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LIBERALISMO ¿ OPOSICION DIFERIDA?

La Junta de Parlamentarios liberales, abre una nueva etapa de grandes interrogantes políticos.

11 de octubre de 1982

Ha pasado casi desapercibido un importante acontecimiento político. El partido liberal, por primera vez desde que se fundó el Frente Nacional, no ofrece su respaldo como partido al Gobierno y apenas autoriza a sus miembros para que colaboren con él a título personal. La decisión se tomó en la Junta de Parlamentarios del miércoles pasado.
La semana pasada había comenzado con el reportaje de López Michelsen a Enrique Santos Calderóns el cual dejó el mundo político al rojo vivo. En la entrevista, síntesis de una conversación informal, entre el expresidente, Santos y Roberto Posada (D'artagnan), López no dejó títere con cabeza.
Curiosamente, la reacción más fuerte vino del turbayismo. Alusiones en tono coloquial, a la economía, los derechos humanos y "la maquinaria", dejaban un sabor peyorativo que levantó ampolla en ese sector. El excanciller Lemos Simmonds calificó de "innecesarias e injustas" las declaraciones y éste parecía ser el sentimiento generalizado de esa corriente. Se agitó el ambiente en el partido, y comenzó a rodar la bola de un posible enfrentamiento entre López y Turbay. Sin embargo, Turbay, hombre experimentado y sereno, aconsejó prudencia y discreción. Pronto, la tensión que podía existir entre los dos sectores liberales, dio paso a un sentimiento de hostilidad del oficialismo liberal hacia el Gobierno. A las tradicionales quejas de abandono burocrático se sumaba ahora una carta del ministro de Gobierno invitando al partido a la búsqueda de un gran acuerdo nacional para "sacar adelante al país". Al respecto comentó Germán Bula Hoyos en tono iracundo: "Hasta ayer no éramos nadie, pero ahora que nos necesitan si somos un partido jerarquizado y organizado"
Entre murmuraciones y escepticismo se inició la Junta. Mientras López tocó el tema económico y laboral, el ambiente fue frío y desapacible, pero cuando entró en materia política, comenzaron los aplausos."El partido liberal no es una montonera informe, sin jerarquía ni organización", decía el expresidente para luego concluir "En tales circunstancias, no vacilo en someter a la consideración de la Junta de Parlamentarios, como línea de conducta a seguir, la propuesta de que la participación del partido en el gobierno se autorise exclusivamente a título personal y con carácter técnico sin compromeier en modo alguno la responsabilidad del liberalismo, como partido, en la gestión gubernamental" Al terminar el discurso, los roces internos del partido habían quedado olvidados. Plazas Alcid, veterano turbayista, comentó: "Es una línea de conducta lógica con lo que está sucediendo. Turbay piensa igual".
No bien había finalizado López su intervención cuando empezó el debate. Alberto Santofimio y Jaime Castro buscaban, afanosamente, una máquina de escribir para presentar una proposición declarando que el partido liberal no colaboraba en el gobierno de Betancur, decretando en consecuencia, la oposición. De otra parte Balcázar y William Jaramillo se les adelantaron presentando a consideración una propuesta, que sería aprobada y que recogía en esencia los planteamientos de López (Ver recuadro). Finalizada la votación, 43 de 51 senadores y 74 de 99 representantes, habían decidido que la participación liberal era a título personal y técnico. "Esa es nuestra posición también. Los galanistas que estdn en el Gobierno, lo estdn por su cuenta y riesgo a título personal y no a nombre nuestro", comentó a SEMANA Silvio Mejía, el joven parlamentario antioqueño del Nuevo Liberalismo quien con Emilio Aljure y Ernesto Rojas Morales asistió en calidad de observador galanista a la reunión.
Los resultados de la Junta complacieron a la gran mayoría parlamentaria. Fueron comunicados de inmediato a Turbay por Germán Zea, y se supo que estaba identificado con la determinación en un ciento por ciento. La revista "Consigna" en editorial hecho sobre el humo no vacilaba en suponer que los ministros oficialistas debían renunciar. Estos, a su turno, no parecían dispuestos a hacerlo. El ministro de Gobierno se siente con suficiente respaldo para llevar adelante su cometido de "modernización de la vida política", el de Justicia alega que la Junta de Parlamentarios no decidió la oposición ni la no colaboración, sino que ésta fuera a título personal y técnico; y el de Salud afirma que representa al partido liberal y al cuerpo médico, no sin agregar sarcásticamente que las enfermedades no tienen color político salvo la fiebre amarilla que ya fue erradicada. Finalmente, hay quienes consideran que no hubo en la Junta de Parlamentarios ni censura, ni veto ni desautorización para quienes participan "como unidades del partido liberal aunque éste no se encuentra comprometido políticamente con el Gobierno".
El alcance de la Junta de Parlamentarios no podrá medirse antes de algunos meses. Por el momento, la discusión no parece alterar sustancialmente la vida política. El prestigio del Gobierno está intacto y en su etapa inicial no necesita nada más.
Sin embargo, es indudable que a mediano y largo plazo la situación es diferente. El partido liberal, no obstante cualquier desprestigio actual, es la fuerza institucional más poderosa del país. De lanzarse a la oposición en el futuro, como es de anticipar, será la primera vez en este siglo que, en pleno ejercicio de la democracia, un gobierno tenga que enfrentar esta situación. Queda por ver la habilidad del Movimiento Nacional para lograr, en escasos cuatro años, un realineamiento de fuerzas que neutralice esta situación.

BB: PORQUE LO HIZO
"No entiendo ni por qué lo hizo ni para qué lo hizo". Decía Fernando Cepeda en el noticiero de Jaime Soto haciendo referencia a cuáles serían las motivaciones que llevaron al presidente Betancur a darle al partido liberal un tratamiento que obligaría a éste a no participar en el gobierno. Esta es, sin, duda alguna, la gran incógnita política del momento. Teniendo en cuenta que Betancur ha demostrado ser un hábil político, no parece posible que las determinaciones adoptadas por la Junta de Parlamentarios el miércoles pasado, lo hayan tomado por sorpresa.
Por el contrario, sería más lógico concluir que él, voluntariamente, creó la situación que llevaria al marginamiento del liberalismo, como partido, de su administración. Lo paradójico de todo esto es que hubiese ocurrido bajo el gobierno de un presidente de carácter nacional, que había prometido que iría en sus relaciones con el liberalismo, más allá de lo que la propia Constitución exige. Betancur fue el único candidato a la presidencia que nunca habló de la conveniencia de volver al libre juego democrático entre gobierno y oposición, o de enmiendas al Artisulo 120 de la Constitución.
El hecho real que llevó a los parlamentarios liberales a abstenerse de participar en el gobierno fueron los desaires que el presidente le hizo a la clase politica en materia burocrática. El oficialismo de este partido en realidad no profesaba animadversión alguna por el popular presidente, y mientras éste satisfaciera sus expectativas burocráticas, en proporciones tradicionales, la colaboración podría ser siempre justificada invocando acatamiento a la Constitución.
Dadas las implicaciones que tendrá el rompimiento con el oficialismo liberal en el futuro, hay que concluir que Belisario Betancur es, o un hombre ingenuo o un gran estratega político. Lo que él ha hecho no es romper con un sector de un partido sino con unas reglas del juego establecidas. Esto tiene que obedecer a una decisión deliberada y de largo alcance y no a una simple omisión o negligencia.
Probablemente, el presidente considera que la magnitud de la votación obtenida en su elección represente un deseo de cambio radical del electorado y que es necesario asumir riesgos para llevarlo a cabo. También es probable que considere que el sistema político que rigió hasta el final de la administración Turbay ya tocó fondo y que sencillamente cualquier alternativa tiene que ser mejor. De acuerdo con esta teorta, el primer paso para romper con el pasado tendría que ser la desmistificación de las mayorías parlamentarias, quitándoles las palancas de mando y entregán doselas a cuadros nuevos y aislados, con la esperanza de que éstos creen fuerzas independientes en el futuro. En otras palabras, Betancur considera que, o hay unas mayorías silenciosas en el país o se pueden crear a través de actitudes audaces desde la presidencia. Desde el punto de vista de la mecánica política podría haber una consideración adicional. Teniendo en cuenta que era casi seguro que el liberalismo iba a romper con él tarde o temprano para presentarse como alternativa al Gobierno en las elecciones de 1986, por qué no precipitar él los acontecimientos, para conservar la iniciativa política.
Otro, elemento que surge de esta concepción sería la convicción de que en Colombia se puede gobernar más por decreto que mediante leyes y que la bancada conservadora más la galanista o independiente constituyen un colchón de seguridad para cualquier eventualidad legislativa. Algunos observadores del presidente han mencionado cómo éste refleja en sus conversaciones privadas su convencimiento de que el Gobierno por decreto es una posibilidad real. De hecho, al cumplir un mes su administración, no obstante la existencia de comisiones de trabajo de tiempo atrás, el Gobierno no ha presentado en el Congreso sino un proyecto de ley, el de la carrera administrativa. Otro aspecto de esa estrategía es que mediante el hábil manejo de la Televisión se puede acudir directamente a la opinión pública al margen de sus intermediarios elegidos, y nadie niega que Betancur ha sido un innovador en esa materia.
Consideraciones de esta naturaleza tiene que haber tenido el presidente de la República, al adoptar una determinación tan riesgosa como provocar un rompimiento con el liberalismo oficialista. De ser válidos estos presupuestos, Betancur podrá llevar a cabo el realineamiento de fuerzas con que aspira a institucionabzar el Movimiento Nacional que lo llevó a la presidencia. De estar equivocado, y no existir las condiciones para una modificación sustancial de las fuerzas políticas tradicionales y de las reglas del juego político, es seguro que tropezará con inmensas dificultades en un futuro no muy lejano.
LA PROPOSICION
"La Junta de Parlamentarios liberales acoge y acata íntegramente los planteamientos formulados por el jefe del partido, doctor Alfonso López Michelsen, en su alocución de hoy. En consecuencia, la participación de miembros del liberalismo en el acta de Gobierno será a titulo personal y técnico, en virtud de que el señor presidente de la República ha desconocido la organización y las jerarquías de nuestra colectividad".