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"LES DESEAMOS EXITO A LOS GILINSKI"

LA VENTA DEL BANCO DE COLOMBIA COINCIdió con los 10 años de la intervención que condujo a su nacionalización en el gobierno de Belisario Betancur. SEMANA aprovechó la ocasión para entrevistar a ...

28 de febrero de 1994

SEMANA: ¿Qué opina su familia de la venta del Banco de Colombia?
PABLO MICHELSEN NIÑO: Nosotros abrimos el camino para que esa venta fuera posible al celebrar con el Banco de Colombia un acuerdo que dio por terminado el fideicomiso del Grupo Grancolombiano. La venta no deja de producirnos nostalgia. No por la pérdida del Banco o del Grupo o de un patrimonio, pues esto lo tomo como un simple gaje de la vida, sino por el escarnio a que han sometido a mi padre, quien con sus colaboradores fue el verdadero motor del engrandecimiento del banco.
SEMANA: Sobre esto no hay consenso. Para unos su padre fue quien lo engrandeció. Para otros fue el responsable de la quiebra que obligó ahora al Gobierno a inyectarle 63.000 millones de pesos. . .
P.M.N.: Esto es una falacia y corresponde más bien a un estribillo de los periodistas. Yo les he dado las pruebas, pero no les interesa analizar sino seguir en las ficciones de los "ahorradores", los "autopréstamos", etc. Esa inyección de capital garantía por 63.000 millones tuvo tres causas principales relacionadas con el pésimo manejo que le dieron al banco en la administración que nos sucedió. En primer lugar, no aplicaron los enormes activos del fideicomiso al pago de las obligaciones, sino que vendieron las compañías y los bienes en condiciones leoninas. En segundo lugar, el Gobierno se negó por varios años a pagar las deudas del Idema, que valían más de 200 millones de dólares y solamente las pagó después de la nacionalización del banco, sin los intereses capitalizados. Esto destrozó la tesorería del banco. En tercer lugar, después de la toma del banco en 1984, este perdió un porcentaje importante de sus recursos de cuentas corrientes y los tuvo que reemplazar con costosos CDTs. Además, se le introdujo una costosa burocracia.
SEMANA: ¿Esto quiere decir que los autopréstamos no existieron?
P.M.N.: Ningún ahorrador tuvo pérdidas con el Banco de Colombia o con el Grupo Grancolombiano. En cuanto a los autopréstamos, es otro término periodístico que no está previsto en la ley. Existieron unos créditos a las compañías del Grupo Grancolombiano, dentro de los límites de ley, causados por el primer decreto con nombre propio de toda esta novela, el 384 de 1980, que forzó el desmonte de los Fondos de Inversión, sin el cual no habrían tenido lugar. Estos créditos valían 12.000 millones, y entre 1984 y 1987 los dejaron convertir en 70.000. El fideicomiso de una las organizaciones más grandes del país no sirvió para nada.
SEMANA: ¿Está usted de acuerdo con que el banco fuera privatizado?
P.M.N.: Aceptando, en gracia de discusión, el cálculo de SEMANA, según el cual el supuesto rescate del banco le costó al Gobierno 205.000 millones de pesos, cálculo que no comparto, no me da ningún temor afirmar que el Estado colombiano se ganó algo así como 400 millones de dólares con el trabajo de mi padre, sólo en el caso del banco. Estos recursos se utilizarán para cubrir parte del déficit fiscal de la Nación, o prepagar deuda externa y para pagar pensiones atrasadas. ¿Ustedes se imaginan lo que valdría hoy, en estos tiempos de apertura. el Grupo Grancolombiano en conjunto? Reconozco en mi padre a una de las personas que más riqueza y empleo ha generado para el país, aunque en medio del estribillo periodístico suene como un exabrupto. Para mí es increíble que le hayan dado el tratamiento que le dieron, dejándolo en situación de total abandono e indefensión. El nuestro es el caso Dreyfus de Colombia. El pretexto político contra mi padre fue la concentración del poder económico y las ansias de poder. Afortunadamente el poder económico ya no está concentrado, ¿no es cierto?
SEMANA: ¿Que pasó con las demandas que ustedes habían entablado contra el Banco de Colombia y contra el Estado?
P.M.N.: Desistimos de ellas dentro del acuerdo a que llegamos con el Banco de Colombia. En todo caso no habríamos podido sostenerlas, por el costo de las pruebas. Si en solo un proceso ejecutivo un examen pericial costó 16 millones de pesos, ¿cuánto habrían costado los peritazgos en el proceso de rendición de cuentas del fideicomiso, por varios centenares de millones de dólares? Nuestra justicia es tan demorada, costosa e impredecible que de pronto se convierte en injusticla.
SEMANA: ¿Ha tenido contacto con los Gilinski, actualmente los mayores accionistas del banco?
P.M.N.: Personalmente no los conozco. Don Isaac fue cliente de mi papá, precisamente en el Banco de Colombia. Entiendo que siempre mantuvieron una magnífica relación. Les deseamos todo lo mejor en el manejo del banco. Ahora el turno es de ellos.
SEMANA: ¿En donde está su padre ahora? ¿Va a recuperar la libertad?
P.M.N.: Está fuera del país esperando que le definan su situación jurídica. No las tengo todas conmigo. El acuerdo con el Banco de Colombia es absolutamente contundente, pero estamos, como les dije, ante una justicia muy predispuesta contra nuestra causa. La primera petición de libertad fue respondida negativamente y con la misma violencia moral de siempre. Al paso que vamos, esta injusticia se va a transformar, en la práctica, en una cadena perpetua.