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MUERTE EN LA GLORIA

La misteriosa muerte de la misionera colombiana en México

27 de abril de 1987

Cuando al mediodía del 20 de marzo pasado llegó a la población de Gloria Escondida la monja misionera colombiana Luz Marina Valencia Triviño no podía siquiera imaginar que en esa pequeña aldea del estado de Guerrero en México la gloria se iba a esconder para ella. Según sus allegados "había ido allí para llevar un poco de paz y esperanza a los habitantes de la población". Pero se encontró con una inexplicable violencia que a las once de la noche de ese viernes acabó con su vida y con sus deseos de buena voluntad .
La hermana Luz Marina de 25 años perteneciente a la comunidad española de las Religiosas Misioneras de la Inmaculada Concepción llegó a México tan sólo tres meses antes para fundar junto a otras dos religiosas una nueva sede de la congregación en el municipio de Quaximicuilapa, situado también en el estado de Guerrero.
Luz Marina había ingresado a la comunidad en 1970 a la edad de 8 años y allí cursó sus estudios de primaria y bachillerato. Después de realizar peregrinaciones misioneras por Venezuela y Putumayo viajó a Roma a estudiar misionología. Allí permaneció durante cuatro años hasta graduarse en agosto del año pasado.
Regresó a Colombia y en enero de este año viajó a la República mexicana a continuar con su labor.
A las siete de la noche de ese viernes luego de celebrar la misa y realizar visitas pastorales a distintas casas del lugar la misionera y su acompañante el padre Roberto Gicco misionero de la misma comunidad se fueron a las casas que dos familias de Gloria Escondida les habían ofrecido para pasar la noche.

De paseo
Por entre la maleza de los 40 kilómetros de selva que rodea el lugar y amparados en la oscuridad de la pequeña y aislada aldea que no tiene luz elélctrica, dos hombres armados con pistolas calible 38 llegaron hasta la casa de Miguel Cosme Damián y Cristina Cruz, la pareja de campesinos que dio alojamiento a la monja. Mencionado su nombre completo, preguntaron insistentemente por la madre Luz Marina Valencia, "... porque la vamos a llevar a dar un paseo...". Y a pesar de la resistencia que opusieron los habitantes de la casa, los dos hombres se llevaron a la monja colombiana.
Pero el "paseo" no fue muy largo. No sólo por el forcejeo de la hermana que trataba inútilmente de escapar de sus captores, sino porque, a pocos metros de la casa, chocaron contra un alambrado imposible de ver en la oscuridad. Tal vez enfurecidos, tal vez confundidos por el obstáculo imprevisto, los hombres comenzaron a disparar. Fueron seis tiros, de los cuales sólo uno alcanzó a sor Luz Marina en el estómago. Los asesinos huyeron.
Empezó entonces para la misionera una agonía en la que, después de siete horas, murió desangrada ante la mirada impotente de los campesinos, quienes no pudieron hacer nada por ayudarla, ya que en esa aldea, además de la gloria, también están escondidos los médicos y las farmacias que no existen sino en el pueblo más cercano, a cuatro horas de distancia.
Aunque se asegura que, además de torturada y baleada, la monja fue también violada, esta versión fue desmentida por la hermana Carmen del Paso Lobo, superiora de la comunidad en Bogotá. Por su parte, doña Dolores Triviño de Valencia, quien sólo quiere ir a México para ver el cadáver ya enterrado de su hija, a pesar de que ahora no cuenta ni siquiera con los siete mil pesos que mensualmente le mandaba Luz Marina para pagar el arriendo del cuarto que ocupa con otra de sus hijas y tres nietas al sur de Bogotá, se refiere a lo sucedido en tono resignado: "Este es el camino que el Señor me impuso: ir al calvario como lo hizo mi hija".
Más allá de esta piadosa actitud, las autoridades colombianas y sus representantes en México esperan que los investigadores mexicanos arrojen alguna luz sobre este misterioso crimen. Es probable también que este caso, de no resolverse en lo más mínimo, entre a engrosar la lista de asuntos similares --muertes y maltratos a colombianos en territorio mexicano--, que en los últimos meses ha generado varios intercambios de notas diplomáticas y muy pocos resultados concretos.--