Desde la Colonia el San Juan de Dios fue el hospital más importante del país. En el complejo actual, inaugurado en 1921, el Distrito quiere hacer el gran hospital público de la ciudad. | Foto: Archivo SEMANA

BOGOTÁ

Una cura para el San Juan de Dios

La decisión de Petro de comprar el hospital para restaurarlo y abrirlo causó una nueva polémica.

6 de diciembre de 2014

Desde que el San Juan de Dios cerró sus puertas en 2002, mucho se ha hablado sobre la necesidad de reabrir el hospital o por lo menos de recuperar su valioso patrimonio arquitectónico. Así lo planteó Luis Eduardo Garzón al querer hacer allí una ciudad salud, que fue continuada por Samuel Moreno, pero poco se pudo hacer. Sin embargo, cuando Gustavo Petro anunció la semana pasada que iba a comprar el complejo para reabrirlo y convertirlo en una institución de cuarto nivel, de inmediato le cayeron todo tipo de críticas.

El anuncio del alcalde se dio una vez el agente liquidador del antiguo hospital, Pablo Enrique Leal, le  adjudicó al Distrito el derecho de comprar las 14 hectáreas del Hospital San Juan de Dios por 150.280 millones de pesos, excluido todo el pasivo pensional de la antigua entidad. La Empresa de Renovación Urbana (ERU), encargada de realizar la negociación, deberá pagar esta suma dentro de los cuatro meses siguientes, una vez se perfeccione la venta, para poder recibir el complejo de 24 edificios, 20 de los cuales son considerados de patrimonio nacional.

Lo cierto es que buena parte de las críticas que le han hecho a Petro no han contado con el conocimiento a profundidad de lo que allí se quiere hacer y que, contrario a lo que se cree, no parece ser una decisión apresurada o improvisada. Desde hace más de un año varias entidades del Distrito, como el Instituto de Patrimonio y la Secretaría de Salud, vienen trabajando con el Ministerio de Cultura y el gobierno nacional para recuperar este patrimonio, no solo arquitectónicamente, sino para insertarlo dentro de la red hospitalaria del país.

Mauricio Bustamante, secretario de Salud del Distrito, dijo a SEMANA que “resulta paradójico que cuando no había perspectiva de comprar el San Juan de Dios se criticaba al alcalde porque no iba a cumplir con su programa de gobierno. Pero ahora, cuando se anuncia la compra, le dicen que está improvisando. Muchos creen que esta apuesta del alcalde va a  ser el ‘Titanic’ de la salud distrital, nosotros queremos que sea el transbordador que lleve a la capital a la medicina del siglo XXI”.

Una compra anunciada

Bustamante recalca que mucho antes de la compra, el Distrito ya había dado varios pasos en ese sentido. Por una parte decidió tomar en arriendo el antiguo hospital Materno Infantil en 2006 a cargo del hospital La Victoria. Y Petro decidió trabajar en su readecuación, que comenzará a hacerse el próximo año y costará 35.000 millones de pesos.

El otro paso fue tomar en comodato por 99 años uno de los edificios del San Juan de Dios, para abrir la Unidad Primaria de Atención, lo que puso a la Secretaría de Salud con un pie en el complejo. El tercer paso, que era comprar todo el hospital, comenzó el año pasado.

Por ser un bien cultural de la Nación, cualquier proyecto que se quiera hacer allí requiere ejecutarse a través de un Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del Ministerio de Cultura. Para poder cumplir con toda la información y requisitos, “desde diciembre de 2013 se firmó con la Universidad Nacional un contrato por 1.600 millones, que deberá estar listo en 2015. Eso significa que desde mucho antes de la adjudicación el Distrito ya se venía preparando para asumir el reto”, dijo María Eugenia Martínez, secretaria del Instituto Distrital de Patrimonio.

Aunque los estudios no han terminado, trascendió que el Distrito quiere abrir un hospital universitario de cuarto nivel, que supla las necesidades de camas y especialidades de alta complejidad que hay en la capital, pero que a la vez sea un centro de innovación e investigación en varias áreas de la salud. Recuperar los edificios, de los cuales cuatro están en muy mal estado, valdría 250.000 millones de pesos.

Por los altos costos que tendría la readecuación del San Juan de Dios, muchos sectores capitalinos han dicho que esta compra es innecesaria y que ese dinero debería utilizarse para construir nuevos hospitales o fortalecer los existentes. Sin embargo, Bustamante asegura que la apertura del San Juan de Dios vendrá a fortalecer el sistema de salud del Distrito y a revitalizar una de las zonas más deprimidas del centro de la ciudad. Según él, en la capital hay una creciente demanda insatisfecha en camas y en atención de alta complejidad, especialmente en esta zona. Basta con tomar el ejemplo de los trasplantes: en Bogotá se realizan al año alrededor de 300 procedimientos pero la demanda es de 1.200, “por eso si convertimos al San Juan de Dios en centro especializado en atención de alta complejidad, podríamos solucionar problemas como el de la demanda de trasplantes”, afirmó el funcionario.

Sin duda uno de los temas que más preocupan a los críticos de la compra es el tema presupuestal. El concejal Juan Carlos Flórez ha expresado en distintos medios de comunicación que el Distrito no cuenta con los suficientes recursos para poner en funcionamiento el hospital; y el también concejal Antonio Sanguino considera que el dinero que se va invertir en el San Juan de Dios debería usarse en construir uno o dos hospitales que pueden costar unos 35.000 millones de pesos cada uno.

Pero para los funcionarios del Distrito, este es un problema inexistente. “La compra del San Juan no es un capricho del alcalde, no hay que olvidar que en 2002 se expidió la Ley 735 en la que el Hospital San Juan de Dios y el Instituto Materno Infantil se declararon monumentos nacionales y en la que quedó estipulado que el gobierno Nacional tiene que destinar recursos para las obras de remodelación, restauración y conservación; así que el Distrito no sería el único que asumiría la totalidad del costo del proyecto”, aseguró Martínez.

Por su parte, Bustamante afirma que el costo de intervenir el San Juan de Dios es más barato que hacer uno nuevo. Para restaurar y poner a funcionar todo el complejo, en un plan que puede tomar más de diez años, no se gastarían más de 4 millones de pesos por metro cuadrado, una cifra moderada frente a lo que vale hacer un complejo nuevo.

Y para quienes dicen que esa plata debió usarse para sanear la red hospitalaria del Distrito, el funcionario  dijo que financieramente la secretaría pasa por uno de sus mejores momentos. Entre 2012 y 2014 el déficit de los hospitales distritales pasó de 272.000 millones a casi un punto de equilibrio.

Una de las dudas que hay es si la ciudad tendrá que asumir todo el pasivo pensional del antiguo San Juan de Dios. El liquidador, Pablo Leal, dijo a esta revista que prácticamente los 500.000 millones de pesos que vale liquidar los salarios, las pensiones y demás obligaciones de los 3.640 exempleados, así como de los acreedores, ya están financiadas y en proceso de resolverse. Esto quiere decir que “el Distrito compró el complejo, mas no estas obligaciones que están a mi cargo como liquidador”.

Ahora que prácticamente Bogotá tiene al San Juan de Dios, las preguntas apuntan a si la Universidad Nacional, que ya tiene su propio hospital, será parte del proyecto y si la empresa privada y otras instituciones educativas serán tenidas en cuenta para desarrollar el nuevo hospital.