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LOS ASESINOS DE SCHNEIDER

Más puntos oscuros que certidumbres en el atroz asesinato del ingeniero de Ecopetrol.

29 de julio de 1985

Un nuevo grupo guerrillero -otro más-, llamado esta vez Organización Revolucionaria Estudiantil, se atribuyó en un farragoso comunicado el asesinato de Samuel Schneider Uribe, subgerente de producción de Ecopetrol. "Porque le pegó con un palo a uno de los compañeros", dice un tal "comandante Jaime", en una casete grabada enviada desde Bucaramanga a los medios de comunicación. "Pudo armarse de un fuerte palo propinándole con el mismo un fuerte golpe a uno de los compañeros descubriendo su identidad lo que nos obligó a descartarnos de él", dice el comunicado.
"Se descartaron" de Schneider infligiéndole una muerte atroz, que en sus detalles espeluznantes recuerda casos de la "violencia" de los años cincuenta. A Schneider, tras partirle el hígado a puñaladas, le mantuvieron la cabeza hundida en una quebrada hasta ahogarlo. Un campesino halló el cadáver cinco días después, con los pies amarrados y el rostro devorado por los peces, en la Quebrada Negra del corregimiento de Yarima, municipio de San Vicente, a pocos kilómetros de la finca en que lo habían secuestrado el 22 de junio. Le habían rapado la cabeza y el pecho, le habían quemado con ácido las manos y los pies. Tan descompuesto y desfigurado estaba el cadáver que fue necesario esperar la llegada de un hermano de Schneider para que lo identificara.
El comunicado de la hasta ahora desconocida ORE no aclara, sin embargo, los hechos del asesinato, sino que los confunde todavía más. Nadie ni en Bucaramanga ni en Barrancabermeja, había oído hablar nunca de la ORE. El texto enviado por el "comandante Jaime" hace una sibilina alusión a un "comandante Roque" de las FARC, a quien recomienda que "no hable como un demente y se acuerde cuando luchamos en las montanas de Cimitarra todos los asesinatos que él causó en muchos campesinos indefensos". "Roque", Alvaro Rodríguez, es un comandante del XII Frente de las FARC que actualmente milita en la legalidad en la Unión Patriótica, de la cual es portavoz en Bucaramanga. La alusión, pues, podria indicar que la Organización Revolucionaria Estudiantil es una nueva escisión de las FARC, una especie de nuevo Frente Ricardo Franco formada por antiguos guerrilleros que no quieren renunciar al jugoso negocio del secuestro a cambio de una nebulosa participación en la política.
Pero tampoco está muy claro que el secuestro tuviera fines de extorsión. No lo cree así, por ejemplo, Alfonso Gómez Gómez, ex ministro de Gobierno y amigo personal del asesinado Samuel Schneider, que fue designado por el Gobierno para negociar entre la familia y los secuestradores en caso de que hubiera tratos. Que no llegó a haber. En los dos días posteriores al secuestro se recibieron varias llamadas telefónicas en casa de los Schneider, pero en cuanto contestaban colgaban del otro lado. Para Gómez Gómez se trata probablemente de un caso de venganza personal. Y el hecho de que la muerte ocurriera una hora y media o dos después del secuestro, según el médico legista, confirma que en ningún momento los secuestradores pensaron en negociar un rescate.
El secuestro ocurrió el sábado 22 de junio, cuando Schneider salía de su finca "La Trinidad", a una hora de distancia de El Centro, en compañía de su esposa Delia Munévar y de un amigo. En el broche de una cerca los detuvieron tres encapuchados con botas y guantes y armados de revólveres y escopetas. Le pidieron su identificación al ingeniero Schneider, quien les mostró su cédula. Lo despojaron de su revólver y se lo llevaron, tras entregarle una carta a su mujer. En ella pedían un rescate de quince millones de pesos, en billetes de dos mil, mil y quinientos, que no fueran de la misma serie ni estuvieran marcados ni fueran falsificados. Salvo la fecha fijada para el pago, el 5 de julio, que estaba en tinta azul, toda la carta estaba escrita a máquina, y tan plagada de errores de ortografía que parecían deliberados.
En la confusión que actualmente reina en el país, prácticamente cualquiera podría haber secuestrado a Schneider, y por docenas de motivos distintos. Se especuló, pues, sobre diversas hipótesis. Una venganza personal, quizás de trabajadores despedidos de Ecopetrol -aunque Schneider nunca había tenido nada que ver con negociaciones de pliegos laborales y sus relaciones con el sindicato de la USO fueron siempre cordiales. Según dijo a SEMANA Jorge Santos, presidente de la USO, Schneider era un directivo con el que se podía hablar.
"Aunque de recia personalidad, oía nuestros argumentos y cuando consideraba posible una petición nos lo comunicaba; pero también sabía decir "no" sin darle vueltas al asunto", dice Santos.
Una venganza, entonces, de trabajadores de su finca, que había comprado hacía varios años en compañía de otros dos funcionarios de Ecopetrol, Raúl Durán y Rigo Estepa. Pero esa versión tampoco resulta demasiado verosímil, dadas las excelentes relaciones de Schneider con la gente de la región. Estaba considerado como el intermediario número uno entre los campesinos (colonos) y la empresa petrolera para la construcción de puestos de salud, escuelas, vias de comunicación, etc. Su popularidad se refleja en los numerosísimos ahijados campesinos que tenía en toda la zona, y en el hecho de que era él quien había sido escogido para presidir los actos del Día del Campesino que se celebraba en Yarima el 23 de junio, un día después del secuestro.
La tercera posibilidad era la de una acción de los grupos guerrilleros conocidos. A pesar de que esa zona del Magdalena Medio es considerada por los militares como de "seguridad nacional", lo cierto es que en ella no existe casi actividad guerrillera. En los años sesenta fue escenario frecuente de operaciones del ELN, pero éste hace tiempo abandonó la región. Del Ricardo Franco no se ha oído hablar por allí, y el único grupo que opera en las cercanias es el XII Frente de las FARC, que se halla en tregua. SEMANA pudo saber que el ex ministro Gómez Gómez y el senador liberal Horacio Serpa Uribe, ambos amigos personales del secuestrado establecieron contactos con el jefe de ese Frente, el "comandante Daniel", quien negó en forma rotunda que ellos tuvieran parte en el asunto. Horacio Serpa resume a SEMANA su perplejidad diciendo que en su larga carrera de penalista nunca habia tenido conocimiento de un crimen más oscuro y carente de justificación o móvil. "De todos modos -agrega Serpa- considero que este hecho no tiene ninguna relación con el proceso de paz. Y conociendo las actividades de Schneider, ya que era su amigo personal, me niego a creer que tuviera enemigos".
Queda, pues, la misteriosa ORE, que también suscita grandes escepticismos. Ni el tono ni el lenguaje son de organización guerrillera, empezando por la alusión a los "asesinatos de campesinos indefensos". En ese río revuelto que es el Magdalena Medio, el comunicado muestra más bien características de otra clase de pescadores. Según señalaban a SEMANA personas de la región, en el ultimo año y medio se han producido, allí más de cincuenta asesinatos de campesinos y colonos, por lo general pobres, que recuerdan en sus modalidades al del ingeniero Schneider. Aparecen los cadáveres flotando en el río, rapado el cabello y destruidas con ácido las yemas de los dedos para dificultar la identificación. Todos ellos han sido reivindicados por el MAS o atribuidos a él.