver inundados los diarios regionales de ataques entre ambos e incluso el propio Arango llegó a demandar a Londoño.

Otro caso es el de Faiver Hoyos en el Huila. Hoyos había renunciado a La U en marzo por la demora del partido para definirle el aval. En una rueda de prensa oficializó su retiro y hasta dijo que buscaría alianzas con otros partidos. Pero hace pocos días dejó a los huilenses sorprendidos cuando anunció su regreso a la colectividad y señaló además que jamás ha renunciado al partido. Conforme se acerca la fecha límite de inscripciones, ese pulso por los avales se recrudecerá y seguramente otras volteretas en diferentes partidos y regiones se presentarán.

Además de evidenciar un alto grado de oportunismo electoral, los avales a Angelino Garzón y Luis Pérez revelan la dificultad de la Unidad Nacional para cumplir el objetivo de lanzar candidatos únicos. También constituyen un recordatorio de que en octubre próximo no solo estarán en juego alcaldías y gobernaciones sino también las plataformas políticas desde donde lanzar las aspiraciones presidenciales de 2018. Y en ese entonces los liberales y La U no estarán bajo la sombrilla de la coalición de gobierno y se enfrentarán cara a cara por la Casa de Nariño.