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"Me arrepiento de la fama"

Leidy Tabares, la vendedora de rosas, habló desde la cárcel con SEMANA sobre la acusación de homicidio que pesa en su contra.

7 de diciembre de 2002

Sentada en la oficina de la dirección de la Cárcel San Quintín, Antioquia, recogida en un sillón y con las emociones a flor de piel por el torbellino de vivencias que le ha tocado absorber en estos últimos días, Leidy Tabares le contó a SEMANA cómo llegó al penal, por qué la acusan y qué es lo que más la ha impactado de la experiencia que está atravesando.

Con apenas 20 años, la protagonista de la película La vendedora de rosas, que a sus 13 años conmovió el alma de un amplio público encarnando a la protagonista de la película de Víctor Gaviria, fue detenida el viernes 29 de noviembre por miembros de la Fiscalía en compañía de Edison Castañeda, su novio, sindicándolos de haber participado en el asesinato de Oscar Galvis Osorio, un conductor, ocurrido el 16 de agosto cerca del Hospital Mental de Bello. El proceso jurídico se encuentra en una etapa preliminar, en la que se están acopiando pruebas y hasta el momento de la entrevista aún no había sido calificado.

SEMANA: ¿Cómo es ahora su vida en la cárcel?

LEIDY TABARES: Me despierto tipo 8 de la mañana, si tengo que lavar ropa lo hago. Realmente no me gusta ver televisión acá. Como no tengo nada que leer no leo, mi mamá hace poquito me trajo el cuaderno, que es mi diario personal, y me la paso escribiendo. Los días han sido la verdad muy tensos. Ha sido muy difícil para mí pensar en la gente que quiero, que sé que me quiere. No sé. Todo es muy confuso.

SEMANA: ¿Cómo fue que terminó en estas cuatro rejas?

L.T.: El 26 de noviembre el CTI de la Fiscalía fue a mi casa y me preguntaron cosas. Fueron dos señoras y un señor. Muy irónicos la verdad. Al otro día volvieron y con ellos un gentío en motos y patrullas. Eran las 11 de la mañana y yo no entendía qué pasaba. Les pregunté que por qué tantos y ellos dijeron que porque había muchos paras por allí. Esto para no decirme que era considerada de alta peligrosidad.

SEMANA: ¿Por qué está involucrada en este caso?

L.T.: Alguien dice que yo mandé a matar a un hombre.

SEMANA: Hay una versión periodística que dice que el hombre que murió tenía que ver con la muerte del papá de su hijo.

L.T.: No es cierto para nada.

SEMANA: ¿Cómo ve su situación en este momento?

L.T.: La verdad ando muy confundida, el abogado me ha dado muchas esperanzas. Me dijo que me había ido bien en la primera indagatoria pero yo no sé. Cada día que pasa me parece que se complica más.

SEMANA: ¿Y por qué cree que la señalan?

L.T.: Ni idea. Pienso que igual que a mí a otra persona le puede pasar. Pero ojalá que no le pase a nadie. Esto es muy difícil. Por eso a veces me arrepiento que Dios me haya dado esa fama. Esto me ha traído muchos inconvenientes. Y últimamente hasta me incomodaba salir a vender las rosas pues mucha gente no sabe cómo acercarse a mí ni cómo tratarme.

SEMANA: Otra versión de prensa dice que ustedes pertenecían a una pandilla.

L.T.: No sé. Nunca en todo el trayecto de mi vida he tenido pandillas ni he pertenecido a ellas. En los últimos tiempos lo que he hecho es trabajar en la corporación, estar en mi casa. Porque últimamente ni rosas se estaban vendiendo porque ni para comprarlas he tenido.

SEMANA: ¿Cree que la fama jugó en su contra?

L.T.: Sí, puede ser. La verdad es que en lo menos que he pensado es en la fama. En un principio yo sí gritaba que odiaba esta situación. Yo nunca anhelé ser famosa. Yo nunca le pedí a Dios que quería salir en la televisión. A veces me da una rabia ser famosa, pero bueno, no hay nada que hacer.

SEMANA: ¿Por qué le desespera ser famosa?

L.T.: Porque la fama no me ha traído cosas buenas. Tal vez las puertas que se me han abierto, la casa que con ayuda de Yamid me regalaron, haber tenido mi hijo, haber conocido el papá de mi hijo. De ahí para acá todo ha sido malo. El haberlo perdido a él delante de mis ojos, delante de mi hijo. En esa casa que a veces pienso que es mi desgracia.

SEMANA: ¿Por qué es una desgracia la casa?

L.T.: Porque desde que estoy allá es que me han pasado cosas que me chocan, que me duelen, que me hacen perder la paciencia, que me hacen sentir insegura. Que me hacen sentir miedo, que me hacen sentir rabia conmigo misma. Yo no sé. Mucha gente sabe dónde queda la casa, dónde me la dieron, entonces lo ubican a uno fácilmente. Y allá perdí al papá de mi hijo, que es lo que más me ha marcado en mi vida.

SEMANA: ¿Cómo ha sido su vida después de la muerte de Ferney, el papá de su hijo Fernando José?

L.T.: Mala con todo el acento. Porque no sé manejar esta fama. Cuando creo que estoy haciendo la cosas bien, resulta que las estoy haciendo mal. Yo soy una persona que sufre mucho por la gente de la calle. Por la gente de Barrio Triste, de Guayaco. Y creí que siendo famosa iba a poder ayudar más. Sí, logré lo que es la corporación pero no sé manejar las posibilidades de la fama. Yo no sirvo para creerme más que nadie. Y la gente dice que con la fama yo debería haber cambiado. No sé. Haber salido de este mundo. Pero es que la gente no entiende que ser famoso no es unirse a la gente de la televisión. Ser famoso es aprovechar eso para luchar por lo que a uno lo hace sufrir. Yo toda mi vida he vivido triste, mal por cualquier motivo, porque sacan a mamá a la calle, porque hay un niño tirando sacol, porque está herido. Y yo lo único que he querido es que esto se acabe de la mejor manera.

SEMANA: ¿En estos dos últimos años cómo se ha ganado la vida?

L.T.: Como siempre, con las rosas. No abandono las rosas, realmente. Y personas que siempre han estado ahí conmigo, que le dan a uno un mercado o cualquier peso para seguir. Sin embargo he pasado momentos muy difíciles.

SEMANA: ¿Con qué soñaba antes de estar acá?

L.T.: Seguir adelante con la corporación, trabajar, terminar el bachillerato y hacer medicina. Eso de los doctores es de mucho conocimiento y creo que para lo que yo quiero con la corporación me sirve mucho.

SEMANA: ¿Cómo ve el futuro?

L.T.: Unas veces me veo en la gloria y otras me veo destruida.

SEMANA: ¿Qué le diría a la familia de esa persona que murió?

L.T.: Que me duele muchísimo. Que sigan adelante. Que yo nunca le haría ese daño. Que yo no hice eso. Que todo se va a aclarar. Es que es muy difícil. Yo he perdido a alguien y sin embargo no encuentro qué decirles. Que tengan fe y la capacidad de perdonar.

SEMANA: ¿Qué cosas van a cambiar en Leidy?

L.T.: La confianza en las personas que me han tenido engañada. No quiero volverme dura. Porque no lo soy. Pero yo ya no puedo ser como soy. Pensar en los demás antes que en mí. Eso tiene que acabar. Por pensar en los demás estoy acá. Y me siento sin valor.