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Las lecciones que debe aprender Colombia con sus medallas olímpicas

Semana
10 de agosto de 2012

O ponemos los pies en la tierra o estas alegrías harán parte de la colección de éxitos olvidados en un país sin memoria. Colombia, que hoy se sumerge en una marea exitosa por cuenta de las impensadas e históricas ocho medallas en Londres, es de los pocos países que no ha valorado su talento. Un ejemplo sencillo: no tenemos una “super pista” de BMX o bicicrós como las de Europa. Por eso la medalla de oro de Mariana Pajón, dueña de 13 títulos mundiales previos, tiene un valor doble.

 

Dios salve a la reina. Ella, su familia y sus patrocinadores son los grandes autores de este triunfo. Lleva 14 años metida en este deporte y ganando títulos mundiales sin cansarse. ¿A nadie se le ocurrió en Medellín u otra ciudad invertirle a una pista de talla mundial en vez de la existente muy digna pero poco técnica como la del barrio Belén, si nuestra nueva campeona y otro puñado de bicicrosistas mostraban resultados? Mariana no será ídolo en el BMX por lo que hizo este viernes inolvidable. Esta medalla lo que hará es agrandar su leyenda y que Colombia se incline ante una nueva reina.

 

Los verdaderos protagonistas. Tenemos tan mala memoria que las glorias de ‘Pambelé’, ‘Cochise’, Lucho Herrera, Montoya, Rentería y tantos más hoy son poco recordadas (¿nos transmiten acaso en directo una Vuelta a Colombia, vemos peleas de boxeo o tenemos partidos de béisbol en horario ‘prime’?). El deporte siempre le ha dado glorias a un país que le responde con portazos en la cara cuando pide patrocinios y ayudas. Pero esta Colombia, llena de líderes preocupados por salvar sus propios intereses, donde avanza la cultura de tomar atajos para llegar primero, de trabajar poco y cobrar mucho, donde los corruptos, los pícaros, los políticos oportunistas, las narcoseries, los programas de chismes y los ídolos de un día que nos venden ‘Protagonistas’ y ‘Desafíos’ ponen la agenda diaria, debe rendirse y devolver a sus deportistas lo que se merecen.

 

El deporte ha tenido la poderosa fuerza de aglutinar, de unir, de hacer soñar, de inspirar, por encima de otros fenómenos masivos como la música, la religión y la política. Me imagino, justamente, la lista de quienes van a salir a hacer política con estas medallas: alcaldes que ofrecerán casas (a la pesista Mabel Mosquera, bronce en Atenas-2004, nunca le dieron la casa prometida) y pistas de bicicrós o coliseos deportivos (construirlos es una obligación, no un favor), gobernadores que prometerán becas y congresistas que propondrán mayores prebendas y rubros al deporte (es irrisorio lo que se le destina al deporte). Por favor, no más saludos oportunistas del presidente Santos al medallista de turno: este viernes cumplió años y salió a agradecerle a Mariana “darme tan bello regalo”. Presidente, ese oro se lo regaló a sí misma y a quienes creyeron en ella.

 

Por eso, los gestores de estas medallas no pueden ser más que quienes la sudaron y soñaron. Primero, los propios deportistas, dueños de sacrificios con uñas. Segundo, sus papás y familias, pues son sus primeros patrocinadores, los que apuestan por un futuro, celebran sus primeras victorias y consuelan tras las derrotas. Carlos Mario Pajón, el papá de nuestra Mariana de oro, tiene afortunadamente los medios para apoyar y acompañar a su hija. Estos diez años pudo enviarla con esfuerzos a prepararla a competir en el exterior. Pero el resto de familias de deportistas olímpicos nuestros no tienen recursos y son dueñas de una humildad infinita. Y tercero, ganan sus entrenadores y patrocinadores.

 

Me da miedo que estas ocho medallas, que nos tienen hipnotizados y felices, se sumen a la gloria olvidada de los que abrieron el camino. Que en 15 días o un mes vuelvan a embutirnos a la fuerza, como siempre, el fútbol (los dos grandes canales de televisión patrocinan a la selección Colombia y la liga local) Que los esfuerzos de ellos queden en Londres. ¿O acaso alguien tiene claro qué está haciendo María Isabel Urrutia, la pionera medallista de oro de Sydney-2000? Después de su paso por el Congreso le perdimos el rastro. No aprendimos esa lección.

 

Somos potencia deportiva en Latinoamérica, detrás de Brasil. Nos admiran los latinos. Ganar ocho medallas en siete deportes diferentes (sólo repitió medalla el BMX) así lo ratifica. El ciclismo (con la plata de Rigoberto Urán) sigue siendo semillero. Tres deportes de combate de los que siempre aprendemos a las carreras sus reglas en los Olímpicos (judo, taekwondo y lucha olímpica) reflejan esa enjundia. Y las pesas ratifican que vamos a levantar más alegrías.

 

La empresa privada debe ser la gran tabla salvadora del deporte. Señores empresarios y anunciantes: dediquen una parte de su torta de inversión publicitaria al deporte. El deporte refleja los verdaderos valores del ser humano, más allá de novelas, series y realities que se pelean por la pauta y sus contenidos. Los deportistas nos han recordado que ellos realmente merecen el horario ‘prime’ de nuestra atención.

 

Reflexión I. Queda demostrado que a nuestros deportistas y sus federaciones sí se les puede exigir presión de logros concretos, que las medallas no sean una lotería sino el resultado de un trabajo planificado. Colombia, con sus ocho medallas en Londres, casi iguala las once con que llegó hace quince días desde la primera ganada en Munich-72. El listón para Río de Janeiro-2016 quedó muy alto. En mi blog anterior hablé de la fortaleza de nuestras mujeres deportistas y le aposté a las medallas de oro de Mariana y plata de Catherine Ibargüen.

 

Reflexión II. Para reflexionar. Caracol TV ha sido uno de los grandes ganadores. Compró los derechos exclusivos y le permite a sus periodistas estar en las zonas mixtas de entrevistas y abordar a los deportistas en directo. Mientras tanto, el Canal RCN, que paradójicamente no quiso comprarlos o se dejó ganar ese pulso (vienen de transmitirnos la Eurocopa de Fútbol), se vende como “el canal oficial de la delegación colombiana”. Sus periodistas enviados salen tristemente desde cualquier calle de Londres (nunca lo hacen desde las sedes de los eventos) y entrevistando a los deportistas lejos de los escenarios. En sus notas pasan imágenes incluso de Panamericanos, para no excederse en los créditos a su competencia. El canal no le apostó a nuestros deportistas. Otro ejemplo, como tantos en Colombia, de nuestra mala memoria.