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Saetas doradas

Colombia se consagró rey del patinaje sobre ruedas en 2002. Ahora el reto es el patinaje sobre el hielo. La meta, el oro olímpico.

Carlos Eduardo González *
23 de diciembre de 2002

Veinticuatro medallas, 11 de ellas de oro, obtenidas este año en los campeonatos mundiales en Bélgica ubicaron a Colombia en la cúspide del patinaje sobre ruedas. Es el punto más alto de un proceso que se inició a finales de la década de los años 80 y que se reforzó en 1996 cuando se estableció la categoría juvenil.

Hoy la gente está familiarizada con los nombres de Cecilia 'La Chechi' Baena, Diego Rosero, Kelly Martínez, Jorge Andrés Botero y Briggytte Méndez. Pero el éxito de estos patinadores rueda sobre el terreno construido por otros deportistas del pasado que no cosecharon los mismos títulos pero que sembraron la semilla.

Montaño, Ramírez, Lombana y Triana fueron apellidos que en los años 70, sobre unos vetustos patines de cuatro ruedas, se las ingeniaron para dar de qué hablar. Luego llegarían Luz Mery Tristán, Claudia Ruiz y Guillermo León Botero (q.e.p.d.), los primeros campeones, que se consagraron en el Mundial que se realizó en Bello, Antioquia, en noviembre de 1990.

El gran cambio se dio gracias al patín en línea, una innovación que permitió recortar la enorme diferencia técnica e histórica con grandes potencias como Italia. Colombia, de la mano del técnico australiano Billy Begg y su asistente técnico, José Luis Múnera, adoptó la nueva tecnología. Al mismo tiempo en todo el país se daba un fenómeno de idénticas proporciones: la masificación. Las medallas obtenidas en los mundiales de 1994 y 1995 provocaron que entre la niñez colombiana se despertara un inusitado interés por el patinaje, boom que se reforzó gracias a la actuación de la Selección Nacional en el Primer Campeonato Mundial Juvenil, celebrado a finales de 1996 en Barrancabermeja, y la Copa Mundo de 1997, en Bogotá.

De seis ligas la Federación Colombiana de Patinaje pasó a contar con 25 y de sólo unos pocos cientos de practicantes se llegó a los casi 3.000 que hoy cuentan con el reconocimiento oficial. Así mismo, de tener que practicar en las calles y avenidas, los deportistas se encontraron con una gran cantidad de escenarios construidos con especificaciones internacionales, especialmente en Bogotá.



La fuerza de la juventud

Diego Rosero, Juan David 'Jumbo' Acosta, Berenice Moreno, Silvia Nathalia Niño, Angélica María Donneys, Sara Sus y Laura Carolina García se convirtieron en precoces figuras mundiales, en los nuevos referentes para la niñez que observaba con orgullo e ilusión que en este deporte, al que muy pocos le paraban bolas, se abría un nuevo horizonte. En mayores, Jorge Andrés Botero, Bibiana Calle, Lina Mabel Zapata, Carlos Alberto Penagos, Juan Carlos Betancur y Sebastián Castañeda también se abrían campo aunque sin conquistar los botines dorados de los juveniles.

La empresa privada, al comprobar el boom del patinaje, volcó sus ojos hacia él. La prensa deportiva también se vio involucrada, pues no podía ser ajena a tal cantidad de triunfos. Entonces, a los periodistas les tocó familiarizarse con los términos de esta disciplina, ilustrarse acerca de las modalidades de competencia.

Lo que parecía ser un rápido recorrido hacia la cumbre no resultó tan fácil. Después del éxito de Barranca-96, los juveniles ratificaron su poderío en Mar del Plata-97, pero los mayores dieron un paso en falso. Y en 1998 la gran alegría del título mundial de Jorge Andrés Botero en Pamplona (España), el primero de los mayores en ocho años, no logró ocultar una preocupante realidad: el recambio generacional estaba demorado, algo que se confirmó en el Mundial de 1999, en Chile.

Fue entonces cuando se dio otro fenómeno que terminó por explotar el potencial de los patinadores nacionales: emigrar al exterior. El triunfo de Juan Carlos Betancur en el Maratón de Roma en 1997 hizo que los grandes equipos internacionales contrataran corredores colombianos.

Hoy, además de Betancur, que compite por el Salomón de Francia, corren en el exterior Jorge Andrés Botero (Roller Blade, de EE.UU.), Diego Rosero (Hyper, de EE.UU.), Silvia Nathalia Niño (Roller Blade), Diego Mauricio Betancur (Bont, de Australia) y Alexandra Vivas (Bont). Si ellos no hubieran tenido la oportunidad de emigrar seguramente este feliz presente del patinaje colombiano no sería una realidad.

Botero, Rosero, Niño y compañía indicaron el camino que los nuevos debían seguir y les dejaron el paso libre a nuevas promesas. En el patinaje de velocidad cada vez que se confirma una Selección Colombia se ven nuevos nombres que llegan con tanta o más fuerza que los ya consagrados, jóvenes que se miraron en el espejo de Botero o Rosero y trabajaron con denuedo para transitar por la misma senda dorada.



El futuro

Este alentador panorama, no obstante, no es perfecto. Todo este trabajo se realizó pensando en que el patinaje sería incluido en el programa de los Juegos Olímpicos de 2004. Pero los esfuerzos de la dirigencia del patinaje sufrieron sendos reveses cuando Australia escogió al triatlón como nueva disciplina olímpica para Sydney-2000 y después, con la elección de Atenas (Grecia) como sede de las justas de 2004, por encima de Roma y Buenos Aires, comprometidas con el deporte de las cinco ruedas.

El patinaje de velocidad se encontró en un túnel sin salida y sus principales figuras, encabezadas por el múltiple campeón mundial estadounidense Chad Hedrick (ganador de más de 40 medallas doradas), ven un mejor porvenir sobre el hielo. De los Juegos Olímpicos de Verano los patinadores están dispuestos a emigrar a los de Invierno con tal de cumplir su sueño.

La Federación Colombiana de Patinaje ya tiene diseñado un programa según el cual nuestras principales figuras se radicarán durante varios meses en Estados Unidos para preparar su participación en los Olímpicos de Invierno. Reinar en el patinaje orbital fue el sueño de deportistas y dirigentes del patinaje colombiano hace tres lustros. Un sueño que hoy es realidad. Ahora, el destino les propone un nuevo reto, el patinaje sobre el hielo, una historia que seguramente en los próximos años también dará mucho de qué hablar.