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Pavimentar el rio? Por: Ricardo DURAN SERRANO

Semana
18 de julio de 2012

Mi viejo, el recordado empresario Luis Durán Vásquez, quién luego de haber sido sindicalista y cofundador de la USO en tiempos de la Tropical Oil Company, llegó también a ser, y con mucho éxito, uno de los pioneros de la industria avícola departamental colaborando con la fundación de nuestra Cámara de Comercio local, construyendo, entre otros, el edificio en el que todavía funciona dicha entidad frente al Parque Uribe Uribe.

 

Durante los últimos años de su vida soportó, de mal genio, las constantes críticas y burlas de varios de sus vecinos, también patriarcas recordados de nuestra breve historia urbana, debido a su rotunda negativa a seguir construyendo, —como si lo hicieron sus avispados amigos— en los terrenos de aluvión ubicados en la parte de atrás de varias de sus edificaciones sobre la Calle 49, terrenos éstos que con el paso del tiempo y con las sucesivas oleadas de poblaciones vulnerables, que primero fueron atraídas por el espejismo petrolero y luego, muchas veces, engañados por las mafias de la contratación estatal, terminaron siendo, poco a poco, invadidos e irregularmente urbanizados hasta consolidar lo que hoy es el barrio Cardales.

 

Mi viejo, cuando le tocaban el tema, se limitaba a contar en tono serio y muy molesto, que cuando en sus construcciones llegaba el momento de ubicar las bases y las columnas de la parte trasera, usaba su buen ojo de campesino ilustrado y seguía el sabio ejemplo de sus mayores, midiendo hacia dentro el largo de una canoa desde el "verdadero borde del agua", que se identificaba con la presencia de árboles más gruesos y firmes que los arbustos de la planicie inundable. Así no corría el riesgo de sentar las bases de su futuro en tierras que no fueran firmes.

 

Harta razón tenía el viejo.

 

En los años 1984, 1993, 1998, 2002, 2007, 2008 y 2011, en los que los niveles del río llegaron en a sus cotas máximas e inundaron la parte baja de la comuna 1, el agua llegó en su peor momento precisamente hasta el pie de los mismos árboles que mi viejo marcó como puntos de referencia para sentar sus bases.

 

La razón de las burlas que tanto lo amargaban y el interés de sus vecinos en la construcción sobre dichos terrenos inundables se remonta a las primeras campañas del FILA, —en los tempranos años 70 del siglo pasado— cuando con la misma alegría bullanguera y mentirosa que le prometían al populacho la creación del departamento del Magdalena Medio y del Distrito Petrolero de Barrancabermeja, simultáneamente, le estaban prometiendo, en cocteles privados, a los pocos comerciantes y empresarios locales la urgente construcción de la hoy tan trillada "Avenida del Río" para valorizar sus predios a lo largo de toda la comuna 1, dándoles una facha posterior, con todos los equipamientos urbanos, para que pudieran entrar, pero especialmente salir corriendo todos los fines de semana con sus Dogde Dart y sus Renault 12 nuevecitos de la manera más cómoda y rápida posible por la nueva autopista a Bucaramanga.

 

A mi viejo le dolía, como barranqueño raizal y enamorado de esta madre morena y generosa que a diario pisamos, que lo más dilecto de nuestra ciudadanía se afanara y se alegrara tanto en invertir para allanar su ruta de escape al otro piso térmico.

 

Eran tiempos en los que Barranca era el "caño hediondo" del que tanto se avergonzaban las señoras de nuestra alta ‘zoociedad’ en los clubes de la capital a las que las invitaban no más que para ‘mamarles gallo’.

 

Mi viejo murió el 9 de abril de 1981, convencido, sinceramente de que esa ‘barramejada’ —de pavimentar el río nada más que para montarle encima los egos inflados de tanto calentano igualado y sin una verdadera autoestima colectiva— era una tontería costosa e inútil.

 

Yo, 31 años después y por los mismos motivos, sigo pensando igual.

 

Y doy mis razones:

 

A) Con la construcción de esta vía no se resuelve ningún problema de movilidad que sea relevante en función de la actual demanda de vías para las motos y los vehículos particulares de la población barranqueña. Y esto es así porque son muy pocos los dueños de vehículos particulares que habitan en las partes bajas e inundables de la comuna 1 y porque en caso de ser construida dicha vía solo servirá para interconectar a la parte más baja del sector del muelle fluvial, —que no cuenta con mayores ofertas comerciales e institucionales— con algunos barrios pequeños (Isla del Zapato, Las Margaritas, La Victoria, etc.) que ya en la actualidad cuentan con suficientes vías que los comunican funcionalmente con las zonas comerciales y de mayor densidad urbana de la ciudad, y en su otro extremo con la autopista que da salida a la Ruta del Sol; por consiguiente dicha obra, a pesar de sus altísimos costos de construcción en zonas de alto riesgo e inundables, no resolverá los problemas de movilidad de los sectores con mayor e insuficiente demanda de conectividad vial, como son las zonas que aglutinan los mayores números de NUEVOS habitantes, en sus procesos de densificación y expansión urbana, ubicadas en las comunas 3, 4 y 7.

 

Para resolver dichos problemas de movilidad, serían mucho más lógicos, baratos y funcionales construir los hoy archivados proyectos de prolongación de la Avenida del Ferrocarril a cuatro carriles hasta Pozo 7; prolongación de la Avenida Circunvalar hasta el remate de la Carretera Nacional en la vía al Llanito, pasando por detrás de la Secretaría de Infraestructura; prolongación de la Carrera 28 desde la sede de la Policía hasta el Colegio Betlemitas y de allí hasta la Gran Vía Yuma; e interconectar la "VEREDA LA INDEPENDENCIA" con la autopista a Bucaramanga y con el sector del "Puente Elevado", mediante la construcción de sendos puentes colgantes, que nos permitan urbanizar, con alta calidad y generosos espacios públicos, este hermoso remanso de paz verde ubicado (yo diría escondido) desde hace tantos años en la justa mitad geográfica de nuestra urbe tan mal diseñada.

 

B) Construir dicha avenida en tierras que son áreas inundables del Gran Río de la Patria resulta altamente costoso y a todas luces contraproducente jurídica y socialmente, porque:

 

1) Habría que escoger entre construir un dique o jarillón por todo el borde del humedal Palmira / Castillo y luego bordeando el lecho del antiguo Caño Cardales; — o — levantar el nivel de la vía a lo largo de todo su recorrido, rellenando los humedales y partes de la franja, que ya está urbanizada, a un nivel de por lo menos un piso por encima de las actuales entradas de las vivienda y negocios ilegalmente asentados en esta zona desde hace ya varias décadas, con todos los problemas de licenciamiento ambiental y de autorización de Cormagdalena que cualquier obra de éstas implica.

 

En este punto hay que aclarar que sin que importe el tipo de obra que se elija, en todo caso nunca será posible legalizar las urbanizaciones irregulares de este sector o comprar legalmente las mejoras de tales invasores, puesto que donde manda el río, y por cuenta del nivel de las aguas, nunca será posible construir un alcantarillado funcional, porque cada vez que vuelvan las crecientes las aguas negras que normalmente fluyen por las cañerías hechizas hasta la orilla, van a devolver los favores recibidos llenando de fetidez cualquier vivienda que se ubique por debajo del nivel del agua, sin que importe a cual lado del dique, jarillón o avenida sobrealzada se encuentren.

 

Por otra parte, formalizar a la fuerza la situación irregular de estas comunidades ribereñas, que cierto ‘aFILAdo’ movimiento político nos heredó luego de décadas de desgobierno municipal en las que se promovió electoralmente la invasión de terrenos en zonas de riesgo y baldíos de propiedad del Estado e incluso de algunos particulares, es una decisión política con gravísimas consecuencias jurídicas, que contradice abiertamente no solo claro mandatos legales sino la voluntad manifiesta y las enormes inversiones previstas en el Plan de Desarrollo del gobierno central para devolverle a los cauces de agua sus áreas de cesión, a fin de prevenir las reiteradas emergencias humanitarias que tantas muertes y daños materiales le han causado a nuestras poblaciones más vulnerables y olvidadas.

 

Huelga decir que la construcción de esta vía solo le conviene a:

 

A) Algunos directivos de la privatizada empresa estatal petrolera, que ansían — con delirios de pastores iluminados por el señor de los bolsillos — llenar con filas y más filas de carro tanques a nuestro olvidado centro histórico, para que terminen de contaminar el poco aire que aún es respirable en las inmediaciones urbanas de su arcaica y polucionada refinería, en esa diaria y permanente puja mercantil para entrar primeros al viejo llenadero.

 

B) A la caterva de novísimos contratistas viales, jubilados de tantas guerras inhumanas y herederos del tremor de sus botas y botines; cuyas chequeras y bolsillos salivan en exceso haciendo la cuenta de los márgenes en la arena y el cemento a despecho del derecho a la verdad, la justicia y la reparación de nuestras miles de víctimas.

 

C) A la vieja guardia, —debo decir guarida, por lo manida y rancia— de políticos que usufructuaron este trillado y filoso caballito de batalla electoral, que todavía emociona los vibratos de algunos agitadores comunales que — montados en tarimas, henchidos de cerveza y vallenatos y emulando a bigotes —insisten en hacernos reír con el mismo viejo y gastado chiste.

 

Dan es lástima.

 

Por: Ricardo DURAN SERRANO