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Mujer de cine

Patricia Cardoso, premiada en el Festival de San Sebastián con su película 'Las mujeres de verdad tienen curvas', se consolida como la directora colombiana con mayor proyección.

6 de octubre de 2002

Solo una cosa le impidió a Patricia Cardoso viajar a España a recibir el premio de la Juventud del Festival de cine de San Sebastián por su película Las mujeres de verdad tienen curvas: sus siete meses de embarazo. En diciembre dejará por un tiempo su exitosa carrera como cineasta para emprender el camino de la maternidad.

Patricia es una mujer que ha recorrido como antropóloga varios caminos, sobre todo de Colombia. Durante sus viajes por Santander, los Llanos Orientales y Ciudad Perdida se dio cuenta de que tenía que contar historias y que la mejor forma de hacerlo es a través del cine, que reúne sus tres pasiones: la música, la escritura y el teatro.

Concursó por becas de cine en España, Cuba, Francia y hasta China, y logró una de la Fundación Fullbright para la Universidad de California en Los Angeles (Ucla), en Estados Unidos, país al que había jurado no volver después de un traumático intercambio estudiantil a los 17 años.

Sin embargo decidió incumplir su promesa para terminar algo que había empezado a los 9 años cuando hizo su primera película en una cajita de cartón con un hueco en la mitad y dos palillos por los que giraba un papel en el que estaban dibujadas las imágenes de "Vacas gordas, vacas flacas" inspirada en la mala situación económica de sus papás, dos arquitectos que siempre apoyaron la vocación artística de sus hijas Patricia y María Fernanda, quien siguió el camino de las artes plásticas.

Leyendo un libro del director Milos Forman, Patricia entendió que para hacer cine se necesitaba talento, perseverancia y sobre todo algo que no tenía: paciencia. Aprendió a tenerla durante los tres años que duró la realización del cortometraje El reino de los cielos, con el que obtuvo el Oscar estudiantil en 1996.

Comenzó a hacer esta cinta en 1992 con la plata que había ganado en un concurso de Focine por su cortometraje Cartas al niños Dios, que filmó en un estudio con dos paredes y en el que contó con la colaboración de su hermana. Pero este dinero no fue suficiente y para terminar de producir su segundo corto adquirió una deuda que logró pagar después de un año de trabajo en el Instituto de Sundance.

Su paciencia continuó poniéndose a prueba cuando tuvo que esperar siete años para hacer su primer largometraje, Las mujeres de verdad tienen curvas, película que, según su directora, despierta tantos sentimientos en el público que en algunas escenas la gente grita y aplaude de emoción y que ya ha recibido el premio del público en el Sundance Festival y el premio a la juventud del Festival de San Sebastián. Además de dedicarse a ser madre, Patricia tiene planeado hacer algún día una película colombiana inspirada en su padre, y que ya tiene como escenario el Cementerio Central de Bogotá.