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A través de sus tiendas de ropa de tallas grandes, Fabiola Posada y Gladys Acevedo llegan a un mercado que las cadenas tradicionales han ignorado.

Comercio

‘Supersize me’

Crece el boom por la ropa de tallas grandes, un mercado olvidado por los grandes fabricantes pero con enorme potencial.

25 de abril de 2012

Hasta hace unos años, Fabiola Posada compraba toda su ropa en Estados Unidos. La actriz y comediante, que hace parte del elenco de Sábados Felices, aprovechaba sus viajes frecuentes a ese país –donde realizaba presentaciones–, para renovar su vestuario y ‘escapar’ de los vestidos de corte antiguo y tonos grises y cafés que ofrecían las tiendas en el mercado local.

Por eso, una de las razones que la impulsó a asociarse con Gladys Acevedo, importadora de prendas de vestir, para crear la tienda By La Gorda Fabiola, fue brindarles la oportunidad de tener opciones más modernas y coloridas a otras mujeres que necesitaban ropa de tallas grandes; también quería que esa oferta se ajustara a las diversas temporadas, como ocurre con el resto de los mortales.

“Gordas o flacas pero todas las mujeres queremos sentirnos sexis. Estoy segura de que no hay nada que quiera más una gorda que verse bien”, dice Posada. Por eso, la tienda ofrece ropa abrigada para los días de frío; en verano se la juegan con prendas más atrevidas, como shorts y camisas ceñidas, en tallas que van desde la XL hasta 6XL.

El primer almacén fue inaugurado en Bogotá en octubre de 2010 en Centro Mayor, un centro comercial con gran afluencia de compradores de clase media. “Queríamos que nuestros productos estuvieran al alcance de todas las personas. Así hemos logrado romper esquemas”, comenta Acevedo.

Y la apuesta está dando resultados. La mercancía que tenían para surtir el primer punto durante dos meses se vendió en 20 días. “Tuvimos que cerrar la puerta con personal de seguridad y hacer turnos de diez personas para que ingresaran al almacén”, recuerda Posada.

En solo un año de operaciones, la empresa ha logrado expandirse y ya tiene dos puntos adicionales en los centros comerciales Gran Estación y en Portal 80. Así mismo, pasaron de tener seis trabajadores a emplear 32 personas.

Mercado que crece

Las usuarias de tallas grandes forman un mercado que hasta ahora ha sido ignorado por los grandes fabricantes y las tiendas de ropa tradicionales. Martha Calad, directora del laboratorio de moda de Inexmoda, comenta que existe temor entre los empresarios de explorar este sector, pues creen que se deben manejar tendencias diferentes.

“Vemos que junto a las tiendas especializadas, que aún son pocas, algunos almacenes de cadena han comenzado a traer prendas. Sin embargo, todos parecen concentrarse en ropa para población adulta y se olvidan de los jóvenes”, dice Calad.

Por lo pronto, algunos analistas aseguran que este negocio podría despegar en Colombia durante los próximos meses, una vez entre en operación el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Al fin y al cabo, ese país cuenta con varias cadenas de ropa especializadas en este segmento, como Woman Within, Avenue, Lane Bryant y Roaman’s, que han desarrollado un negocio estable y saludable.

Junto al temor de los empresarios, el negocio de las tallas grandes también debe enfrentar los altos costos de producción. Tradicionalmente, esta clase de prendas requiere de hasta dos y tres veces más tela para su elaboración, lo que no solo termina elevando sus precios sino que, peor aún, las convierte en signo de discriminación: si sus usuarias quieren vestirse igual a otras mujeres, deben pagar más.

Para atacar este inconveniente, By La Gorda Fabiola comenzó a reducir costos a través de colecciones propias que les permiten controlar todo el proceso de manufactura, desde la creación de los modelos –gracias a la intervención de una diseñadora propia– hasta la selección de telas y la confección de la ropa, que en este momento se realiza en Estados Unidos. “Estamos trabajando con varias empresas locales para comenzar a fabricar 50% de nuestros productos en Colombia”, comenta Posada.

“También buscamos que aquellas tallas que requieren menos tela ‘subsidien’ las más grandes. Así conseguimos que el precio de los productos no dependa de su tamaño sino de sus características, como hace cualquier otra tienda de ropa”, complementa Acevedo. En la actualidad, los precios de las prendas oscilan entre $60.000 y $180.000, cuando se trata de conjuntos completos.

Futuro a la vista

Antes de abrir la primera tienda de By La Gorda Fabiola, Posada y Acevedo visitaron varias de las tiendas de ropa y boutiques más prestigiosas de Estados Unidos para definir el estilo que querían darle a sus locales y el tipo de ropa que deberían ofrecer en Colombia.

En este caso, crearon un estilo con detalles que van más allá de la confección de las prendas. Incluso, los maniquíes que utilizan para exhibir las prendas tuvieron que ser importados de Estados Unidos, pues en Colombia fue imposible encontrar esta clase de muñecos con las dimensiones requeridas.

“Nuestro éxito está en haber apostado por un mercado que nadie quería, en manejar colecciones como lo hacen los grandes diseñadores del mundo y en ser consistentes con las tendencias de moda. Por ejemplo, en la actualidad hacemos mucho énfasis en el animal print”, concluye Posada.

Aunque la empresa ha recibido propuestas para abrir nuevos almacenes por franquicia en otras ciudades del país, esta posibilidad aún no está en los planes inmediatos. En este momento, la firma está enfocada en posicionar mejor la marca a través de nuevos productos, como accesorios. La apuesta ha resultado rentable para Posada y Acevedo, lo que demuestra que con creatividad es posible encontrar nuevos nichos de negocio en segmentos que las cadenas tradicionales ni siquiera miraban.