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Mo Yan, un escritor épico

Semana
11 de octubre de 2012

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En primer plano está la puerta blanca con ribetes dorados, que cada año atrae las miradas de los amantes de la literatura mundial que quieren saber quién se quedará con el galardón que la Academia Sueca otorga cada año, al escritor más importante, en su concepto. De repente gira el pestillo y se abre la puerta: hace su aparición Peter Englund, el secretario de la institución que entrega desde hace más de cien años un premio especificado en el testamento del inventor y humanista sueco Alfred Nobel, para los creadores más destacados en literatura. Sale al recinto atestado de periodistas de todo el mundo, que registrarán cada una de sus palabras que habrán de resonar en la historia de la literatura del mundo. 

?El premio Nobel de literatura dos mil doce, es para… ?hace una pausa para darle más tensión al momento, como si del episodio de uno de esos programas de “realidad” se tratara, y enseguida dice: Mo Yan.

De repente, fuera del país más poblado del mundo, donde el nombre del escritor chino es conocido, todos los que oyen el nuevo nombre quedan en silencio. Como si esperasen una explicación, o del número ganador de la lotería se tratara. «¿Quién es Mo Yan?», se dicen, los que estaban esperando que fuera: Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Jean Paul Sartre, Albert Camus, Thomas Mann o William Faulkner. «No es nadie para mí. No lo conozco», nos decimos muchos.
Para hacer un esbozo de quién es un escritor, no bastan solamente los datos manidos de siempre: ¿dónde nació, qué estudió, es hijo de quién, es casado, tiene hijos…? En este caso, la sustancia es realmente lo importante, es decir, qué fue lo que escribió para ser merecedor de tanto escándalo.

Mo Yan nació en China en 1955, en una remota provincia llamada Sangdong, de padres campesinos. Mao Tse Tung era el flamante presidente de China. Con mano de hierro, aplastaba a millones de granjeros y campesinos, como la familia del futuro Nobel, en pos de una idea de progreso revolucionario. Así, en medio de las crueles políticas del dirigente de esta nación en pie de convertirse en potencia industrial, nacía el escritor. Pronto, como sucede en todo régimen militarista, se enlista en el ejército de la revolución y estudia arte y literatura. No existe otra manera de ser lo que se quiere ser, sino sometiéndose a los dictados del poder. En los setentas y ochentas escribe cuentos breves, hasta que a mediados de los ochenta, decide aventurarse a publicar su primer libro el Rábano de Cristal (1986). Guan Moye, su verdadero nombre, adoptó el seudónimo de Mo Yan “el que calla”, pues en la época en que empezó a escribir ?y aun hoy, si recordamos al silenciado Nobel de Paz Liu Xiaobo, que permanece preso por rebelarse contra el régimen? la censura del régimen chino era rígido con las letras.


Destacan los académicos suecos su “realismo alucinatorio que deriva de sus relatos, que mezclan la historia con lo contemporáneo”. Y es que la civilización China, tan rica en relatos y mitos, en la edad moderna no había tenido un escritor como Mo Yan. Las letras chinas se remontan al origen de los tiempos; de hecho cuando Europa entraba al Siglo de las Luces, en China se producían más textos de literatura que en cualquier lugar del mundo. En el siglo VII ya se había ideado en China una impresión en madera y en el siglo X, cuatro siglos antes de Gutenberg, se inventó una imprenta de tipos móviles.

Confucio y Chuang Tsu, son referentes de la filosofía oral de la China. Su mitología compleja y exótica, ha dado hitos en la historia literaria tan célebres como el Viaje al Oeste, de Wu Chengen, obra que se ha puesto incluso al nivel de El Quijote chino. Esto por no hablar de Li Po, el gran precursor de Baudelaire y Poe, en las lides báquicas y poéticas.

Mo Yan ha confesado sentirse heredero de Faulkner a quien llama “padre”, y por consiguiente inspirado en García Márquez. La gran potencia de su prosa consiste en crear atmósferas inquietantes y cargadas de momentos deslumbrantes de una poesía, cargada de metáforas e imágenes de desolación, desesperanza y visos de temor y miseria, que no dejan a ningún lector indiferente. Mo Yan puede considerarse un heredero del desarraigo rural, que canta sus baladas a los campesinos y hombres desposeídos de la China, que pese a estar en la vanguardia en muchos aspectos, condena a la miseria a millones para estar en la posición industrial y económica en que se encuentra. A pesar de no ser bien visto por parte de la crítica contra el régimen comunista chino y el partido, al que pertenece ?ya que el Nobel ha sido más bien benévolo con las atroces políticas en lo relativo a los derechos humanos?, se reconoce que su maestría narrativa lo hace un representante digno de la milenaria historia literaria de China, que ya extrañaba un puesto junto al resto de las lenguas laureadas de la literatura universal.

 

Descargar: Las Baladas del Ajo, de Mo Yan. Premio Nobel Literatura 2012

 

http://vquijano.blogspot.com/2012/10/mo-yan-un-escritor-epico.html